Agua Embotellada
Recientemente, mi amiga Ana L. (gracias, Ana) me envió una noticia, sin fecha, referente al agua embotellada en plástico y su fácil contaminación con el metal Antimonio. A partir de ahí, busqué en la red qué había escrito de este tema, y llegué a un artículo del suplemento «Crónica» del diario «El Mundo» del 19/03/2006, y a otro del mismo diario, de fecha 24/02/2008.
De ambos artículos voy a entresacar unas cuantas informaciones para general conocimiento del uso que habitualmente hacemos (yo también me incluyo, aunque un poquico menos) del agua embotellada.
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¿Sabemos lo que bebemos? A juicio del químico William Shotyk, no. Este reputado científico de la Universidad alemana de Heidelberg, un auténtico Sherlock Holmes de la contaminación, sostiene en su última investigación que tanto el agua como los refrescos envasados en botellas de plástico no son tan saludables como parece. Estos populares recipientes contienen, según Shotyk, un metal, el antimonio, potencialmente tóxico y capaz de provocar vómitos y desarreglos en el sistema nervioso, entre otros riesgos para la salud. El camino, explica el químico, es siempre el mismo: el veneno pasa del plástico al líquido de forma similar a como lo hace el contenido de una bolsita de té en una taza de agua.
«No tengo la menor duda sobre el resultado de mis estudios. Es más, pienso que alguien debería buscar alternativas a las botellas PET, que son los plásticos más usados por la industria de bebidas, y desarrollar una botella biodegradable, que no contamine ni las bebidas ni el medio ambiente».
«La gente compra agua embotellada porque piensa que es mejor para su calidad de vida. Pero yo creo que los consumidores deberían tener todos los datos y luego tomar sus propias decisiones. Cuando se llevan a casa una botella de agua mineral, lo que hacen es comprar una imagen de pureza, que la publicidad se encarga de venderles». «A la gente no se le debe engañar».
En un estudio publicado en la revista Royal Society of Chemistry Journal analiza 48 marcas comerciales de agua mineral que se comercializan en Europa (incluidas tres españolas) y 15 canadienses. «Todas las botellas que estaban fabricadas con polietileno tereftalato, el PET, desprendían antimonio». «Cuanto más tiempo permanece el líquido en la botella, mayor es la concentración de este veneno» (después de tres meses de almacenamiento, la presencia de antimonio se duplica).
Las dos terceras partes de este tóxico disponible en el mercado se destinan a la fabricación de productos ignífugos/retardantes, textiles y plásticos (entre ellos, el mentado PET).
El agua embotellada se ha convertido en la segunda o tercera mercancía (legal) que más dinero mueve en el mundo, después del petróleo y el café, asegura Fountainhead, la consultora australiana de marketing de bebidas. El resultado es que los habitantes del planeta beben 148.000 millones de litros anuales, según la multinacional de la alimentación Nestlé. Alrededor del doble que en 1996, y se gastan unos 84.000 millones de euros cada año.
La bióloga Adela López, adscrita al departamento de Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Navarra sostiene que«los niveles de concentración de antimonio encontrados en las botellas de agua mineral analizadas por Shotyk están muy lejos incluso del máximo permitido y aún más alejados de la cantidad letal».«Como en todo lo que concierne a la seguridad de los productos que ingerimos, debemos ser cautelosos».
A continuación, unos datos de aquí y de allá.
- Cada español consume unos 140 litros al año de agua embotellada.
- Alrededor de 5.200 millones de litros en total.
- España es el cuarto país de Unión Europea que más agua envasada gasta por habitante.
- Los italianos son los que beben más, seguidos de alemanes y franceses.
- De cada 100 botellas vendidas en España, tres contienen agua del grifo.
- Las tres cuartas partes de las botellas disponibles en el mercado contienen simple y llanamente agua del grifo purificada, a la que se llegan a añadir ciertos elementos para poder etiquetarla como mineral.
- Sólo el 3% del agua existente en el planeta es agua dulce; es decir, apta para el consumo, por lo que, si se requieren 2.000 litros para fabricar un kilo de plástico (40 litros van sólo en una botella de un tercio de litro), cada español desperdicia indirectamente 13.600 litros de un agua que, tras el proceso de fabricación de las botellas, queda prácticamente inservible.
- Para fabricar un plato grande se necesitan – 6 litros de agua.
- Para fabricar el embalaje de un bocadillo se necesitan – 8 litros de agua.
- Para fabricar un vaso de 150 ml. se necesitan – 10 litros de agua.
- Para fabricar una botella de 330 cl. se necesitan – 40 litros de agua.
- Para fabricar una botella de un litro se necesitan – 80 litros de agua.
- Para fabricar una botella de cinco litros se necesitan – 350 litros de agua.
El ministro británico de Medioambiente, Phil Woolas, publicó el pasado domingo (estamos hablando de un artículo publicado en Febrero de 2008) en The Mail on Sunday un artículo sobre el despilfarro de agua en el que, entre otras cosas, decía: «En el proceso de producción, se requieren siete litros de agua para fabricar una simple botella de litro de plástico. Y muchas de las botellas terminan en nuestros ríos y canales, creando una versión en miniatura de la vorágine de botellas y otros residuos plásticos que se arremolinan en nuestros grandes océanos».
Su ecuación, siete litros para una botella de uno, palidece frente a las que lleva tiempo contando a sus alumnos un docente español, José Luis Garrido, profesor de Biología en el IES Carrús de Elche: para fabricar un vaso de 15 mililitros, asegura, hacen falta 10 litros de agua. Para una botella de un litro, 80; para envolver en plástico un bocadillo, ocho litros… y así hasta el vértigo.
Hace unos meses y en vista de que «las nuevas generaciones, que han vivido siempre en la opulencia, se han olvidado del significado y la importancia del ahorro», José Luis Garrido publicó un artículo en la revista del Instituto, donde denunciaba el monstruoso gasto de agua que genera la industria del plástico -por cierto, una de las que más dinero y beneficios mueve en todo el mundo-, intentando paliar el, según el profesor, vergonzoso silencio mediático que, ni siquiera en el tiempo del cambio climático, se preocupa por este tema.
«La cosa está muy clara -asegura-. A nadie le interesa que la gente sepa. Hay multitud de intereses económicos en juego: por una parte, el de las petroleras (sólo en España, se consumen más de 330.000 barriles para la fabricación de botellas de agua); y, por otro, el de las marcas de agua embotellada, que fomentan la moda creciente (en la década de los 70, se ingerían 1.000 millones de litros de agua al año en el mundo; hoy, la cifra ha aumentado hasta los 155.000) de beber agua mineral, que supuestamente es más sana».
Desde que nos levantamos y hasta que nos acostamos, nuestro consumo de plástico es irracional y, muy a menudo, frívolo e innecesario: el plástico está presente en el tetrabrick de leche, en el embalaje del pan de molde para la tostada, en los artículos de higiene (botellas de champú y gel, cosméticos, cepillo de dientes), en las perchas de las que colgamos la ropa, etc. Es decir, cada día y antes de salir de casa, hacemos un flaco favor a la Naturaleza y nos lo hacemos, por ende, a nosotros mismos, que dependemos del agua como fuente esencial de vida.
Pero, dejando a un lado los motivos ecológicos y agarrándonos al bolsillo, el agua mineral constituye una nueva aberración en cuanto al precio: 100 metros cúbicos de agua del grifo cuestan tanto como un litro y medio de agua embotellada.Salud para ti y los tuyos.