¿Creamos el Futuro?
Hoy voy a traer al blog un tema del que se ha ido hablando con cierta profusión en los círculos humanistas, en cuanto a los procesos de desarrollo personal, de autocrecimiento: el hecho de poder crear nuestro propio futuro.
Hay teorías para todos los gustos (como en todo tipo de temas); pero, no hace mucho tiempo, el escenario de Internet se llenó de archivos «.pps» en el que se nos mostraba una cuestión que venía con una atmósfera de misterio (ingrediente que no puede faltar para que los correos «vuelen» entre las listas de contactos): «La Ley del Secreto».
Con las bases de libros y, al menos, una película sobre esta cuestión (los anglosajones manejan muy bien el marketing para asegurar el éxito de ventas de un producto), se puso en marcha un fenómeno que tiene componentes muy interesantes de cara al manejo de la realidad por parte del ser humano.
Mi primer contacto con esta realidad lo tuve cuando leí el libro «Conversaciones con Dios» (autor: Neale Donald Walsch). En su primer tomo (la obra se compone de tres tomos), muy recomendable para una practicar una lectura sosegada y comprensiva, descubrí la posibilidad de crear (en el lenguaje actual se le denomina «cocrear») con el pensamiento, con el lenguaje, con la fuerza de mis actos conscientes, la realidad que yo desee vivir.
Esto es muy fácil decirlo…, pero lo interesante es darnos cuenta, en cada instante de nuestra vida cotidiana, de que estamos reforzando, sin pretenderlo, todo aquello que pretendemos cambiar. ¿Cómo lo hacemos? Quedándonos en la crítica de lo que nos parece negativo, inmoral, poco ético, injusto… (y es que el mundo que nos está tocando vivir nos da argumentos sin parar, ¿verdad?).
Al formular una crítica (aparte de que sea justa o injusta en su contenido, para el fenómeno es irrelevante ese «pequeño detalle») lo que, en verdad, estamos haciendo es reforzar energéticamente el hecho en sí, pues enviamos un mensaje al Universo de que «eso es así y que debe seguir mostrándose esa realidad» sobre la que he emitido ese juicio…
Lo mismo pasa con la costumbre que tenemos de pedir, desear algo bueno. La misma religión cristiana (que es la que me tocó en suerte, al nacer en España a mediados del siglo XX) en su manera tradicional de orar, de encarar al Ser Divino, a Dios, se realiza a través de peticiones…, con lo que se refuerzan los hechos que generan esa petición. Quizá es algo difícil de entender de primeras (os aconsejo leer ese primer tomo) pero, al final, se ve claro.
¿Cómo debería ser la actitud del ser humano frente a cualquier realidad que deseemos modificar? En primer lugar, aceptar esa realidad, tal y como es. Pero no estamos hablando de intelectualizar esta cuestión sino de vivir ese proceso de aceptación desde el corazón (ahí está la clave del éxito de nuestro empeño). Agradecer la oportunidad de vivir aquello (aunque sea algo «negativo, malo, injusto…») puesto que así se ha dispuesto para nuestro bien, como una oportunidad de crecimiento humano.
Aquí la Psicología Sistémica diría que todo y tod@s estamos al servicio de nuestro propio Sistema (familiar, social, nacional, …, humano,…, cósmico…) y que todo es por algo y para algo…
Os voy a trascribir una entrevista interesante que se publicó en la sección «La Contra» del diario «La Vanguardia» por la periodista Ima Sanchís el 9 de Noviembre pasado. Su título: «Nosotros, como el tiempo, también nos desdoblamos». El entrevistado es Jean-Pierre Garnier Malet, padre de la teoría del desdoblamiento del tiempo.
Que os aproveche…
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Tengo 70 años. Vivo en París. Casado, 2 hijos y 3 nietos. Soy doctor en Física, mi especialidad es la mecánica de los fluidos. La política debe sustentarse en la tolerancia. Tengo la certeza de que hay que pensar en los demás como nos gustaría que los demás pensaran en nosotros
Su teoría ¿está avalada por la ciencia?
La respetada revista American Institute of Physics de Nueva York y su comité científico la han validado publicándola en el 2006 porque es una teoría que ha permitido, primero, prever, y luego, explicar la llegada de planetoides al sistema solar. ¿Quiere que le explique para qué sirve la ley del desdoblamiento del tiempo?
Sí, pero sencillito. ciencia
Tenemos dos tiempos diferentes al mismo tiempo: un segundo en un tiempo consciente y miles de millones de segundos en otro tiempo imperceptible en el que podemos hacer cosas cuya experiencia pasamos luego al tiempo consciente.
¿Y todo eso sin enterarnos?
Exacto. Tengo una síntesis instantánea de un análisis que he realizado en otro tiempo aunque no tenga la memoria de ello.
¿Así funciona el tiempo?
Sí, en cada instante presente tengo un tiempo imperceptible en el cual fabrico un futuro potencial, lo memorizo y en mi tiempo real lo realizo.
¿?
Tenemos la sensación de percibir un tiempo continuo. Sin embargo, tal como demuestran los diagnósticos por imágenes, en nuestro cerebro se imprimen solamente imágenes intermitentes. Entre dos instantes perceptibles siempre hay un instante imperceptible.
¿Como en el cine, que sólo vemos 24 imágenes por segundo?
Sí, la número 25 no la vemos, es subliminal. En publicidad se ha utilizado ese tipo de imágenes para influir con éxito en nuestro comportamiento, lo que ha mostrado que lo subliminal es accesible a nuestra memoria. El desdoblamiento del tiempo ha sido probado científicamente y la teoría ha dado justificaciones a escala de partículas y a escala de sistema solar.
Tenía entendido que las leyes de la cuántica no se aplicaban a las cosas grandes.
El fenómeno del desdoblamiento del tiempo nos da como resultado el hombre que vive en el tiempo real y en el cuántico, un tiempo imperceptible con varios estados potenciales: memoriza el mejor y se lo transmite al que vive en el tiempo real.
¿Nuestro otro yo cuántico crea nuestra realidad?
Podríamos decir que entre el yo consciente y el yo cuántico se da un intercambio de información que nos permite anticipar el presente a través de la memoria del futuro. En física se llama hiperincursión y está perfectamente demostrada.
¿Estoy desdoblada como la partícula?
Sí. Y sabemos que, si tenemos dos partículas desdobladas, ambas tienen la misma información al mismo tiempo, porque los intercambios de energía de información utilizan velocidades superiores a la velocidad de la luz. ¿Conoce el principio de los gemelos de Langevin?
No.
En los años 20, Paul Langevin demostró que si un gemelo viajaba a la velocidad de la luz, envejecía menos que el que se quedaba quieto. A Langevin no le creyeron. Hubo que esperar 50 años: en 1970, gracias a los relojes atómicos, se comprobó esa ley.
Entonces, en ese tiempo imperceptible pasó mucho tiempo.
Exacto: si puedo viajar a velocidades prodigiosas, un microsegundo se convierte en un día entero. Cuando regreso, no sé si me he ido, puesto que he estado ausente un microsegundo.
Estupenda propiedad, ¿pero quién es el que viaja?, ¿yo?
Existe otra propiedad conocida en física: la dualidad de la materia; es decir, una partícula es a la vez corpuscular (cuerpo) y ondulatoria (energía). Somos a la vez cuerpo y energía, capaces de ir a buscar informaciones a velocidades ondulatorias.
¿Y cómo asimilamos esa información?
En el sueño paradoxal, cuando estamos más profundamente dormidos y tenemos nuestra máxima actividad cerebral, se da el intercambio entre el cuerpo energético y el corpuscular. Y es ese intercambio el que le permite arreglar el futuro que ha creado durante el día, lo que hace que al día siguiente su memoria esté transformada.
Vaya.
El intercambio se realiza a través del agua del cuerpo. Ese intercambio de información permanente es el que crea el instinto de supervivencia y la intuición.
¿Fabricamos potenciales por medio de nuestro pensamiento?
Así es. Si por ejemplo pienso en una catástrofe, ese potencial ya se inscribe en el futuro y puede sufrirla usted u otro. De manera que la conclusión es: «No pienses en hacer a los demás lo que no quisieras que los demás pensaran en hacerte a ti». No es una ley moral ni filosófica, es una ley física.
Es difícil controlar el pensamiento.
De día, mucho; pero justo antes de quedarnos dormidos tenemos un minuto, y basta con que durante ese minuto controlemos: esa es la manera de conectar con esa parte energética, llamémosla el doble, para pedirle que solucione los problemas.
¿Es como una oración?
No: es una relación, y hay que dejar totalmente las riendas al otro; las noches están para eso. La noche no sólo permite borrar potenciales no deseados, sino que también nos guía los pensamientos del día siguiente.
Asombroso
La teoría del desdoblamiento del tiempo permitió explicar la llegada al cinturón de Kuiper de planetoides que están en el origen de explosiones solares de envergadura, pero Garnier va mucho más allá y nos cuenta que esa ley es aplicable a nuestra vida: «Tenemos un cuerpo muy bien hecho que nos permite proyectarnos en el porvenir: ir a ver el futuro, arreglarlo y volver para vivirlo. Y es durante la noche cuando tenemos la capacidad de arreglar ese futuro que hemos construido durante el día. Podemos ver los peligros antes de vivirlos por medio de la intuición, y borrarlos».
Salud para ti y los tuyos.