Las Fidelidades Inconscientes
(imagen tomada de aquí)
Aprovechando una vivencia reciente, realmente gozosa, voy a comentar sobre un fenómeno que nos afecta a los seres humanos: las fidelidades inconscientes.
Hace pocas fechas participé en un concierto del Orfeón Pamplonés con la Orquesta Sinfónica de Navarra en el que también cantaba la Escolanía del Orfeón Pamplonés, bajo la dirección del maestro Cristóbal Soler.
Era la segunda ocasión en la que coincidía junto a la Escolanía pero, esta vez, fue muy especial para mí: mi hija menor formaba parte de dicha formación coral. Así que, de nuevo, dos generaciones de mi familia coincidían en el mismo escenario.
(imagen tomada de aquí)
Y ¿qué es eso de las fidelidades inconscientes? Por poner un ejemplo, mi padre (del que llevo su nombre) cantó en el Orfeón Pamplonés desde niño hasta que ya no podía aguantar los conciertos de pie. Si yo estuviera ligado por una fidelidad inconsciente a él, haría cosas, repetiría actividades o me sucederían historias que estarían más vinculadas a él, a su vida, que a mi propia vida.
Y, en este tema de las fidelidades inconscientes, hay aspectos que son bien interesantes para las personas (creativos, gozosos, constructivos) pero hay también realidades que pueden ser penosas para la persona que viene detrás: enfermedades, conflictos, conductas destructivas…
Es necesario prestar atención a este tipo de fidelidades para poder identificarlas y vivir nuestras vidas en plena consciencia. Cuando las identificamos, honramos al ancestro de turno y actuamos conscientes de lo que estamos haciendo, sobre todo cuando la actividad es gozosa (y no repitiendo las actividades penosas), la vida puede ser un regalo maravilloso; de lo contrario, la vida puede ser un auténtico suplicio.
¿Quieres repetir un patrón, automáticamente, sin conocer de dónde proviene esa fuerza que me obliga a hacer algo, y con posibles consecuencias desagradables o, incluso, funestas? O ¿prefieres ser dueño de tu vida y elegir libremente, en plena consciencia, tus preferencias más gustosas?
Salud para ti y los tuyos.
Gracias por información tan clara,Silvano y la compañía. Paz y Bien.
Curioso tema este de las herencias y las responsabilidades.
Estoy con los dos,desde mi humilde experiencia, y desde la inconsciencia, yo repito los patrones de descargar mi ira, como hacía mi padre, en terreno familiar y abonado para ello.
Y solo desde la responsabilidad propia de dar otro cauce a esa energía, que solo es la reacción propia ante la presión del control,puedo llegar a transformar ese patrón fiel al espejo de papá.
Entonces solo cabe comprender el regalo del patrón o del programa,como base para la autotransformación.
Vaya, que lo mismo el karma es el regalo y no lo habíamos visto hasta ahora.
Feliz año 2015 y aprovechado en enseñanzas y abundancia. Namasté.
Hola, Leo. Habitualmente, la realidad del ser humano suele ser como la pintas… Y sí, para mí el karma es una oportunidad de vivir conscientemente una parte de las cuestiones a trabajar en este mundo de experiencias.
Recibe también mis mejores deseos para este 2015.
Salud para ti y los tuyos.
Buenos días Silvano,
Encuentro muy interesante tu reflexión.
Yo siempre había tenido la intuición de que algunas de las características no físicas las tomamos, sea por herencia genética, sea por copia de hábitos, de las personas más cercanas (familiares o no) que nos han rodeado a lo largo de la vida, con una influencia bastante más acusada de los padres.
Nunca me había planteado si alguna de esas características las había aceptado, para bien o para mal, de forma inconsciente, ya que siempre he tendido a pensar que una buena parte de ellas se nos transmiten en lo básico por herencia y en los matices por costumbre, y en el resto me parece que casi siempre la aceptación o rechazo se ha producido de forma más bien consciente (creo que hay que obviar los rechazos ideológicos de la adolescencia, que cuando no tenían una base sólida iban desapareciendo a medida que la adolescencia se iba terminando)
En mi caso, creo que si que tengo identificadas las influencias positivas recibidas de mis padres, de mis hijos, de mi mujer, de mis hermanos, de otros familiares, de amigos, de maestros y de compañeros. No tengo conciencia de que los aspectos negativos se deban a alguna fidelidad inconsciente, probablemente porque éstos sean sólo responsabilidad mía.
Salud para ti y para los tuyos
Hola, Javier. Gracias por tu comentario.
La perspectiva desde la que escribes (en primera persona) hace suponer que el contenido de lo expresado es fruto de la observación consciente de tu transcurrir por la vida. Y ahí suele radicar la confusión, dado que nuestra mayor parte de contenidos están depositados en nuestro inconsciente, tal y como podemos ver en un iceberg (sólo vemos la punta, un 8-9% del volumen total del mismo).
En terapia, cuando una persona cuenta algo, evidentemente se cree lo que dice (faltaría más); pero, desde la perspectiva del terapeuta, es interesante saber que hay un componente oculto de máximo valor y del que la persona no va a hablar, pero que se le va a notar, por el conflicto que presenta, por las palabras empleadas, los síntomas físicos…
Estoy acostumbrado a ver a diario personas con dificultades cuyas raíces se esconden en lo profundo del inconsciente y que no son responsabilidad del consultante. La finalidad del proceso terapéutico es ayudarle a identificar esos fenómenos, dónde está su origen y que viva en plena consciencia su realidad, desligándose de los hechos conflictuales del pasado y que no le corresponden…
Las fidelidades inconscientes familiares son uno de los contenidos que más trabajo exigen en consulta diaria.
Nos vemos pronto frente a una paella que comeremos en plena consciencia…
Salud para ti y los tuyos.