Efectos Adversos de las Inoculaciones Covid (1 de 3)

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El viernes 23 fui entrevistado por el colectivo Bizitza en las concentraciones que hacen todos los viernes a la tarde en Bilbao, junto al teatro Arriaga.

Como ya es habitual en este blog, y como deferencia a las personas que prefieren escuchar a leer, voy a colgar a continuación el vídeo del texto.

Durante los días anteriores fui preparando la entrevista con un guion y diversas gráficas que pudieran ilustrar las informaciones que iba a comentar.

Como, al final, la entrevista fue mucho más espontánea y se centró en responder a una serie de preguntas que el entrevistador me lanzó, mi guion se quedó sin estrenar y apenas pude compartir las gráficas a las que he hecho referencia más arriba.

Así que voy a aprovechar el guion preparado para fragmentarlo en tres partes y colgarlo aquí, en el blog.

Aunque el tema que se me propuso es el de los efectos adversos de las inoculaciones Covid-19, voy a comenzar refiriéndome a «la madre» de todos los efectos adversos de cualquier producto e, incluso, de cualquier enfermedad: la muerte.

Y aquí me voy a referir, sobre manera, a un concepto muy puesto actualmente en boca de los sanitarios y autoridades sanitarias: la sobremortalidad.

El concepto de sobremortalidad hace referencia a una comparación entre las muertes que se observan en un momento dado en un grupo social y las muertes que se podían esperar en ese grupo, teniendo en cuenta los registros históricos desde una serie de años atrás.

La primera vez que me topé con este concepto en serio fue cuando, dentro de «Médicos por la Verdad», contacté con un colega que coordinó a un grupo de compañeros con la intención de editar un dossier sobre el tema de la sobremortalidad en la primavera trágica de 2020 en España.

Aquí empezó el asunto. ¿Se murió tanta gente? La respuesta clara y tajante es que, efectivamente, así fue. En este contexto, se calcularon y mostraron cifras diversas, que iban bailando dependiendo de quién las nombrara.

Hubo un informe demoledor de Médicos sin Fronteras que expuso negro sobre blanco el tema de la mortandad en las residencias de ancianos en España. Éste ha sido uno de los aspectos más negros de este drama pandémico.

No voy a entrar en los números exactos de muertos. Me da igual que fueran 25.000, 30.000 o cuantos fueren. Me quedo con una idea clara: fue una salvajada. Una auténtica matanza de guante blanco.

Y no es que deje encerrada mi empatía dentro de un cajón, cerrado a cal y canto, frente a los equipos de médicos sobreexigidos, literalmente sobresaturados por la ingente cantidad de peticiones de asistencia… y el miedo sobrevolando los hospitales.

Fueron decisiones políticas las que se tomaron en las diferentes Comunidades Autónomas y todavía no he visto que se haya aplicado la justicia con las autoridades que emitieron esas sentencias de muerte.

Pero el fenómeno no fue homogéneo en todo el territorio español. ¿Qué hicieron, por ejemplo, en Cantabria que no se hizo en Madrid o en Cataluña?

A estas alturas de la película es de rigor aceptar que muchos de los ancianos fallecidos en las residencias durante la primavera de 2020, caerían por su propio pie, quizá unos meses más adelante llevados por su decrepitud, por sus enfermedades crónicas. Pero no es ésa la cuestión.

Desde aquí mi modesto homenaje a esos pobres ancianos y mis condolencias hacia sus familias, algunas de las cuales se enfrentaron a las autoridades para poder sacar a sus mayores de allí y no pudieron conseguirlo.

Para ver gráficamente el concepto de sobremortalidad o de muertes en exceso sobre el papel o en la pantalla del ordenador, tenemos un sistema que se llama MoMo. El Ministerio de Sanidad tiene uno y la Unión Europea tiene el suyo correspondiente que se nutre de las informaciones de los países integrantes de la Unión.

Voy a poner como ejemplo una gráfica del MoMo español para ver la salvajada de la primavera de 2020. La mortalidad esperada para esas fechas se marca con la franja coloreada, y las muertes detectadas se muestran con la línea en dientes de sierra.

La imagen de la sobremortalidad durante este verano de 2022 es la siguiente:

Aunque las cifras no son tan importantes como en la primavera de 2020, el hecho de haber estos miles de muertos en exceso durante una época del año tan impropia, como es el verano, debería remover de los asientos a nuestras autoridades sanitarias y hacerles comenzar a investigar con rigor sobre sus causas reales, sin echar balones fuera (como culpar a las olas de calor, etc.).

Al ir a ver la gráfica de EUROMoMo, he tenido una sorpresa: una especie de aparente «solidaridad« entre España y Ucrania, pues son los países que en el dibujo figuran como que no hay datos disponibles. ¿No hay datos disponibles en España? Pues no me lo creo.

Editado madrugada del 26 de septiembre de 2022:

Los datos de España vuelven a salir en el EUROMoMo: durante la semana 29 (del 18 al 24 de julio) se alcanzó un exceso de muertes del 14’47%, bastante superior al exceso observado durante la semana 4 (finales de enero), en pleno invierno, con 10’18%.

Como no he podido utilizar los datos de EUROMoMo, he tomado los de la Universidad Johns Hopkins, obteniendo la siguiente gráfica:

¡¡Houston: tenemos un problema!!

Y ya que estamos mirando gráficas de países, ¿qué fue de Gibraltar, el territorio inicialmente más completamente inoculado de la faz de la Tierra?

Curiosamente, desde que se inoculó masivamente a esta población, la sobremortalidad desbordó. ¿Solución práctica? ¿Qué tal si dejamos de aportar datos públicamente? Pues… tal cual: nos quedamos sin datos desde finales de enero de 2021. ¿Puede haber algún motivo especial? ¿Se les ha estropeado el ordenador?

Cuba es otro de los países de gran densidad de inoculaciones. Vamos a ver su gráfica.

Obsérvese el gran pico de exceso de muertes tras el inicio de la inoculación masiva. Y, como en el caso de Gibraltar, parece que el ordenador se les ha estropeado y no han podido seguir recogiendo datos después del 31 de diciembre de 2021.

He comenzado este texto escribiendo sobre el exceso de muertes porque la muerte sería el efecto adverso más intenso y dramático que se pueda dar tras la inoculación o ingestión de un fármaco.

Pero el listado de efectos adversos es kilométrico en el caso de estas inoculaciones ARNm. Para muestra, uno de los documentos de Pfizer (reissue_5.3.6 postmarketing experience.pdf) que la FDA intentó ocultar sobre las reacciones adversas en los estudios clínicos (sobre personas) que la farmacéutica realizó y que sirvieron de soporte para la solicitud de su autorización de uso por emergencia.

Desde la página 30 a la 38, ambas inclusive, se mencionan los efectos adversos de interés especial.

Como se puede ver en la imagen, esas nueve páginas están llenas de los nombres de enfermedades ligadas a las inoculaciones. Realmente, brutal.

Supongo que ese título (efectos adversos de especial interés), seguido de 9 páginas enteras, sin espacios, sin huecos entre los nombres de una multitud de enfermedades, quiere decir que los médicos deberían estar atentos ante su aparición en personas inoculadas, ¿no?

Pues va a ser que no. En su inmensa mayoría, los médicos ni han tenido acceso a ese listado y, por supuesto, ni se plantean que cuando una persona sufre alguna de esas disfunciones sea a causa de la inoculación.

Pero es que esa enorme ristra de enfermos como consecuencia de las inoculaciones, o al menos cronológicamente relacionadas con ellas, no se pueden ocultar debajo de la alfombra. ¿O sí lo están haciendo?

Científicos independientes, que los hay, personas con conciencia, que no quieren ver cómo se abomban las alfombras por lo que ocultan debajo, han investigado los efectos adversos de los estudios originales de las farmacéuticas.

Y han llegado a la conclusión de que, por ejemplo, las inoculaciones de Pfizer conllevan un aumento del 36% de riesgo de sufrir reacciones adversas de interés si lo comparan con las personas a las que se les administró un placebo.

En sus conclusiones apuntan a la necesidad de análisis formales de daño-beneficio y a una transparencia sobre el conjunto de datos de los participantes.

Continuará…

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Salud para ti y los tuyos.