Industria y Justicia: ¿igual de veloces? (y 2)

NEGOCIO-Aunque estamos en verano y los medios de comunicación tienden a llenar los espacios vacíos (de verdaderas noticias), creo que este tipo de informaciones que llegan a continuación no tienen ni estación del año más propicia para su publicación… ni fecha de caducidad.

Y algunos, a estas alturas de la situación, como lectores de este blog os preguntaréis por qué de mi interés en ser crítico con la Industria Farmacéutica. La respuesta es muy sencilla: llevo 23 años desde que salí del Servicio de Urgencias extrahospitalario, y allí mismo, en ese mismo instante, dejé de recetar cualquier fármaco o remedio activo como elementos necesarios o imprescindibles para restablecer el orden y equilibrio interno de las personas que he atendido (miles de personas). Me encaminé hacia otra forma de acercarme al ser humano que venía a mí solicitando mi ayuda.

NEGOCIOEn un artículo al que hago referencia más adelante y que es digno de leerse si quieres enterarte de algo respecto al mundo de la medicina actual, al final, el autor se hace una pregunta clara: ¿nos podemos fiar de la Industria Farmacéutica? La respuesta es categórica y rotunda: ¡¡¡NO!!!

Es necesario apostillar aquí una verdad como un templo: que, como médico que soy, veo imprescindible en muchas ocasiones, ante cuadros de gravedad, darle a la persona un soporte medicamentoso o poner en marcha la técnica quirúrgica para que, a continuación, sea posible un proceso realmente sanador que le libere de esa «muleta» farmacológica, en un principio a veces necesaria.

A partir de ahí, veo que mis colegas de profesión están adoctrinados en un sistema de protocolizaciones tal que, en muchos, en demasiados casos, la cuestión es llegar a un diagnóstico que, paso seguido, sin brecha de discontinuidad, le lleva a la persona enferma a la farmacia y allí poder disponer de los remedios que se han establecido como «único tratamiento con evidencia científica».

MARKETINGMe puede parecer hasta bien que una empresa o conjunto de empresas ganen el suficiente dinero como para ocupar el tercer puesto en el ranking mundial de beneficio, tras la industria del armamento y el narcotráfico, pero que unas empresas, corporaciones multinacionales, que se dicen trabajar para el bienestar del ser humano, se gasten el triple de dinero presupuestado en promoción de sus productos que en la verdadera investigación…

No pasa el tiempo sin que haya noticias de multas multimillonarias a los grandes emporios de la Farmacia por prácticas anómalas tendentes todas ellas a incrementar la venta de sus productos, aun a costa del perjuicio en la salud de las personas.

  • GSK; 3.000 millones de dólares.
  • Pficer: 2.500 millones de dólares.
  • Abott: 1.600 millones de dólares.

FRAUDEComo podéis ver, las cifras no son moco de pavo pero… ¿creéis que se inmutan esos grandes emporios? Por ejemplo, GSK, la empresa de la multa gigantesca de 3.000 millones de dólares, que sufrió este revés judicial por comercializar ilegalmente varios fármacos; o sea, recomendándolos para enfermedades para las que no habían sido aprobados, ganó con dicha distribución propagada por los médicos la friolera de 25.000 millones de dólares.

Si queréis ver un montón de casos verificados sobre los engaños y fraudes de la Industria Farmacéutica, mirad este enlace. Merece la pena leerlo si queréis saber en qué manos estamos en cuanto al mantenimiento de la salud. Os llevará a un artículo interesantísimo del Dr. Manuel González Lago publicado por la organización «No Gracias», Organización Civil Internacional (España, Argentina, Uruguay) por la transparencia, la integridad y la equidad en las políticas de salud, la asistencia sanitaria y la investigación biomédica.

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Salud para ti y los tuyos.

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