Exopolítica en Sitges (1)

¿Qué destacaría de la Cumbre de Exopolítica de Sitges? Mención aparte del incidente relacionado con el Dr. Steven Greer, que merece un dejar pasar un poco de tiempo y obervar, entonces, qué camino lleven las cosas…, me quedaría con la exposición de Alfred L. Webre.

En primer lugar, me pareció ‘curioso’ que basara su presentación en los cambios cíclicos del Sol, con gráficas muy parecidas a las que yo mismo utilicé en una reciente entrada en este blog (Ciclos y Manchas Solares), en las que se representa la ciclicidad de las manchas solares, con el cálculo previsible de un nuevo ciclo solar (el número 24), con un clímax hacia 2013-2014, fechas inmediatamente posteriores a la fecha clave del calendario Maya (21/12/2012).

Aunque no tomé notas durante la presentación, me quedé con la información de que estos ciclos solares promueven, sobre todo en los últimos años, cambio cualitativos muy importantes en la función y estructura del ser humano, a través del ADN. Como si hubiera un aceleramiento tipo progresión geométrica.


Él explicaba que los cambios producidos en los últimos años son semejantes, en cuanto a intensidad, a los producidos a lo largo de los siglos (¿o milenios?)…; y que los cambios producidos hasta este nuevo clímax del ciclo solar 24, en estos pocos años que quedan, darán un vuelco a la naturaleza del ser humano, a través del desarrollo de las hebras de ADN que quedan por surgir…

En mi formación académica aprendí que el funcionamiento de un ser humano se basa en la capacidad del ADN de regir cada uno de los procesos físico-químicos (y yo añado que también de otro orden, por ejemplo electromagnéticos…), organizando la síntesis de los aminoácidos fundamentales para nuestra vida (en este momento se han identificado 20).

Ya como hipótesis (por tanto, opinable), a través de varias lecturas, contemplo que la cantidad de aminoácidos básicos de cara a nuestro desarrollo como especie, podría acercarse a los 64 (coincidiendo con los 64 hexagramas del I-Ching). Todo esto se podría constatar en la ‘aparición’ de nuevas funciones para el ADN…

Actualmente, se sabe que la cantidad de ADN encargada de sintetizar las proteínas básicas para el funcionamiento corporal no llega ni remotamente al 10% del total de nuestro genoma. A este más del 90% ‘sobrante’ de nuestro ADN se le llama ‘no codificante’; y, más zafiamente, ‘ADN basura’. ¿Quién puede defender hoy en día que la Naturaleza disponga para el ser humano de un programa rector, del cuál más del 90% no sirva sino de relleno (‘basura’)? La Naturaleza no funciona así, no gasta energía en balde en ninguno de sus procedimientos.

Un grupo de investigadores de la Universidad de Yale ha descubierto una secuencia de ADN no codificante que sería la responsable de que los seres humanos hayan desarrollado la capacidad de agarrar y/o manipular objetos o herramientas. Así como se ha descubierto esta cuestión, tendremos que prepararnos para ir asimilando más y más funciones o capacidades que, hasta ahora, se toman como ‘mágicas’, relegándolas a la Parapsicología (telepatía, telequinesia…) y demás ‘cajones’ de las mal llamadas ‘paraciencias’.

Volviendo a la presentación de Alfre L. Webre, identificaba ese desarrollo de las capacidades del ser humano (al hilo del nuevo ADN) con la posibilidad de vivir una amplia fase temporal (varios miles de años) de crecimiento humano en todos los ámbitos, en un clima de paz, ‘cordura’, concordia…, y con la posibilidad de frenar el proceso de envejecimiento corporal.

Esto no quiere decir que todo sea ‘coser y cantar’, pues este clímax del ciclo solar 24 vendrá con ‘tormenta’. Los grandes efluvios solares se notarán, sobre todo, por grandes y graves interferencias en los circuitos y aparatajes electro-magnéticos, con lo que las comunicaciones, la función de prácticamente todos los procesos que el ser humano utiliza para controlar todo (redes de información, telecomunicaciones), incluso la red eléctrica…, podrían fallar…

Se puede decir que esta presentación tiene mucho de Ciencia-Ficción, ¿verdad? Pero, ¿os imagináis la cara de cualquiera de nuestro abuelos si les hubieran dicho en su tiempo que el hombre iba a pisar la Luna?

Me he acostumbrado, a lo largo de los años, a no negar ninguna posibilidad de existencia a lo que mis ‘luces’ no llegan a comprobar o, a veces, ni siquiera entender… Y más aún cuando el contenido de lo expuesto me sintoniza con un cosquilleo interno…

¿Cómo defender con argumentos este tipo de cosas? A no ser que se tenga información privilegiada, y yo no la tengo, ¡¡imposible!!

Salud para ti y los tuyos.

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