Días de Difuntos
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Estamos en esos días del calendario en los que el protagonismo lo acapara la muerte.
Como aquí estamos, ancestralmente, bajo el área de influencia de la iglesia católica, desde el siglo X se fue instaurando a comienzos de noviembre el recuerdo a las personas fallecidas. Como viene siendo habitual, voy a colgar el vídeo en el que quien prefiera podrá escuchar el articulo de hoy.
Bueno, me viene decir que, según la perspectiva de la iglesia, se han contemplado dos clases de difuntos. En un principio, hasta el siglo IX, sólo se celebraba en primavera la muerte de la Virgen, los apóstoles, los mártires, los confesores y los justos.
Esto o parecido sería lo que se celebra el día 1 de noviembre actualmente, el día de Todos los Santos. O sea, los difuntos con «pedigrí», los que han ido directamente al cielo. Y el día 2 de noviembre, se destinó a los difuntos en general; o sea, a todos los fallecidos, aunque no hayan cogido billete directo al cielo.
Ahora bien. Me queda la duda de si los que han dado con sus huesos en el infierno son recordados en alguna de las dos fechas. Aunque, como desde el papa Wojtyla (Juan Pablo II) tanto el infierno como el cielo (no recuerdo si el purgatorio también estaba en ésas)… dejaron de existir como escenario real. Todo esto me lleva a quedarme en un sin saber dónde están las ánimas de las personas que van falleciendo.
A lo que iba. Son días de recordar a los fallecidos, de visitar los cementerios para llevarles flores (una de las fechas del año en la que el gremio de la floristería hace su agosto).
En cada lugar, la manera de celebrarlo puede variar ligeramente. Por ejemplo, en México (de donde he sacado la imagen inicial), la familias se reúnen para dar la bienvenida a las ánimas que vienen del otro lado. Hay un recuerdo alegre y festivo, con comida y golosinas… En mi ciudad de nacimiento, Pamplona, no había mucho lugar para alegrías. El recuerdo que tengo desde mi infancia es bastante gris.
El tema de la muerte, los muertos, tiene una alta correlación con la Psicosomática y con lo que habitualmente veo en mi trabajo diario: la influencia de la muerte en la propia vida de las personas.
¿Y cómo se puede notar esta influencia? Estamos simbólicamente en la muerte cuando somos presa, por ejemplo, de un cansancio irracional, sin causa aparente, que no se repara con el descanso nocturno. Esa falta de energía puede ir unida a una falta de motivación, falta de ganas de vivir, cuando no disfrutamos de nada…
No estoy hablando del cansancio que sentimos después de un esfuerzo, de un día duro, de una buena caminata, etc. Esa fatiga es normal y se recupera con el descanso. El cansancio al que me refiero no se recupera tan fácilmente.
Es como si cada paso costara darlo, como si el ánimo se encogiera y permaneciera en una tristeza latente. En casos extremos, la persona se puede encerrar en su casa con las persianas echadas, a oscuras, en silencio… La penumbra de la muerte…
¿Qué le ocurre a esa persona? Pues ni más ni menos que en su interior, en su inconsciente, está sobrellevando una carga potente cuyo contenido tiene que ver con alguna muerte acaecida y no bien gestionada, tanto por esa persona misma… o por su familia, incluso antes de que hubiera sido gestado el protagonista de nuestro cansancio.
Todo es trabajable, todo es abordable. Como inicio indispensable, es necesario identificar la causa última, esa muerte o esas muertes dramáticas habidas en el marco de la familia, que le han podido afectar (aunque la misma persona lo desconozca). Todo esto es abordable a través de una relajación. A veces están ocultas y sólo ha salido a relucir el cuadro con el desencadenante, por ejemplo, de la muerte reciente de una mascota o de un ser querido…
Una vez identificado el tema, es necesario que la persona realice un duelo en condiciones. Hay muchos casos en los que los duelos están bloqueados en alguna de sus fases: aceptación, regateo, fases emocionales (tristeza-depresión y enfado)… Mi misión ahí es acompañar y facilitarle a la persona el paso por las diversas fases del duelo.
Una vez que la persona se ha liberado de esa carga, ya la vida deja de ser gris permanentemente, y puede estar abierta al disfrutar de las ocasiones que el universo le puede presentar si está en la actitud adecuada.
Feliz día de difuntos.
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