El uso de los insectos (1 de 2)
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Como ya es habitual en este blog, y como deferencia a las personas que prefieren escuchar a leer, voy a colgar a continuación el vídeo del texto.
En fechas recientes me han llegado dos noticias que tienen como factor común dos cosas: que se refieren a insectos y que huele a ocultación de información y, por consiguiente, a la posibilidad de engaño.
En este texto me voy a referir a una de las noticias, la que más directamente creo que nos afecta a los ciudadanos de este país. Y es que el próximo día 10 de febrero se abre un periodo de cinco años durante el cual se autoriza a la empresa que lo solicitó (la francesa NutriEarth) la comercialización de un nuevo alimento en la Unión Europea.
Y no es una nueva variedad de lechugas ni nada que se le parezca. Se trata de «gusanos de la harina» o, si lo preferís en su nombre técnico, «Tenebrio molitor». Pero no os preocupéis porque han tenido la delicadeza de aprobar que será un triturado, un polvo, a partir de las larvas enteras de dicho bicho. Este polvo será irradiado con radiación ultravioleta para asegurar su asepsia.
Algo huele a podrido en Bruselas, que no en Dinamarca.
Se han hecho virales informaciones de que no están obligados a incluir esta sustancia en la etiqueta de la composición del alimento procesado que sea.
Por cierto, van a destinarse a productos elaborados como panes y panecillos, bizcochos y pasteles, productos a base de pastas, productos transformados a base de patata, queso y productos derivados, y compotas de frutas u hortalizas, destinados a la población general.
Los verificadores de noticias, que siguen funcionando en la red, dicen (en este caso con toda la razón) que sí se deberá mostrar el siguiente mensaje: «Polvo tratado con radiación ultravioleta de larvas de Tenebrio molitor (gusano de la harina)». Para calmar a posibles incrédulos, pongo aquí la fuente de esta directiva europea.
Si por lo que sea, las letras del anuncio anterior fueran como las que se suelen utilizar, tan pequeñas e ilegibles a simple vista como sucede en muchos casos, habrá otra posibilidad de poder sospechar la inclusión de esos insectos en un alimento que vayamos a comprar.
Como estos bichos son alergénicos, o sea, que pueden producir reacciones alérgicas, sobre todo a las personas que ya tengan alergias previas, por ejemplo a crustáceos y a los ácaros del polvo, la presencia de estos alérgenos también debe ser notificada en los envases. Esperemos que este aviso sea más visible de lo que espero del anterior.
Hay una tercera cuestión relacionada con el etiquetado de estos bichos. Dado que la irradiación ultravioleta a la que han estado sometidos para desinfectarlos puede generar niveles más altos de vitamina D, esto también deberá ser avisado. La fórmula prevista es: «Contiene vitamina D producida por el tratamiento con radiación ultravioleta».
Es curioso que en el texto aprobado en la Unión Europea, firmado por la Von Der Leyen el 20 de enero y traspasado ahora de forma obligatoria a todos los Estados miembros, se hace mención expresa de que no tenemos posibilidad de acceder a los datos científicos que la empresa adjuntó a la administración europea con la solicitud de aprobación.
La empresa, desde un principio, solicitó el secreto de los estudios y datos científicos sobre la descripción detallada del proceso de producción y los resultados detallados de los análisis de la composición, y la autoridad europea, tras revisar la información aportada, decidió que esos datos deben protegerse de su utilización por terceros.
Poco más o menos es lo que sucedió con la opacidad de los contratos de las «vacunas covid» por la pretendida privacidad de datos de valor comercial para las empresas farmacéuticas. Por una cosa o por otra, nos quedamos sin conocer los intríngulis de la realidad comunitaria y las bases de sus decisiones.
¿Qué nos queda a la población? Ni más ni menos, tener mucho más cuidado a la hora de comprar nuestros alimentos.
Primer y gran consejo: evitar al máximo los alimentos procesados. No sólo por esta nueva noticia sino también porque generalmente son fuente de ingestión de alimentos de malísima calidad para nuestra salud (grasas trans, ácido linoleico en exceso, aditivos químicos por doquier…).
Centrarnos cada vez más en productos naturales, de cercanía, de productores de confianza y, a ser posible, orgánicos.
(Continuará)
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Salud para ti y los tuyos.