Efectos Adversos de las Inoculaciones Covid (2 de 3)

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Tras la primera parte de esta trilogía, continúo con el tema de la muerte relacionada con la inoculación Covid.  Aviso de que nada de lo que cito en estos textos es de mi autoría; sólo me encargo de leer informes, intentar verificar su autenticidad y trasladar el cóctel a los posibles lectores.

Como ya es habitual en este blog, y como deferencia a las personas que prefieren escuchar a leer, voy a colgar a continuación el vídeo del texto.

¿Cuántas muertes súbitas se están viendo últimamente? ¿Cuántos deportistas en plena juventud y llenos de salud están cayendo desplomados en las canchas de juego?

Hay un listado de más de 1.300 deportistas colapsados en el terreno de juego con casi 900 muertes en 18 meses, desde enero de 2021 hasta agosto de 2022.

Si nos atenemos al conteo dentro de la FIFA, las muertes cardiovasculares en partidos de fútbol profesional en todo el mundo en 2021 fueron un 300% más altas que la media en 12 años.

A continuación muestro la gráfica de una serie más amplia, recogida en un estudio israelí, desde 2001.

Aunque los datos no son exactamente los mismos que en el anterior gráfico, sí es igual de espectacular el salto cuantitativo de las muertes súbitas sucedidas durante 2021 en terrenos de juego.

Me parece «de cajón» que cuando se observe alguna señal de alerta como las que estoy señalando (y otras muchas que no cito), inmediatamente se estudie la situación de manera franca y totalmente abierta, de forma transparente. La triste realidad es que no es así.

Para este tipo de situaciones se diseñó el sistema VAERS de notificación de reacciones adversas a las vacunas en general. Para detectar «señales» que los anglosajones denominan «de seguridad». Hago un inciso para precisar que en lugar de «señales de seguridad» se deberían denominar «señales de inseguridad», puesto que lo que pueden dar a entender es que algo no va bien respecto a la seguridad de esos productos.

Vamos a ver a continuación el gráfico de las tasas de notificaciones de mortalidad llegadas a VAERS a lo largo del tiempo (desde 2006 hasta 2021).

¿Alguien con un mínimo de criterio, no digamos científico, sino con el criterio de su simple sentido común, puede negar que estos gráficos muestran con total claridad que algo anormal está pasando con estos productos inoculados? ¿No es esto una señal potente de inseguridad?

Estamos acostumbrados a escuchar que las posibles reacciones adversas tras las inoculaciones se pueden relacionar con ellas si ocurren tras unos pocos días o semanas… pero eso es una gran falacia.

Se están viendo consecuencias de todo tipo, como muertes a medio plazo, pasados unos meses de las inoculaciones. Y nos falta comprobar los efectos adversos que se produzcan a largo plazo, incluso tras el paso de una generación. Hasta ahora, ninguna de esas posibilidades es tenida en cuenta ni desde el mero punto de vista intelectual.

Todo esto es, a mi modo de ver, de vital importancia cuando estamos hablando de un experimento masivo a nivel mundial que nunca hasta ahora se había realizado en relación a la inoculación de sustancias génicas, y sin las garantías de unos estudios de eficacia y seguridad mínimos a corto, medio y largo plazo.

No podemos olvidar aquí que no ha concluido todavía ningún estudio clínico de fase III de los prototipos de inoculaciones que se inyectaron masivamente en los brazos de la población.

Pero, aunque los concluyan, no vamos a poder sacar información fiable al comparar qué ha ocurrido entre los grupos de personas inoculados y los grupos control (placebo). La causa es muy clara: a los dos meses de que las empresas farmacéuticas emitieran su veredicto falaz de que sus productos eran supereficaces y superseguros, por supuestas razones éticas (¡¡¡por favor!!!) ofrecieron a las personas de los grupos placebo inocularse con el producto milagroso, rey de la inmunización… y así lo hicieron la práctica totalidad.

¿Qué consiguieron las farmacéuticas con esa medida anticientífica? Cargarse de un plumazo la posibilidad de comparar resultados a medio y largo plazo entre la inoculación de esos productos y la no inoculación.

Existe otro ámbito de la sociedad, no propiamente sanitario, el de las compañías de seguros, en el que se sabe bastante y se está al tanto sobre el riesgo de muerte en las personas. Pues bien, se detectó y se dio aviso el año pasado de que en el tercer y cuarto trimestre del años 2021, la mortalidad en personas en edad de trabajar (18-64 años) había aumentado un 40%. ¿Es esto normal?

Se debería cuestionar qué ha ocurrido en el primer semestre del año para que se hayan disparado las muertes no esperadas, o sea la muerte de personas sin riesgo de morir, con tanta fuerza, en el segundo semestre.

Andreas Schöfbeck, un gerente de salud de la compañía de seguros BBK ProVita, en Alemania, lanzó en febrero de 2022 la voz de alarma sobre la infranotificación de reacciones adversas ante las inoculaciones Covid-19.

Poniendo como referencia las cifras del Instituto Paul Erlich con 244.576 casos notificados, el profesional de seguros, atendiendo a las facturaciones que les llegaron de médicos que atendían a pacientes con efectos adversos, calculaba (extrapolando al total de la población alemana, ya no sólo a sus asegurados) la cantidad de entre 2’3 y 3 millones de afectados por las inoculaciones sólo en Alemania.

A resultas de este descubrimiento, escribió una carta a los responsables oficiales de la sanidad alemana… El aluvión de críticas no tardó en producirse: desde los colegios de médicos hasta las autoridades sanitarias. Que si no había tenido en cuenta la diferenciación entre efectos leves y graves, etc., etc…

Claro que no los diferenció… como  tampoco lo hicieron los que notificaron las cifras oficiales desde el Instituto Paul Erlich.

A buen entendedor… sobran palabras.

Las acusaciones que se vertieron sobre la compañía fueron desde hacer gala de una «ignorancia vergonzosa o intentar engañar insidiosamente». La sentencia de las autoridades sanitarias fue que las conclusiones de los datos fueron «completas tonterías».

Además de juicios de valor rondando la calumnia, ¿aportan alguna prueba que refute la preocupación del gestor de seguros denunciante?

Como podéis imaginar, este valiente profesional del ramo de los seguros fue fulminantemente despedido.

En la siguiente gráfica, del Sistema Nacional de Estadística del Reino Unido (ONS) y publicada en noviembre de 2021, se ve la evolución de las muertes por estado vacunal en personas aparentemente sin riesgo de morir (entre 10 y 50 años).

En abril de 2021 la gráfica da un vuelco y ya la tasa de muertes de personas inoculadas se coloca permanentemente por encima de la de las personas no inoculadas.

La misma ONS, en un informe de 16 de agosto, muestra que el exceso de muertes en Inglaterra y Gales fue, a partir del 5 de agosto, un 14’4% más alto que el promedio de los cinco últimos años, lo que equivale a 1.350 muertes más que lo normal por semana. La mayoría de estas muertes en exceso fueron de naturaleza cardiovascular, un efecto adverso importante de las inyecciones contra Covid-19.

A finales de octubre de 2021 se estudiaron y compararon casos de muertes y porcentaje de inoculación en la población de 185 países.

Se observa un fuerte incremento de las muertes por Covid en los primeros 50-60% de inoculados. Hay que recordar que se comenzó por la población de mayor riesgo, las personas mayores.

Las muertes van disminuyendo en la medida en que el grupo de inoculados es mayor; o sea, cuando se inocularon personas más jóvenes. Al realizar el ajuste por edad (línea amarilla), se ve que la correlación es lineal entre porcentaje de inoculados y muertes Covid: a mayor porcentaje de inoculados, más muertes.

A continuación, muestro una gráfica comparativa de diversos países europeos en los que la tónica es el aumento de exceso de muertes tras las inoculaciones.

En la franja de edad de 25-49 años, en todos los países salvo en Portugal ha habido un aumento de muertes. ¿Por qué han muerto muchas más personas durante los años 2021 y 2022 que durante el tremendo golpe de 2020? Sobre todo cuando las variantes cada vez han sido menos mortales y la mayor parte de la población se ha inoculado.

Entonces, a la vista de estas «señales de inseguridad», las inoculaciones en el mundo real ¿han servido para proteger a la población?

En la siguiente gráfica se puede ver la relación entre las dosificaciones de la inoculación Covid-19 y el exceso de muertes «naturales» no Covid.

Remarco el adjetivo «naturales» porque, a mi modo de entender, la muerte no es natural si no es que sucede cuando la vida de una persona ha llegado a su fin en la edad pertinente y no por una enfermedad. Una cosa es que las personas mueran casi siempre por una enfermedad y otra cosa muy diferente es que eso se tome como muertes «naturales».

En esta gráfica estadounidense existe un punto de inflexión en la semana 14 de 2021, en abril, a partir del cual se disparan las cifras de mortalidad debido a:

• Cáncer y linfomas:  9 desvíos estándar.
• Causa «natural» no Covid: 5 desvíos estándar.
• Nefritis/síndrome nefrótico: 4 desvíos estándar.
• Otras condiciones respiratorias: 2 desvíos estándar.
• Septicemia: 2 desvíos estándar.
• Enfermedades y dolencias del corazón: 2 desvíos estándar.
• Todas las demás muertes por causas «naturales» rastreadas por la clasificación CIE-10: 4 desvíos estándar.

Es digno de considerar que por esas fechas la campaña de inoculación masiva estaba en su apogeo. ¿Mera coincidencia? ¿Hay algún factor epidemiológico que todavía desconozcamos que nos facilite mayor comprensión al hecho de que esté produciéndose ese exceso de mortalidad tan generalizado?

Esta misma semana puede que tengamos alguna información más sobre los datos que tenían los CDC norteamericanos con su sistema de alerta «V-safe» tras las inoculaciones. Un tribunal federal les ha ordenado que den los datos (anonimizados, eso sí) para este viernes. Me parece totalmente indigno que esto tenga que pasar porque se denuncie vía judicial. ¿A quién sirven estos organismos públicos?

El sistema «V-safe» es un sistema más proactivo que VAERS, totalmente pasivo, únicamente dependiente de la voluntad de los afectados o de los médicos que ven reacciones adversas y las quieran comunicar.

En V-safe hay un seguimiento telefónico activo por parte de las autoridades sanitarias durante un tiempo tras las inoculaciones.

Ya se empleó en los inicios de la campaña de inoculaciones masivas en EEUU pero dejaron de dar datos muy pronto (a los pocos días), en cuanto vieron que las cifras de efectos adversos iban ascendiendo de forma importante.

Continuará…

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Salud para ti y los tuyos.