La Tierra y el Ser Humano
La pasada semana, durante un Taller de Constelaciones Familiares, tuve el honor de ser el representante del planeta Tierra en una Constelación en la que participaron otras cuatro personas que representaban a cuatro grupos diferentes de seres humanos (sin especificar), así como la Abundancia, la Crisis, el Pasado y lo Nuevo (ya no me acuerdo si había algún otro «personaje»).
Para las personas que no sepan qué es eso de «Constelaciones Familiares», comentaré un poco por encima de qué se trata. En una sala vacía, se colocan las personas asistentes en sillas en la periferia del espacio donde se va a «representar» el tema a «constelar», que puede ser una enfermedad o una dificultad de cualquier tipo (relaciones, familia, trabajo…).
Lo que ocurre, cuando las personas seleccionadas para representar a alguien o a algo (la Abundancia, un dolor, un ancestro…) salen al espacio abierto de la sala, es inmediato: se mueven, sienten, actúan como lo haría el personaje o la «cosa» a la que representan. Es una prueba palpable de que todos formamos parte de Todo, en un mismo Campo Metamórfico.
Comprendo que a l@s que no hayáis pasado por una de estas experiencias os suene a «chino», pero ésta es una herramienta terapéutica de primer orden para no sólo tener información de primera mano sobre la realidad de la persona o de la «cosa» por la que se consulta, sino que, de la mano de personas bien formadas en Constelaciones Familiares, se pueden resolver temas que, por otras vías, podría ser el cuento de nunca acabar… Buscando en la red, he encontrado un resumen mucho mejor que el mío por si lo queréis leer.
No voy a entrar a describir todos los pormenores de los movimientos de esta Constelación, pero sí lo que sentí en primera persona en el transcurso del ejercicio.
Desde el primer momento en que salí al espacio central de la sala, me dirigí, poderosa (la Tierra), hacia «la Vida»; y, en mi caminar, me crucé con la persona que representaba la Crisis. Observé su posición como cortándome el paso en mi caminar pero, llena de fuerza, la saqué de mi trayectoria. Al estar en la zona de la Vida y no ver qué sucedía a mis espaldas, era como si sintiera que mi evolución en el tiempo era algo que no variaba por los movimientos de los seres humanos o por lo que pudiera ocurrir… Formaba parte de «algo mucho mayor» que abarcaba cualquier tipo de realidad terrestre.
Sentí la necesidad de volverme hacia lo que acontecía detrás mía (yo estaba, hasta entonces, mirando a una pared en el extremo que resuena con la Vida), y me di cuenta de que había una persona (representante de un grupo de seres humanos) que estaba colocada a unos pasos de la Tierra, en actitud de impedir que nada ni nadie se acercara para hacerme daño; otra persona estaba en devaneos con el Pasado; varios movimientos de honra (honrar es uno de los movimientos característicos de Constelaciones Familiares) hacia la Abundancia, el Pasado, lo Nuevo… La Crisis estaba apartada, en el suelo, sin fuerza, sin saber qué hacer…
Presa de una gran emoción, sentí, a continuación, la necesidad de honrar al Pasado y me tumbé boca abajo con los brazos dirigidos hacia él y con las manos palmas arriba. Una vez incorporada, y llena de una gran emoción, de Amor, con los brazos extendidos, abarcantes, era como si llamara, invitara a los seres humanos a seguir mi camino… Y así fue: los representantes de personas, la Abundancia, lo Nuevo, progresivamente, fueron integrándose en este movimiento de avance hacia la Vida. El Pasado se quedó atrás (como no podía ser de otra manera), así como la Crisis; y, al quedar claro el movimiento general de la Constelación, el ejercicio se dio por concluido.
Como conclusión simple e importante, diré que quedó patente que la Tierra le da al ser humano otra oportunidad…; que el planeta Tierra está por encima de lo que hagan o puedan hacer los seres humanos; que el Amor la inunda, aunque cause estragos en sus descargas de fuerza a través de los elementos de la Naturaleza (terremotos, volcanes, inundaciones, sequías…); y que el ser humano no debe quedarse mirando a la Crisis, sucumbiendo ante su poder material.
Ésta ha sido mi experiencia reciente sobre un tema, la evolución de la Tierra y del Ser Humano, que está y estará en el candelero de la actualidad en las personas conscientes del importante momento que nos está tocando vivir. Y, si os digo la verdad, ha supuesto una dosis de tranquilidad a mi espíritu y a la de las personas que asistimos al Taller.
Salud para ti y los tuyos.