Desinformación y Datos Falsos
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Revisando un poco en los grupos y redes por donde me muevo, he visto una entrevista que un ciudadano de Peñíscola, lugar donde resido, ha realizado a una pediatra del centro de salud de la localidad y ha colgado en YouTube.
En dicha entrevista, como era esperable, se dan una serie de informaciones y datos que me parece necesario puntualizar por su inexactitud. Y eso es lo que voy a mostrar en este texto. ¿Desinformación? ¿O sólo datos incorrectos? No soy quién para juzgar la actitud de cada cual cuando expresa algo, sea su opinión o simplemente unos datos.
A mi modo de entender, como la desinformación requiere de la intención de engañar, asumo que no es lo que ocurre ni en esta entrevista ni en cualquier otra forma de comunicación del común de los mortales de las dos tendencias a la hora de mostrar lo que está ocurriendo en este «proceso pandémico».
No creo en la mala intención del personal de a pie, y tampoco en estas dos personas de la entrevista. Incluso, tanto uno como la otra, me dan la impresión de ser «buena gente». No hay nada personal en las puntualizaciones que voy a realizar. Sólo pretendo aclarar unos datos que, a todas luces, me parecen incorrectos.
Como vengo haciendo ya hace un tiempo, voy a colgar a continuación el vídeo de esta entrada, para las personas que prefieren escuchar a leer.
1.- La pediatra afirma en el minuto 5:36 que la proteína introducida en el cuerpo (se refiere al fragmento de ARNm) se degrada al momento.
Eso no es correcto. Al ARNm de estos fármacos experimentales le han modificado genéticamente sus bases de clase «Uracilo» para, precisamente, que dure más en los organismos a los que se inyecte. Además, el ARNm se inyecta envuelto en unas cápsulas de nanolípidos, que permiten que se introduzca en las células del huésped sin ser interceptadas por su sistema defensivo.
Al contrario de lo que afirma la pediatra, se desconoce exactamente el tiempo en que esos compuestos de ARNm puedan permanecer activos en el cuerpo de los huéspedes sin degradarse. Y, cuanto más duren, efectivamente, mayor será la posibilidad de que fragmentos de esos ARNm se integren en el genoma de las células de las personas a las que se les haya inyectado.
No se puede asegurar que se vaya a integrar ese material genético en los cuerpos de los hospedadores… pero, en estos momentos, tampoco se puede afirmar lo contrario. Existen unas enzimas llamadas «transcriptasa inversa» que pueden lograr realizar esa incorporación. ¿Se han tomado el tiempo oportuno para estudiar el proceso con la perspectiva necesaria? Es una pregunta retórica, puesto que la respuesta es sabida: no.
Así, pues, la afirmación categórica de esta pediatra es una falsedad científica.
2.- En el minuto 5:53, la pediatra asegura que la técnica de ARNm con la que se están produciendo estos productos experimentales es una técnica en la que se está trabajando desde hace años.
Sí, se ha estudiado la técnica de ARNm hace unos cuantos años… pero con resultados nefastos. La misma empresa Moderna realizó un estudio para aplicarla en la enfermedad de Cliger-Najjar, una enfermedad enzimática del hígado.
El resultado fue que, o bien el efecto esperado no se producía, o se pasaban de rosca con la toxicidad. Por ese mínimo margen de dosis entre conseguir el efecto y la gran toxicidad que producía, no fue viable y se quedó el estudio en algún cajón de la empresa.
Y en cuanto a la finalidad «vacuna», es la primera vez que se utiliza. La primera. Y ya hemos visto la celeridad con la que se han realizado unos estudios mínimos, en unos pocos meses, y recibido la autorización para uso de emergencia… «a la carrera».
La afirmación de la pediatra, por tanto, es falsa.
3.- En el minuto 6:55, la pediatra afirma que «en parte tenemos que creer en las sociedades científicas».
¿Tenemos que creer? ¿Esto de qué se trata, de Ciencia o de creer en algo? El argumento de que han trabajo muy duro para conseguirlo… no es válido. Sigue sin haber Ciencia detrás de esa frase.
4.- La pediatra afirma también (minuto 6:55) que hasta el 15 de diciembre de 2021 no ha habido ningún efecto adverso grave.
Pues los CDC y el sistema VAERS de farmacovigilancia no dicen lo mismo. Aquí muestro una imagen del informe de los CDC de 13 de diciembre.
Resulta que, según sus propios documentos, entre el 2 de noviembre y el 10 de diciembre, se detectaron en los EE.UU. 2 muertes y 8 casos de miocarditis en niños de 5 a 11 años relacionados con la vacuna Covid-19.
Y es reconocido oficialmente (hay estudios oficiales que lo subrayan) que en VAERS sólo se notifican entre el 1 y el 10% de los efectos adversos tras recibir vacunas… Pues, creo que está todo dicho.
De nuevo, esta pediatra afirma datos incorrectos.
5.- La pediatra explica, a continuación, el protocolo de actuación respecto a la inoculación de estas «pseudovacunas» frente a niños y adolescentes. En el minuto 9:51, aunque la técnica le juega una mala pasada y se bloquea brevemente su intervención en la entrevista, se entiende que si algún niño o adolescente no vacunado supera la enfermedad, por protocolo se le debe administrar una dosis de estos productos al menos tras 8 semanas de la infección (en el caso de los niños) y tras al menos 4 semanas en el caso de los adolescentes.
Pues esta pediatra parece desconocer que se ha comprobado repetidamente que el efecto de pasar la enfermedad deja una inmunidad natural mucho más poderosa y persistente que la inmunidad inducida por estos productos.
Lo único que puede suceder tras esta inoculación protocolaria y anticientífica es incrementar el riesgo de estos niños y adolescentes a padecer posibles efectos adversos (tanto por hiperexcitación inmune como por el efecto directo tóxico de la proteína «spike» en sus cuerpos) sin beneficio alguno en la otra balanza.
Esta pediatra sólo está exponiendo los protocolos establecidos que le han pasado y que parece cumplir escrupulosamente… pero tristemente estas guías no se basan en Ciencia.
6.- Al hablar sobre los posibles efectos adversos de estos productos transgénicos, la pediatra, en el minuto 13:28, se refiere a las miocarditis. Y afirma que la incidencia de miocarditis en no vacunados que sufren Covid-19 es entre 6 y 34 veces mayor que en las personas vacunadas.
Es correcto que las cifras globales de efectos adversos no es generalizada… pero es que estamos hablando de niños y adolescentes que estaban sanos antes de someterse a este experimento.
Además, la realidad es que los sistemas de farmacovigilancia, tanto estatales como los de las propias empresas farmacéuticas, obligadas a realizar el seguimiento de las incidencias tras las inoculaciones… no funcionan, digan lo que digan y quien lo diga. No se relacionan patologías observadas con el hecho de haber recibido la inoculación.
No existe la costumbre en el médico de cabecera (ni tampoco en los centros hospitalarios, en general) de intentar relacionar patología con el antecedente de haber recibido esa inoculación experimental. Y si, además, al profesional le cuesta como media hora rellenar el formulario de rigor, teniendo que recolectar los datos sobre el paciente, ver qué lote ha recibido, etc… Es muy improbable que todo esto se haga de forma correcta. Muy triste la miopía (o la desidia) de mis compañeros de profesión.
Además, se ve con bastante frecuencia que los estudios maquillan los datos a conveniencia del autor (generalmente sufragados por empresas farmacéuticas o universidades que reciben fondos de éstas). Y los estudios cuyos resultados disienten con la línea establecida son literalmente cubiertos y hechos desaparecer por otros subvencionados.
- Hay un estudio que todavía está calentito, realizado en Hong-Kong, que muestra que el riesgo de sufrir miocarditis en personas mayores de 12 años tras la inoculación es 3 veces mayor que en los no vacunados.
- En otros estudios se observan cifras parecidas: en niños sanos entre 12 y 15 años, tras la segunda dosis de estos productos, se aprecia un aumento de hospitalización por miocarditis de entre 3’71 y 6 veces más que en los no vacunados. Y en niños sanos de 16 y 17 años, la tasa de efectos adversos cardiacos está por encima de 2’1 a 3’5 veces más que por pasar Covid.
- En Reino Unido, la tasa de mortalidad en jóvenes tras el inicio de su vacunación masiva se ha elevado un 40’1% al compararla con años previos. ¿Qué otro factor oscuro y diabólico ha aparecido junto al inicio de la campaña de vacunación masiva en esta franja de edad? Aparentemente, ninguno.
Según los datos de los mismos CDC norteamericanos, las cifras esperadas de miocarditis en adolescentes (no en niños menores de 12 años) por sufrir Covid-19 en un año serían 2’2. Y ya, en 6 meses de campaña masiva de inoculación se han reportado 1.475 casos. Si a esas cifras, ya suficientemente escandalosas, les aplicamos la corrección por el subregistro que sufren esos organismos oficiales (recuerdo que sólo se notifican entre el 1-10% de los efectos adversos)… Sin palabras.
7.- En el minuto 13:49, la pediatra aconseja que la población se informe de manera fiable; y, para ello, consulte en la web de la Asociación Española de Pediatría y de su Comité Asesor de Vacunas.
Pues para informarse de manera fiable, yo no iría a los datos que maneja una asociación profesional que recibe fondos de la propia industria farmacéutica y alimentaria, y que en su historial se puede ver cómo ha mostrado comercialmente su apoyo a productos de «pseudo-alimentación» infantil, por llamarlos de alguna manera.
Grandes marcas de la industria alimentaria, farmacéuticas y empresas de puericultura pagaron a la Asociación Española de Pediatría (AEP) alrededor de 2’3 millones de € entre 2013 y 2017. A cambio, la AEP les autorizó usar su logotipo en el envase y los reclamos promocionales de productos destinados al mercado infantil. La mayor parte de estos ingresos provenía de fabricantes de dulces y bollería.
¿Es creíble un organismo con esos antecedentes? En mi opinión, rotundamente no.
8.- En el minuto 14:10, el entrevistador asegura que «tenemos toda la información a nuestro alcance»…
Y esto vuelve a ser falso, de raíz. Las informaciones que disienten de la versión oficial, y que pueden ser tan científicas como las que más, han sido y son sistemáticamente censuradas, bien eliminándolas directamente o relegadas en la red a la más profunda oscuridad, pues con los algoritmos adecuados tienen la posibilidad de organizar qué informaciones puedan distribuirse ampliamente por las redes sociales, difundirse a los cuatro vientos sin pega alguna, y cuáles no van a llegar a ser leídas por no aparecer en ningún lado.
9.- Al preguntar este padre de familia a la pediatra sobre qué impresión tiene de la actitud de los padres, en el minuto 14:52 la pediatra responde que está observando una hiper-responsabilidad en los padres que, ante un dolor de garganta matinal de sus hijos, llaman y se plantean la duda sobre qué hacer (hacerle la prueba…).
A mi modo de ver, eso no es responsabilidad. Ahí veo una actuación de los padres basada en el miedo que tanto la administración como los sanitarios como los medios de comunicación han imbuido en la población. Y más en el caso actual de la llamada «variante Ómicron», que tiene un curso tan leve en los niños, como la misma pediatra afirma.
10.- El entrevistador, en el minuto 15:51 enfoca el tema hacia sus dudas sobre la efectividad de los tests, sobre sus resultados dispares.
Efectivamente, éste es uno de los puntales de la actual situación de oleajes sin fin. Salvo la primera avalancha de la primavera de 2020, las sucesivas olas han sido favorecidas por la obsesión de utilizar este tipo de pruebas, primero las PCRs y ahora también los tests de antígenos.
No se puede basar un diagnóstico de «caso» en estas pruebas. Es inaudito que los médicos, con su afán de descubrir restos del bicho por cualquier lado, hayan asado a la población sana con una serie de pruebas fuera de lugar. Esto sigue sin ser buena Ciencia. Ha sido, y sigue siendo, la aplicación obsesiva y generalizada de una mentalidad torticera sobre el inicio, desarrollo y final de un proceso de enfermedad.
Nunca se ha buscado de esta manera tan desenfrenada la aparición de un vestigio o resto de bicho en la población sana. Este tipo de pruebas (PCR, test de antígenos o similares), en la práctica médica, siempre se debe hacer sobre las personas enfermas. A esto se le denomina la búsqueda de un «diagnóstico etiológico».
Con este procedimiento «contra natura» que se ha instaurado, sólo se consigue fomentar en la población el miedo, la obsesión, la angustia, que va a desencadenar cambios en el comportamiento personal, interpersonal, no sólo en la sociedad en general sino también en las propias familias. Y, por otro lado, también se van a consumir unos recursos materiales ingentes, cuando no sobra presupuesto en la Atención Primaria.
11.- En el minuto 16:27, la pediatra muestra un gráfico en el que se describe que los tests de antígenos comienzan a dar señales positivas hacia los 4-5 días después del contagio, pudiendo haber un cuadro de síntomas sin positividad al test.
En efecto, esto parece ser así. Entonces, ¿ya nos hemos olvidado de los famosos y esperpénticos «enfermos asintomáticos» que, sobre todo en esta «variante Ómicron» superan el 50% de los resultados positivos de las pruebas? La consecuencia es que están construyendo «olas» sobredimensionadas, fuera de lugar. Un artificio.
¿Por qué se empeñan en dirigir la atención, la energía, el enfoque de la conducta sanitaria del primer nivel a este sinsentido? Y más en edades pediátricas, donde se ha comprobado que la clínica es muy leve, similar a un proceso banal que en otras anteriores épocas no nos preocuparían en absoluto.
- ¡Ah! Es que estos niños pueden contagiar a sus padres y abuelos…
- Pero, ¿no están perfectamente vacunados?
- Ya, pero aun y todo, se pueden contagiar y ser transmisores…
- Pero, ¿no habíamos quedado en que estos productos experimentales eran eficacísimos?
- Ya, pero es que ahora pululan variantes a las que estos productos les hacen cosquillas y las personas inoculadas vuelven a infectarse.
- Pero, si estos productos no son eficaces, y lo están demostrando, ¿por qué se recomienda hasta la obsesión volver a revacunar con los mismos productos?
Y vuelta a empezar. Es como esas norias de los ratoncillos. No hay fin. Lo dicho: acientífico total.
12.- La pediatra, en el minuto 21:15, recomienda la vacunación a los niños sin duda y, sobre todo, más importante, la tercera dosis a los adultos de riesgo que conviven con estos niños … «Lo que hace la 3ª dosis, incluso en la Ómicron, es fortalecer mucho el sistema inmune».
Para asegurar esto, sería bueno mirar las tablas de incidencia en los países que, como Israel, han vacunado hasta la saciedad… y van ya por la cuarta dosis. ¿Qué está ocurriendo en Israel? Pues están viviendo una ola sin precedentes.
Como se ve con total claridad en las gráficas anteriores, la actual ola en Israel se está produciendo tanto en la incidencia de «casos nuevos» como en la gravedad-mortalidad. ¿Dónde está la tan cacareada eficacia de estas llamadas «vacunas» que no evitan infecciones ni contagios?
Es otra falsedad que se difunde sin cesar.
13.- A continuación, en el minuto 21:39, la pediatra reconoce que «hay madres y padres que con la 3ª dosis se lo han pasado fatal, fatal, fatal» (sic)… para afirmar después que «a lo mejor merece la pena».
¿A lo mejor? ¿De qué depende, de lo que se vaya viendo «sobre la marcha», a golpe de refuerzo infructuoso? Esto no me parece ni científico ni serio.
14.- En el minuto 22:01, la pediatra le comenta al entrevistador: «Imaginaos la 6ª ola sin vacuna…».
Yo, más bien le diría: imaginaos que, tras el fin de la verdadera pandemia, que sucedió a mediados de mayo de 2020, no hubiera habido esa paranoia de PCRs, con lecturas de umbrales de amplificación irracionales, con sus consecuentes altas cifras de falsos positivos, ni tampoco tests de antígenos de fácil alcance para una población ya presa de la hipnosis colectiva…
No habría habido semejantes «olas» en las gráficas… ni en los telediarios. Con lo que la vida «normal» se habría reiniciado con facilidad.
15.- En el minuto 22:26, la pediatra se atreve a afirmar que habiendo «10 veces más afectados que en otras olas, las UCIs estaban a la mitad de la mitad de llenas … no es porque Ómicron sea más flojita». La medalla se la concede al trabajo de mucha gente que ha logrado producir estas «vacunas».
¡Vamos a ver! ¿Está discutiendo esta pediatra que la variante Ómicron está siendo más leve no por ella misma sino por estos fármacos experimentales? Pues nada mejor que ir a donde parece que se generó, a los países del área de Sudáfrica y ver la gravedad de los cuadros producidos por esta variante.
Los médicos que hicieron sonar la alerta de la aparición de esta nueva forma de Sars-CoV-2 no entendían el revuelo que se estaba generando en el «primer mundo» dada la levedad de los cuadros.
¿A qué estamos jugando al transmitir este tipo de informaciones, absolutamente erróneas?
16.- Para finalizar, esta pediatra zanja: «¡Y no hay discusión!»
¿Cómo que no hay discusión? Así se ha construido esta falsa pandemia: abortando las discusiones que hombres y mujeres de Ciencia han pretendido fomentar ante algo tan intragable desde el punto de vista científico como las cuestiones que esta pediatra ha expresado.
¿Desde cuándo se acaba un tema científico de esa forma cuando hay discrepancias fundadas?
A mis colegas de profesión no les achaco intención de engañar ni de generar daño, pero sí les acuso de no tener la suficiente capacidad de mirar con perspectivas más amplias lo sucedido, y de caer en ese mimetismo, esa hipnosis colectiva que ha atrapado a la población.
Sí, en cambio, achaco y acuso de maldad manifiesta a aquéllos que estuvieron detrás de todo este montaje y están actualmente moviendo los hilos para que todo esto sucediera y siga sucediendo.
De todas maneras, la cosa va empezando a cambiar de rumbo. Ya hay países que están anunciando el cese de las medidas restrictivas impuestas de forma tan irracional: Dinamarca, Noruega, Finlandia, Irlanda, Países Bajos, Italia, Lituania, Francia, Reino Unido, Suecia, Suiza… El mismo Israel tiene previsto ya suprimir el sinsentido del «pasaporte Covid» para restaurantes, hoteles, gimnasios y teatros.
También se pueden ver en algunos medios de comunicación (según me llegan desde las redes), aunque todavía de forma aislada, personas que evidencian hechos, realidades que contradicen lo defendido hasta ahora y que se nos ha imbuido como verdad absoluta.
Paso a paso…
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