Desenfoque de la Medicina
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Como ya es habitual en este blog, y como deferencia a las personas que prefieren escuchar a leer, voy a colgar a continuación el vídeo del texto.
El Sistema Nacional de Salud está triste. ¿Qué tendrá el Sistema Nacional de Salud? Permítaseme la utilización burlesca del famoso poema «La princesa está triste», de Rubén Darío.
Parece claro que la población está descontenta con los servicios sanitarios que recibe, como así lo demuestra el reciente informe de confianza «A Million Conversations».
Ha sido una iniciativa promovida, no podía ser de otra manera, por una empresa farmacéutica: Sanofi España y el informe ha sido presentado en el Ministerio de Sanidad. Las voces de profesionales descontentos no podrán entrar allí pero estas empresas parece que tienen la puerta abierta de forma permanente.
El documento se ha desarrollado a través de una encuesta internacional en la que han participado 2.688 personas en España.
Como tema central, ¿qué dice dicho informe? Pues que, como media, el 65% de los españoles ha perdido la confianza en el Sistema Nacional de Salud. Siendo esta cifra más importante en grupos de población vulnerables como, por ejemplo, las personas con discapacidad (con un 77% de descontentos).
Pero, en lugar de ir a la base del problema, que no es el número de galenos disponibles, pues España está actualmente en el cuarto lugar de la cima de los estados europeos en cuanto a tasa de médicos por 100.000 habitantes, han enfocado la cuestión hacia temas de política social de la «Agenda 2030», convertida ya en la práctica en «Agenda 2045».
El Ministerio de Sanidad ha respondido al informe diciendo que ya está trabajando en el fomento de la confianza de la ciudadanía a través de la ley de organizaciones de pacientes y en la de universalidad.
Y digo yo: ¿unas organizaciones de pacientes, actualmente sostenidas económicamente por las empresas farmacéuticas, son la representación fiel de la opinión de la población española?
Además, desde las instancias del gobierno, no pierden la ocasión para seguir dando la tabarra con el objetivo de mejorar la asistencia sanitaria de personas sin hogar e incrementar la formación de los profesionales sanitarios para atender a la comunidad LGTBIQ+.
Según estas declaraciones del ministerio, podríamos inferir que la inmensa mayoría de la población está descontenta con la atención sanitaria recibida… ¿porque no es universal?, o ¿porque no se trata de forma adecuada a las personas con conflictos de identidad sexual?
La directora general de Sanofi España también aprovecha para afirmar que su compañía cree que «el acceso equitativo a la salud es un derecho, no un privilegio».
¿A qué viene esto? O sea que ¿el mayor problema de la atención sanitaria pública en España se deriva de que no existe un acceso equitativo y universal a la misma?
No, señoras y señores mandamases y focas aplaudidoras circundantes. Ésos no deben ser los objetivos a remendar para restablecer la confianza de los españoles en su sanidad pública.
A lo mejor se lo tendrían que hacer mirar en cómo la Atención Primaria va fallando con un sistema de citaciones que lo único que hace es fomentar las listas de espera.
Lo que está ocurriendo con este modelo de atención sanitaria es que, a lo largo de muchos años, se ha alimentado una gran epidemia de enfermos crónicos que acuden solicitando atención, cuidados y soluciones. Cosa que la actual medicina, impotente, no está dando a la población.
Existe un desenfoque de raíz en cuanto a la salud y la enfermedad. La dinámica de la Medicina actual consiste en que el profesional siga una serie de guías y protocolos ya hechos y cerrados con los que, de forma inmediata, se libra de las personas que acuden a consulta en unos pocos minutos, los que tienen encomendados para ello.
Durante las consultas, los médicos (al menos muchos de ellos) miran de reojo a las personas que acuden mientras mantienen la vista centrada en la pantalla del ordenador. Y para dejar «contentas» (es un decir) a las personas, les endilgan unos fármacos sintomáticos, que van a aliviar sus molestias de forma transitoria pero que no van a curar nada… o les derivarán a un especialista del ramo en cuestión.
Se calcula que el grueso de los procesos crónicos que se ven en la atención primaria suponen ya el 60% de la carga de las solicitudes de consultas. Y va en aumento.
Es la demostración explícita de que la Medicina va por mal camino. No se enfoca hacia la persona y la necesidad de su reequilibrio sino a aplacar rápidamente cualquier síntoma o dolencia con unos fármacos que, además de engordar la bolchaca de la industria del medicamento, va a postergar la posible solución de los conflictos de las personas que acuden con dolor.
Esto siempre va a generar un aumento del número de consultas al médico. Y si las personas sufrientes, dadas las enormes listas de espera, no logran ser atendidos por sus médicos hasta semanas después de haberlo solicitarlo… ¿cómo creen «vuesas mercedes» que va a estar de contento el pueblo llano?
Este proceso no es endémico de nuestro país sino que afecta a todo el mundo occidental, en mayor o menor medida. Parece que la Medicina está sufriendo una franca miopía con astigmatismo que le impide distinguir claramente su función.
Además, a la población le falta cultura de la salud: unos conocimientos mínimos sobre el sentido de la salud y de la enfermedad, y una serie de consejos útiles adecuados para preservar su estado de salud.
Existe la falsa creencia generalizada de que la enfermedad o viene del cielo o de algún elemento foráneo. Un ejemplo de ello son los aparentemente temibles gérmenes que están ahí, al acecho, y que nos intentarán invadir ante cualquier descuido con enormes ganas de hacernos daño o de matarnos.
Esto no es así. La mayor parte de los procesos de enfermedad o de mala función de cualquier órgano o sistema corporal, sin saberlo, nos lo provocamos nosotros mismos. En última instancia, no son ajenos a nuestras decisiones.
Puede haber una serie de predisposiciones, sí, también intoxicaciones y accidentes pero, generalmente, los procesos de enfermedad se van a desencadenar en nosotros mismos aprovechando algún momento concreto en el que estemos viviendo situaciones de tensión o estrés.
La variabilidad de los procesos de enfermedad y su gestación es enorme… pero, según mi humilde opinión después de 43 años de práctica profesional de la Medicina, ahí está la clave para preservar la salud de la población y de que el Sistema Nacional de Salud tenga las suficientes herramientas y recursos para atender sus requerimientos.
No desespero.
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Salud para ti y los tuyos.