Covid, ¿Todo es Falso? (1)
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Para una persona normal y corriente, para un ciudadano que se limita a vivir en el marco que la sociedad le brinda y no meterse en líos… este título puede generar un rechazo absoluto, tanto al artículo (y pasará de leerlo) como al autor del mismo.
El artículo ya ha sido publicado por navarradigital.es. Pero, antes de nada, a continuación, voy a incrustar el vídeo de este texto, para las personas que prefieren escuchar mejor que leer.
Hace unos días, me llegó por diferentes vías un artículo titulado «La larga y deliberada preparación del SARS-CoV-2 y sus «vacunas»» divulgado por la revista uruguaya «Extramuros». Este título me intrigó.
Y como ya tengo el «culo pelado» ante la gran perversidad por la que está rodeada la sociedad y de la enorme capacidad de generar tropelías de los amos del mundo, me lancé a su lectura con la incógnita sobre qué más puede suceder de lo que ya he leído anteriormente.
Y sí, todavía pueden pasar cosas que ni nos las imaginamos.
El artículo es la transcripción de una entrevista al Dr. David E. Martin, Director de M-CAM, una empresa de control de patentes de innovación en todo el mundo. El vídeo de la entrevista (en inglés) lo podéis ver clicando este enlace.
Voy a enumerar los subtítulos del artículo y, a continuación, dejaré el texto de la entrevista. Antes de nada, tres advertencias:
- En el artículo del que tomo la entrevista ya se había suprimido alguna repetición y también alguna pregunta sin aparente interés.
- Como soy bastante tiquismiquis con las presentaciones y su estética, me he permitido modificar la estructura de los párrafos del artículo original, puesto que muchos eran demasiado largos para mi modo de ver.
- Como la entrevista es muy larga… pero no tiene desperdicio, la voy a dividir en tres partes. Las dos siguientes las publicaré en días sucesivos.
Ideas clave:
- La supuesta «novedad» del SARS CoV-2 no es tal. Existen 73 patentes otorgadas a diversas farmacéuticas desde hace más de una década para explotar comercialmente esta «pandemia». Le presentamos todos los documentos.
- Durante dos décadas al menos el mundo farmacéutico viene preparando lo que está pasando.
- Todo lo que se dice que es «novedoso» en esta versión del virus -sitio de clivaje polibásico, dominio de unión al receptor de ACE2, y proteína espiga- es conocido y hay patentes emitidas para aprovecharlo lucrativamente desde hace muchos años.
- Ni virus natural, ni escape de laboratorio.
- El concepto «Nueva Normalidad» fue introducido en 2004. Se viene trabajando en la conceptualización y respuesta a un fenómeno de suelta deliberada de un SARS desde hace décadas.
- La OMS presentó su «manual» sobre cómo manejar la situación en setiembre de 2019, recogiendo experiencia acumulada durante quince años.
En una entrevista planteada por los coordinadores del Comité Alemán de Investigación del Coronavirus, el Dr. David E. Martin da detallada cuenta de la investigación que, como experto mundial en patentes de innovación, realizó en el último año. Participan el Dr. Reiner Fuellmich, el Dr. Wolfgang Wodarg, la Dra. Viviane Fischer, y el Dr. Martin Schwab.
Dr. Reiner FUELLMICH: David… Comencemos por presentarle. Sé que es usted el presidente de M-CAM International Innovation Risk Management. Pero eso no le dice a mucha gente en qué actividad se desempeña.
Dr. David E. MARTIN: Sí, bueno, desde el punto de vista corporativo, somos desde 1998 el mayor asegurador mundial de activos intangibles, utilizados en las finanzas en 168 países. En la mayoría de los países del mundo ofrecemos sistemas de suscripción que incluyen todo el corpus de todas las patentes, solicitudes de patentes, subvenciones federales, registros de adquisiciones, es decir, registros gubernamentales, etc.
Tenemos la capacidad no sólo de rastrear lo que está sucediendo y quién está involucrado en lo que está sucediendo, sino que hacemos seguimiento de una serie de intereses temáticos, para una variedad de organizaciones e individuos, así como para nuestro propio uso comercial.
Como usted probablemente sabe, mantenemos tres índices de acciones globales, que son los índices de acciones de gran y mediana capitalización de mayor rendimiento en todo el mundo. Así que nuestro negocio es supervisar la innovación que está ocurriendo en todo el mundo y, específicamente, supervisar la economía de esa innovación, el grado en que esto está sirviendo a los intereses financieros, cómo se están moviendo los intereses corporativos, etc. Así pues, nuestro negocio es el de la innovación y su financiación.
FUELLMICH: Comprendido…
1 No existe ningún «nuevo» coronavirus
MARTIN: Muy bien. Entonces, y desde el punto de vista de esta presentación, como usted sabe hemos revisado las más de 4.000 patentes que se han emitido en torno a SARS coronavirus. Y hemos hecho una revisión muy completa de la financiación de todas las manipulaciones del coronavirus, las que dieron lugar al SARS como subclado de la familia del coronavirus beta.
Lo que quisiera hacer es darle una rápida visión general de la línea de tiempo, porque no vamos a pasar por 4.000 patentes en esta conversación, pero le he enviado a usted y a su equipo un documento que es excepcionalmente importante.
Se hizo público en la primavera de 2020. Este documento, que usted tiene y puede ser publicado en el registro público, es bastante crítico en el sentido de que tomamos la secuencia genética reportada, que se dijo que fue aislada como un nuevo coronavirus, e indicada como tal por el ICTV, el Comité Internacional de Taxonomía de los Virus, de la Organización Mundial de la Salud.
Tomamos las secuencias genéticas reales que fueron reportadas como nuevas, y las revisamos contra los registros de patentes que estaban disponibles en la primavera de 2020. Y lo que encontramos, como verán en este informe, son más de 120 pruebas patentadas que sugieren que la declaración de un nuevo coronavirus era en realidad una falacia completa. No había ningún coronavirus nuevo.
Hay innumerables y muy sutiles modificaciones de las secuencias de coronavirus que han sido cargadas. Pero no se encontró ningún coronavirus nuevo identificado en absoluto. De hecho, encontramos registros, en los archivos de patentes, de secuencias atribuidas a lo que se consideró ahora novedoso, que se remontaban a patentes que se solicitaron ya en 1999. Así que esto no era ninguna novedad. En realidad no sólo no era novedoso el año pasado, sino que no ha sido algo novedoso por más de dos décadas. Pero vamos a hacer un breve recorrido por el panorama de las patentes para asegurarnos de que la gente entiende lo que pasó.
2 La proteína spike está patentada hace 21 años
Como saben, hasta 1999, la actividad de patentes en torno al coronavirus era algo que existía y se aplicaba exclusivamente a las ciencias veterinarias. La primera vacuna patentada para el coronavirus fue en realidad buscada por Pfizer. Me refiero a la aplicación [a una patente] tendiente a la primera vacuna para el coronavirus, la cual consistía específicamente en esta proteína S, o espiga (spike). Es exactamente lo mismo que, supuestamente, nos hemos apresurado a inventar ahora. La primera solicitud fue presentada el 28 de enero de 2000. Hace veintiún años.
De modo que la idea de que misteriosamente nos tropezamos con la forma de intervenir en las vacunas no sólo es ridícula, sino que es increíble. Porque Timothy Miller, Sharon Clapford, Albert Paul Reed y Elaine Jones, el 28 de enero de 2000, presentaron lo que en última instancia se emitió como la patente de EE.UU. 6372224, que era la vacuna contra el virus de la proteína de la espiga: una vacuna para el coronavirus canino, que es en realidad una de las múltiples formas de coronavirus.
Pero, como he dicho, los primeros trabajos hasta 1999 se centraron en gran medida en el ámbito de las vacunas para animales. Los dos animales que recibieron más atención, se reflejan probablemente en los trabajos de Ralph Baric sobre los conejos, y la cardiomiopatía de los conejos, que se asoció con problemas importantes entre los criadores de conejos. Y luego, en el trabajo de Pfizer, el coronavirus canino, para identificar cómo desarrollar esencia del guion de la proteína S para las candidatas a vacuna de la proteína.
Esto nos muestra una evidencia obvia, que dice que ni el concepto de la vacuna de coronavirus, ni el principio del coronavirus mismo, como patógeno de interés con respecto al comportamiento de la proteína espiga, es nada novedoso en absoluto. De hecho, tiene 22 años de antigüedad, según los registros de patentes.
3 SARS CoV explorado como vehículo para vacuna HIV y su ganancia de función inicial
Lo que es más problemático, y más grave, es que Anthony Fauci y el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) encontraron que debido a su maleabilidad, el coronavirus resultaba un candidato potencial para las vacunas contra el VIH. De modo que el SARS [Severe Acute Respiratory Syndrome: Síndrome Respiratorio Severo Agudo] no es en realidad una progresión natural de una modificación genética del coronavirus.
De hecho, muy específicamente en 1999, Anthony Fauci financió una investigación en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, específicamente para crear… -y uno no puede sino lamentar lo que voy a leer, porque esto viene directamente de una solicitud de patente presentada el 19 de abril de 2002; y sí, has oído bien la fecha: 2002. En esa patente, entonces, el NIAID dice haber creado un «coronavirus infeccioso de replicación defectuosa» [an infectious, replication defective, coronavirus«], ajustado específicamente al epitelio pulmonar humano. En otras palabras, construimos la enfermedad SARS, y lo patentamos el 19 de abril de 2002.
Esto fue antes de que hubiera un supuesto brote en Asia que, como saben, ocurrió varios meses después.
4 La conversión del SARS CoV en un arma biológica
Esa patente se emitió como patente de los EE.UU. 7279327. Ella establece claramente en la secuenciación de genes muy específicos, el hecho de que sabíamos que el receptor de la ACE, el dominio de unión ACE2, la proteína espiga S1, y otros elementos de lo que hemos llegado a conocer como este flagelo patógeno, no sólo fueron diseñados, sino que pueden ser modificados sintéticamente en el laboratorio, utilizando nada más que las tecnologías de secuenciación de genes, tomando el código informático y convirtiéndolo en un patógeno, o un intermedio del patógeno.
Y esa tecnología se financió exclusivamente, en los primeros tiempos, como un medio por el cual podríamos aprovechar realmente el coronavirus como vector para distribuir una vacuna contra el VIH.
OK. Pero luego, la cosa empeora. A mi organización se le pidió que vigilara las violaciones del Tratado de Armas Biológicas y Químicas en los primeros días del año 2000. Usted recordará los eventos de ántrax en septiembre de 2001.
Nosotros formamos parte de una investigación que dio lugar a la investigación del Congreso, no sólo sobre los orígenes del ántrax, sino también sobre lo que era un comportamiento inusual en torno a la droga ciprofloxacin de Bayer, que era un medicamento utilizado como tratamiento potencial para el envenenamiento por ántrax.
Y a lo largo del otoño de 2001, comenzamos a monitorear un enorme número de patógenos bacterianos y virales que estaban siendo patentados a través de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), el NIAID, el AMRIID, que es el programa de enfermedades infecciosas de los servicios armados de los Estados Unidos, y una serie de otras agencias a nivel internacional que colaboraban con ellos.
Y nuestra preocupación era que el coronavirus, estaba siendo visto no sólo como un potencial agente manipulable para su uso potencial como vector de vacunas, sino que también estaba siendo claramente considerado como un candidato a arma biológica.
De modo que nuestro primer informe público sobre esto tuvo lugar antes del brote de SARS, a finales de 2001. Ustedes se pueden imaginar lo decepcionado que estoy al estar sentado aquí 20 años después, habiendo señalado 20 años antes que había un problema que se avecinaba en el horizonte con respecto al coronavirus.
5 La detección por RT-PCR patentada también
Pero después del supuesto brote, y siempre diré supuesto brote porque creo que es importante que entendamos que el coronavirus, como patógeno circulante dentro del modelo viral que tenemos, en realidad no es nuevo en la condición humana, ni es nuevo en las últimas dos décadas. En realidad ha sido parte de la secuencia de proteínas que circula desde hace mucho tiempo.
Pero el presunto brote que tuvo lugar en China en 2002, hasta 2003, dio lugar a una presentación ante la oficina de patentes muy problemática, en abril de 2003, por parte del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC). Y este tema es de vital importancia para precisar bien los matices. Porque además de presentar la secuencia genética completa de lo que se convirtió en el coronavirus del SARS, lo que en realidad es una violación de la Sección 101 del Código 35 de los Estados Unidos -porque uno no puede patentar una sustancia que ocurre naturalmente.
Tal violación de la Sección 101 del Código 35 de los Estados Unidos resultó en la patente número 7220852. Ahora bien, esa patente también tenía una serie de patentes derivadas asociadas a ella. Éstas son solicitudes de patentes que se separaron porque eran de materia patentable múltiple. Éstas incluyen la patente de EE.UU. 7776521. Estas patentes no sólo cubrían la secuencia del gen del coronavirus del SARS, sino que también cubrían los medios para detectarlo utilizando la RT PCR.
Ahora bien, la razón por la que esto es problemático es que si uno posee tanto la patente del gen en sí, como la patente de su detección, uno obtiene una astuta ventaja para poder controlar el 100% de la procedencia no sólo del virus en sí, sino también de su detección. Lo que significa que se tiene el control total, tanto científico como respecto de lo que se comunica.
Y esta patente, buscada por el CDC, fue supuestamente justificada por su equipo de relaciones públicas como solicitada para que todo el mundo fuera libre de poder investigar el coronavirus. El único problema de esta afirmación es que es una mentira. Y la razón por la que afirmo que es una mentira es que la oficina de patentes, no sólo una sino dos veces, rechazó la patente de la secuencia genética como no patentable, porque la secuencia genética ya era de dominio público.
En otras palabras, antes de que los CDC solicitaran la patente, la oficina de patentes encontró un 99,9% de identidad con el coronavirus ya existente, registrado en el dominio público. Y pasándole por encima al rechazo del examinador de patentes, y después de haber pagado una «multa de apelación» en 2006, y en 2007, el CDC anuló el rechazo de las oficinas de patentes, y finalmente, en 2007, consiguió que se le otorgase esa patente del coronavirus del SARS.
De modo que todas las declaraciones públicas que el CDC ha hecho diciendo que esto era de interés público resultan ser falsas, al ver este pago-soborno a la oficina de patentes. Esto no es algo sutil. Y para empeorar las cosas, pagaron una tasa adicional para mantener su solicitud privada. Si uno trata de poner información a disposición de la investigación pública, uno no paga una tasa extra para mantener esa información privada.
Ojalá me pudiera haber inventado todo lo que acabo de decir. Pero todo eso está disponible en el Registro Público de Archivos de Patentes que cualquier persona en la audiencia puede revisar. Y el Public Pair -como se le dice a la Oficina de Marcas y Patentes de los Estados Unidos– tiene no sólo las pruebas, sino también los documentos reales -que tengo también en mi poder.
6 El CDC en negociados de información confidencial con farmacéuticas
Ahora, esto es críticamente importante. Es críticamente importante porque los «verificadores de hechos» (fact-checkers) han declarado repetidamente que el nuevo coronavirus, designado como SARS CoV-2 es de hecho distinto de la patente que tiene el CDC.
Y aquí hay tanto un problema genético, como de la patente. Si usted mira la secuencia del gen que es presentado por el CDC en 2003, de nuevo en 2005, y luego de nuevo en 2006, usted encuentra identidad de entre el 89 y el 99% de las superposiciones de secuencias que se han identificado en lo que se llama el nuevo subclado de SARS CoV-2.
Lo que sabemos es que el núcleo de la designación del coronavirus del SARS, que es en realidad el clado de la familia de los betacoronavirus y el subclado que se ha llamado SARS CoV-2, para ser tales, tienen que superponerse desde un punto de vista taxonómico. No se puede poner la designación de «SARS» a una cosa sin que, primero, ésta cosa sea SARS.
Así que la falsa «comprobación de hechos» que se ha proclamado diciendo que, de alguna manera u otra, el CDC no tiene nada que ver con esta patente en particular, o este patógeno en particular, está más allá tanto de la credibilidad literal de las secuencias publicadas, y también está más allá de lo creíble cuando se trata de la taxonomía del ICTV. Ésta establece muy claramente que esto es, de hecho, un subclado del clado llamado coronavirus del SARS.
Ahora bien, lo importante es que el 28 de abril -y escuchen la fecha con mucha atención porque esta fecha es problemática-, tres días después de que el CDC presentara la patente del coronavirus del SARS en 2003, tres días después, Sequoia Pharmaceuticals -una compañía que se estableció en Maryland-, el 28 de abril de 2003 presentó una patente sobre agentes antivirales y tratamiento y control de infecciones por coronavirus. El CDC presentó tres días antes, y el tratamiento estuvo disponible tres días después.
Ahora, pensemos en esto por un segundo.
FUELLMICH – ¿Quién es Sequoia Pharmaceuthicals?.
MARTIN: Bueno. Ésa es una buena pregunta, porque Sequoia Pharmaceuticals y finalmente Ablynx Pharmaceuticals se convirtieron en parte de Pfizer, Crucell y Johnson & Johnson.
FUELLMICH: Caramba…
MARTIN: Así que hagámonos una simple pregunta. ¿Cómo se puede tener una patente sobre un tratamiento para una cosa que se había inventado tres días antes? El 28 de abril de 2003, esa patente 7151163, emitida a Sequoia Pharmaceuticals, conlleva otro problema. El problema es que fue emitida y publicada antes de que la patente del CDC sobre el coronavirus fuera realmente otorgada.
Así que el grado en que la información podría haber sido conocida por cualquier otro medio que no sea una filtración de la información entre esas dos partes, es cero. No es físicamente posible que patenten una cosa que trata una cosa que no había sido publicada, porque el CDC había pagado para mantenerla en secreto.
Esto, amigos míos, es la definición de conspiración criminal, chantaje y colusión. Esto no es una teoría. Esto es una evidencia. No se puede tener información que aún está en el futuro informando el tratamiento de una cosa que aun no existía.
FUELLMICH: Esto bien podría estallar en un caso RICO. En última instancia…
MARTIN: Esto es un caso RICO. No es que podría estallar en uno: es un caso RICO. Y el patrón de RICO, que se estableció en abril de 2003 para el primer coronavirus, se jugó exactamente según la misma agenda cuando vimos aparecer el SARS CoV-2, y vimos a Moderna obteniendo la proteína de espiga por teléfono desde el Centro de Investigación de Vacunas del NIAID antes de que estuviese la definición del nuevo subclado. ¿Cómo se trata una cosa antes de tener la cosa?
FUELLMICH: (Risas). Voy a traducir esto al alemán. Esto no puede inventarse…
MARTIN: Y va a empeorar
FUELLMICH: Oh, no, no puede empeorar…
MARTIN: Ya lo creo que puede.
(Continuará)
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