Ética o Despropósito
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Sinceramente, yo pensaba que la ética era otra cosa. Al menos lo que se entiende coloquialmente como ética.
Como viene siendo normal, voy a colgar a continuación el vídeo que he editado sobre este texto, de cara a las personas que prefieren escuchar a leer.
Generalmente, soy de los que, cuando tengo alguna duda sobre una palabra o sobre un concepto, acudo al diccionario. En el diccionario de la RAE, al buscar la palabra «ética», recojo dos cuestiones referidas a ética como nombre, no al adjetivo:
- Conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida.
- Parte de la filosofía que trata del bien y del fundamento de sus valores.
En otro diccionario en la red (es.thefreedictionary.com) he leído una definición un poco más extensa y completa:
- Ciencia que estudia las acciones humanas en cuanto se relacionan con los fines que determinan su rectitud. En general, toda ética pretende determinar una conducta ideal del ser humano. Ésta puede establecerse en virtud de una visión del mundo o de unos principios filosóficos o religiosos que llevan a determinar un sistema de normas. Se divide en ética general, que estudia los principios de la moralidad, y la ética especial o deontología, que trata de los deberes que se imponen al ser humano según los distintos aspectos o campos en que se desarrolla su vida.
Y bueno, las tres acepciones me sirven para lo que quiero comentar a continuación.
Me he decidido a escribir este texto a resultas de leer un artículo en «Diario Médico», una revista de divulgación médica. El artículo concretamente estaba dedicado a mostrar la opinión de Vicente Bellver Capella, integrante del Comité de Bioética de España y catedrático de Filosofía del Derecho y Filosofía Política de la Universidad de Valencia.
A ver. Yo ya me he escamado unas cuantas veces con declaraciones del Presidente del Comité de Bioética de España, Federico De Montalvo Jääskeläinen, y he escrito sobre ello anteriormente. Este señor es sabido que forma parte del panel de expertos que asesora al gobierno respecto a la inoculación Covid.
Pues, ahora, otro de los miembros de ese Comité vuelve a generarme un desasosiego similar (por calificarlo de una manera suave). ¿Qué tendrá ese Comité de Bioética que me llevan los demonios?
Dice el señor Bellver que hay diferentes opciones a la hora de afrontar la vacuna Covid: ser voluntaria, no obligatoria, y ser obligatoria, forzosa. Él afirma que en España, donde se decidió que la vacuna no fuera obligatoria, tampoco es voluntaria…
Para mí está claro que, aunque no nos han obligado a vacunarnos… sí que de alguna forma (pasaporte Covid, presiones laborales, etc) se ha forzado a la población a vacunarse. O séase: no es obligatoria pero en la práctica para muchas personas sí lo ha sido y lo está siendo.
Pero el argumento del señor Bellver va por otro lado. Él dice:
Si fuera voluntario, tendríamos derecho a renunciar a la vacuna, pero yo creo que no existe tal derecho, al existir la obligatoriedad cívica o moral, que se ha incentivado de forma legítima y exitosa por los poderes públicos … Los enormes resultados obtenidos en este enfoque avalan el acierto de la decisión.
Como decía mi ex-suegro, que en paz descanse: «es como para ir a mear y no echar ni gota».
Y este señor, tras mostrar su opinión de esta forma en una revista de divulgación médica, se queda tan ancho. Me parece que todavía no se ha enterado de que la vacunación masiva ha sido un esperpento desde su inicio hasta ahora mismo.
Esta inoculación masiva ha venido indicada desde altas instancias sin que hubiera una necesidad sanitaria demostrable: letalidad general similar a la gripe y con posibilidad de ser tratada con fármacos baratos y asequibles (curiosamente no sujetos ya a patentes).
Esta inoculación masiva se ha ordenado con trazo fuerte y ha sido subrayada en negro, además de por su falta de necesidad, por su falta de efectividad y la gran cantidad de efectos adversos generados tras las inoculaciones (unos efectos que no se plasman en los sistemas de farmacovigilancia).
Sobre la vacunación antigripal de los profesionales sanitarios, el señor Bellver también opina:
No hay obligación legal pero sí hay razones que justificarían la misma.
Sobre la vacunación antigripal para los niños:
Necesita ser abordado desde la perspectiva ética, teniendo en cuenta los principios de sostenibilidad y efectividad. La sostenibilidad económica y social que debe garantizar la efectividad de la medida.
Qué bien han aprendido a utilizar las palabras y envolver a las personas con ellas. Juegan con conceptos como la sostenibilidad, la resiliencia, la transparencia, el bien común como la meta a conseguir, aunque para llegar a él se trunquen vidas que, por otro lado, si no hubieran caído en la trampa impuesta, seguirían estando entre nosotros.
Es interesante ver cómo personas que deberían estar informadas antes de decir lo que dicen, no tienen ni idea sobre la efectividad de una medida como la vacunación antigripal. Seria interesante que se leyeran las conclusiones de las revisiones de la Biblioteca Cochrane, uno de los grupos de científicos que comprueban la veracidad de los hechos científicos que nos traen las revistas. Aunque también parece ser que este colectivo últimamente recibe ingresos para su sostenimiento que pudieran ser sospechosos o fomentar a futuro conflictos de intereses…
A ver si lo puedo decir claro, con lenguaje sencillo, para que se pueda entender: Hasta la actualidad al menos, no existe una evidencia franca respecto a la eficacia, el beneficio de las vacunas antigripales como para realizar esas campañas anuales de vacunación masiva. ¡¡Punto final del tema!!
De hecho, se ha observado que las personas vacunadas desprenden 6 veces más carga viral que las no vacunadas. Repito para quien no lo ha leído o escuchado con atención: los vacunados expulsan seis veces más virus de la gripe por sus bocas que los no vacunados.
¿Entonces? ¿Qué es eso de que los profesionales sanitarios deberíamos vacunarnos de gripe anualmente? ¿Dónde están esas razones justificadas a las que deberíamos hacer caso? Son unos impresentables e incompetentes con cátedra y birrete. No lo dejo ahí como insulto sino como una muestra de lo que realmente ocurre.
Pues nada, que nuestras autoridades sanitarias y gubernamentales, flanqueadas por sus «expertos de cabecera», nos siguen «dando la matraca» cada año por el otoño con la necesidad de vacunarse contra la gripe.
Y ante el reto de la modificación del programa de vacunas:
Existe una gran controversia entre el colectivo de salud pública y el de los pediatras… pero la persona tiene que percibir que se ha llegado a un consenso y que hay una acción unitaria para fomentar la confianza en las instituciones (aquí incluye a las autoridades sanitarias y a las sociedades científicas).
Si no se logra trasladar esa posición consensuada a la sociedad, crearemos un problema de confianza y que se resienta profundamente la convivencia.
Como se ve, y no sólo por estas declaraciones de forma aislada, sino por un mentar el tema desde diferentes personas, momentos e instancias, parece que la cosa está en incluir una serie de vacunas en el calendario vacunal infantil.
Pero lo importante no parecen ser los hechos comprobables, la verosimilitud de los mensajes… sino que esos mensajes lleguen a la población adornados de una imagen de consenso científico… aunque éste no exista.
Exactamente igual que lo que está sucediendo con el proceso Covid. Parece que una de las razones de imponer la censura a opiniones divergentes con la posición oficial no era sólo que pudieran convencer a parte de la población, sino que además, podría generar estrés en el grupo de personas que siguen a pie juntillas los dictados de la televisión y resto de medios de comunicación.
El tema de las inoculaciones masivas es bastante más complejo de lo que parece. Y es una cuestión de la que se viene hablando desde hace tiempo en círculos disidentes norteamericanos. La finalidad no sería otra que lograr incluir la inoculación Covid-19 en la franja de edad pediátrica más pequeña para, a continuación, meterla en el calendario vacunal infantil.
¿Por qué? ¿para qué? Según parece, al menos en la legislación norteamericana, que si una vacuna es incluida en el calendario vacunal infantil, estaría exenta de responsabilidades por los efectos adversos generados (como lo están ahora con las Autorizaciones para Uso de Emergencia).
Si no fuera incluida y se terminara autorizando para uso sanitario, la responsabilidad seguiría existiendo en las empresas farmacéuticas. Y con la grandísima cantidad de efectos habidos (que no notificados en los sistemas de farmacovigilancia actuales), sería su ruina…
En fin. Volviendo al tema inicial, yo pensaba, sinceramente, que eso de la Ética era otra cosa. A lo mejor es que esa Ética con mayúscula, la que definen los diccionarios como la parte del saber que nos muestra la rectitud en el comportamiento humano, no tiene mucho que ver con cómo utilizan el concepto ética (con minúscula en este caso) el señor Bellver y otros.
¿En manos de qué personas está la Bioética en España? Pues, visto lo visto, parece que es un ingrediente más de la maquinaria de manipulación generalizada en la que estamos viviendo. ¿Por ignorancia? ¿Por maldad? A eso no me atrevo a entrar y lo dejo para que cada cual opine en libertad.
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