Hallazgos en el Árbol Genealógico

Una vez que se van recolectando los datos correspondientes a los nacimientos y defunciones de los componentes de mi familia y los vamos colocando en el árbol genealógico de la manera que vimos en la anterior entrada, ahora viene lo más interesante…

En el estudio de la Psicogenealogía, se observa algo que cuando asistimos a una Constelación Familiar lo comprobamos vivencialmente: que las personas traemos a este mundo informaciones, programas de hechos que fueron vividos por personas de nuestra familia en otras generaciones anteriores.

No hay ningún problema que se tenga que heredar obligadamente en cada persona, en cada caso…, con lo cual tampoco hay necesidad de mirar esto continuamente. La cuestión se me plantea cuando una persona acude a la consulta describiendo una dificultad, un conflicto que, en muchas ocasiones, recuerda tenerlo «desde siempre» o con una cierta antigüedad. Es entonces cuando se me agudiza la necesidad de buscar algo en el árbol genealógico. Algo que nos aporte luz sobre la actualidad de esta persona…

Pero obtener información no lo es todo, aunque ya el hecho de poner consciencia en acontecimientos ocultos, ocultados o directamente inconscientes, va a ser de por sí reparador. Lo más importante es qué hacer con los datos del árbol…

Es fácil observar que en el árbol se repiten nombres, que coinciden fechas, y eso es un punto de partida importante para saber desde qué persona del árbol me llega esa dificultad en la vida (enfermedades, conflictos, estructuras de carácter, manera de enfocar la vida…). De todas formas, ahora no es cuestión de buscar culpables entre mis ancestros. Lo que corresponde es identificar procesos y ayudar a la persona a descargarlos, a cortar esos vínculos nefastos a través de un trabajo individual y sistémico (con las Constelaciones Familiares).

(imagen tomada de aquí)

Y ahí van apareciendo como venidos del cielo casos de «hijos de sustitución» (cuando un hijo es gestado justamente tras la muerte del anterior); «hijos de repuesto» (son gestados por si el anterior se muere, para asegurar una saga…, y mientras esto está activo son incapaces de alcanzar éxito en su vida, personas invisibles); niñas que entierran su feminidad por estar sustituyendo a un hermano fallecido o a un tío abuelo fallecido de niño; personas que no se arrogan el derecho a vivir y a sacar frutos de esa vida (por seguir siendo fieles al drama familiar provocado por el fallecimiento inesperado de un ancestro con el que tengo un vínculo en el árbol…).

¡Qué frecuente es la repetición de procesos en personas de varias generaciones!… Un individuo se propone en la vida no parecerse al padre que le castró o a la madre que no se ocupó de él…, y en un momento de su vida se da cuenta de que está repitiendo el proceso con sus propios hijos…, ¿no tiene gracia la cosa? Ese tipo de situaciones en las que la persona, aun dándose cuenta de cosas, tiende automáticamente a repetir una misma actitud incluso contraria a sus principios, nos lleva a este tipo de influencias «superiores», sistémicas, familiares, de «clan», de una forma decisiva en nuestra cotidianidad.

En otras ocasiones, es la mera curiosidad la que anima a las personas a indagar y a construir su árbol genealógico… El caso es que siempre puede ser una fuente importante de información sobre cada uno, y el tener conocimiento de esas informaciones nos puede ayudar mucho en nuestros propios procesos de construcción personal.

El tema continúa en la siguiente entrada.

Salud para ti y los tuyos.