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Lo prometido es deuda…, y así continúo hoy comentando un poco más sobre este tema que, cada vez con más frecuencia, se introduce en nuestros entornos, en nuestras familias, en nuestras conversaciones.
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Lo prometido es deuda…, y así continúo hoy comentando un poco más sobre este tema que, cada vez con más frecuencia, se introduce en nuestros entornos, en nuestras familias, en nuestras conversaciones.
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Cuando la palabra “cáncer” aparece en nuestra mente, es fácil notar un cierto escalofrío, una cierta angustia vital porque, quien más quien menos, hemos visto o sentido en nuestras carnes las consecuencias de los dramáticos zarpazos que esa manera de enfermar ha causado en alguien cercano o querido.
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Uno de los hechos que se pueden constatar en la vida es que las cosas cambian sin cesar… Entonces, ¿cómo es posible que vengamos predestinados a vivir dentro de un esquema genético rígido? Incluso, cuando miramos la posición de los astros en nuestra Cartas Natales, vemos que es ésa y sólo ésa la conformación de nuestra naturaleza humana…
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Siendo una realidad innegable, cada vez la veo más clara: estamos viviendo entre la vida y la muerte, logrando durante el proceso una suerte de equilibrio, las más de las veces, inestable.
Ayer ofrecí una Charla-Coloquio en la que presenté el tema “Infancia y Educación, en el camino de la Evolución”. Esta charla-coloquio tuvo lugar en el Palacio del Condestable en el Casco Viejo de Pamplona, propiciada por la Asociación Tximeleta para la innovación educativa, sustento administrativo de la escuela libre “Tximeleta”.
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Ayer, mientras volvía de la consulta a casa, me enteré del fallecimiento de dos personajes que han sido motivo de dimes y diretes del españolito de a pie durante muchos años: Sarita Montiel y José Luis Sampedro.
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Ya de vuelta de un viajecito artístico por Sicilia, voy a escribir unos párrafos sobre algo que me parece muy interesante de realizar en estos tiempos tan revueltos socialmente: el consultar la opinión de la población.
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Al acabar esta semana, si tuviera que resumirla, diría que sólo veo pentagramas, notas musicales por doquier y el idioma de Göethe… y es que ayer terminó una fase de conciertos con el tema del Requiem Alemán, de Johannes Brahms.
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No sé si soy un bicho raro (me parece que sí) o la sociedad vive en la inopia (me parece que también). Hoy acabo de leer en el diario digital “El Confidencial” en siguiente titular: “Las enfermedades que vienen (y que no se cuentan al médico)”.
El tiempo no corre sino vuela, como aquel velero bergantín del poema… Enfrascado en diversas actividades, ha trascurrido sin enterarme. A la hora de poner un título a esta entrada, de entre los temas tan diferentes que se mueven en la trastienda, he elegido “el inconsciente”, esa gran masa oculta debajo del iceberg de nuestra aparente realidad.