Alternativa a los Fármacos
Ayer leí un informe en «eldiario.es» que ya tiene unos días (es del 4 de marzo 2022) sobre el excesivo consumo de medicamentos que sufre España hoy en día. El informe se titula «España cada vez más medicada»
Pero, aunque el tema se está agigantando desde el advenimiento de la bendita pandemia, la cosa viene ya de lejos. Voy a mostrar, a grandes rasgos, los puntos principales del informe.
Como es habitual, voy a colgar a continuación el vídeo sobre este texto, dedicado a las personas que prefieren escuchar a leer.
Se comenta que desde 2005 a 2015, las personas que consumen más de 3 fármacos diariamente han subido desde un 2’5% a un 8’4% de la población.
Como dice un experto en el informe, las personas confían en que van a ser una serie de fármacos los que les van a eliminar los malestares tanto físicos como psicológicos de forma inmediata. Y si no vale un fármaco… que sean 2-3…
Los datos del informe se basan en los medicamentos adquiridos con receta en las farmacias. Pero se calcula que el 23% de los españoles se automedica, por lo que los datos del informe puede que estén bastante infravalorados si los comparamos con los datos de la vida real.
- El consumo de analgésicos ha crecido en un 50% desde los últimos 10 años. Aquí se incluyen desde el paracetamol hasta los opiáceos de alto poder adictivo.
- Fentanilo (de poder muy superior -x100- a la morfina) Este opioide, trágicamente conocido por ser utilizado en las sedaciones de los ancianos en las residencias-mortuorios durante la primavera 2020, lo tenemos en el ranking de superventas. Somos el tercer país de mayor consumo en el mundo tras EEUU (donde han muerto 100.000 personas por su intoxicación durante el último año) y Alemania. Su consumo ha aumentado en los últimos 7 años un 53%.
- Aunque el ibuprofeno y demás antiinflamatorios han disminuido sus ventas si los comparamos a 10 años vista, su consumo ha crecido un 10% entre el año 2020 y 2021 (¿un posible efecto pandémico?).
- Capítulo ansiolíticos (coloquialmente, los tranquilizantes). En un informe de la Junta de Fiscalización de Estupefacientes realizado en 2019, España fue el país de mayor consumo mundial de benzodiacepinas (base principal de estos compuestos).
- El aumento del consumo de ansiolíticos ronda un 15% en 10 años, pero es una subida que no cesa. Edito la siguiente figura con una indicación de la pendiente sobreañadida en estos dos últimos años al crecimiento que ya traíamos.
- La causa aparente de este desbocamiento han sido los miedos y ansiedades generadas directa o indirectamente por el proceso pandémico. Y me pregunto yo: ¿A los responsables y a los periodistas de los medios de comunicación no les chirriarán los oídos con estas cifras? ¿Serán capaces de dormir bien?
- Los antidepresivos también se han disparado un 37% al alza en las ventas durante la última década. En 2021 los toman 92 de cada 1.000 personas.
- Capítulo especial el de los mal llamados «gastroprotectores» (Omeprazol y similares). En primer lugar, como bien apunta un experto en el informe, es necesaria una aclaración: estos fármacos no protegen la mucosa digestiva (como habitualmente se comenta a la hora de prescribirlos). Sólo inhiben la secreción ácida y tienen sus propias interacciones con otras sustancias, incluso con la absorción de sustancias necesarias para nuestro organismo como el magnesio.
- Pues el Omeprazol y compañía son los segundos fármacos más vendidos en España (72 millones de cajas en 2021). Ya se les da a las personas polimedicadas por sistema. Por si acaso el estómago protesta con los potingues recomendados por los médicos de turno. En España consumimos tres veces más de estos fármacos que en los países de nuestro entorno, no teniendo mayor incidencia en patología digestiva que ellos.
- Los fármacos (Estatinas y similares) cuyo objetivo es el llamado «Colesterol malo» y los Triglicéridos son el tercer grupo de fármacos en superventas con la friolera de 70 millones de cajas en 2021. Su consumo ha aumentado un 22% en los últimos dos años. Parece que no importa que el colesterol esté siendo cuestionado como causa de la enfermedad cardiovascular…
- Aunque en el artículo de eldiario.es no lo señalan, ha tenido un incremento notable el consumo de fármacos frente a la hipertensión arterial y la insuficiencia cardiaca (fármacos betabloqueantes): un 73% entre 2010 y 2021. Además, podríamos hablar de otros fármacos antihipertensivos, fármacos para disminuir la glucosa en sangre (aumento del 45%, sin contabilizar las insulinas)… y un largo etcétera.
- El único grupo que ha descendido su venta con receta de manera clara es el de los antibióticos (-25% desde 2020 a 2019), tal y como se puede observar en la siguiente gráfica reeditada por mí para remarcar el gran descenso último.
¿Qué puedo decir de este conjunto de cifras tan espeluznante? ¿Hacia dónde va la población española? Estamos en una sociedad que no posee capacidad de sufrimiento ni el sentido común suficiente y necesario como para darse cuenta de que, así como los niños no vienen de París, los dolores, las molestias, los síntomas no caen del cielo por azar.
Se utiliza el consultorio de atención primaria como el recurso fácil que va a enfocar la «solución» de la situación en la toma de uno o varios fármacos. Y son mis propios compañeros de profesión los que han construido este esperpento. Sí, tal cual.
¿Cómo es posible que en 7-10 minutos un médico pueda siquiera reconocer a la persona y acercarse a lo que le puede estar pasando… y mucho menos orientar hacia una solución adecuada?
Además, estamos viviendo en una sociedad medicalizada. Desde que una persona nace hasta sus últimos estertores, pasa por una medicalización impasible con unos productos farmacéuticos que no son inteligentes de por sí. Nuestras propias sustancias sí saben qué hacer, en qué momento, en qué lugar y durante cuánto tiempo… Los fármacos no.
Si alguien acude a un médico por cualquier motivo, va a salir con algún diagnóstico de alguna dolencia. Sí o sí. Con las pruebas complementarias, de cribado, análisis, radiología… van a buscar cualquier patología, cualquier cosa que no funcione como marcan los estándares actualizados… y la van a encontrar. Sí o sí. Y, acto seguido, le va a dar la o las recetas consiguientes para neutralizar o suavizar la molestia diagnosticada.
Tal y como expone abiertamente el Dr. Antoni Sitges-Serra, jefe de Cirugía del Hospital del Mar de Barcelona y catedrático de Cirugía en la Universidad Autónoma de Barcelona en el título de una sus publicaciones: «Si puede, no vaya al médico».
Dice también este ilustre colega en la introducción de su libro que la medicina del siglo XXI se está empeñando en matar a la muerte… ¿Qué pasa con los ancianos? Que se van pertrechando de los fármacos que se les ha ido recomendando por el camino… hasta poseer en sus mesillas de noche unas auténticas farmacias ambulatorias. Pero estos temas dan para otro artículo.
Todos somos los responsables últimos de lo que nos pasa, en mayor o menor proporción. Claro que es muy cómodo tomarse una pastilla para difuminar el síntoma… pero eso no nos debe llevar a engaño: los fármacos no curan. Sólo es uno mismo quien puede poner el proceso de sanación en marcha… o no.
Yo ya hace unos veinte años que no uso ninguna medicación ni remedio en mi práctica profesional como médico. ¿Cómo es eso posible? ¿Un médico que no receta ninguna sustancia? Pues así es. Como también es evidente que la persona que viene a mí o bien ya sabe previamente o lo va a aprender muy pronto que en el proceso de reversión de síntomas, enfermedades o conflictos, una parte fundamental va a correr de su cuenta. Yo le voy a ayudar acompañándole en el camino.
Mi labor es facilitar esa conexión entre las personas enfermas o conflictuadas y el proceso que internamente ha producido esos desenlaces. ¿La finalidad? Que la persona se haga dueña conscientemente de la situación y solucione sus conflictos base.
En mi experiencia personal veo que sólo así vamos a lograr construir una sociedad autónoma, no dependiente de fármacos, personas o instituciones. Sólo así vamos a ser soberanos de nuestra propia Salud. Y no hay que olvidar que Salud no sólo es la ausencia de enfermedad.
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Salud para ti y los tuyos
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