Medicina versus Salud
Acabo de comentarle al amigo Víctor una de sus certeras entradas (este hombre es una máquina…) y, como me ha salido de corrido una parrafadita aceptable en extensión y creo que de interés general en el ámbito de la salud-enfermedad, con su permiso, la voy a transformar en una entrada de mi propio blog.
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¡Hola, Víctor! Toda la exposición que haces en la entrada rezuma verdad, según mi modesto criterio. Las diversas Ciencias (Farmacología, Medicina, Bioquímica, por referirme sólo a los profesionales que describes) han perdido su faceta artística.
El médico ha perdido su faceta de acompañante del enfermo para pasar a ser un mero seguidor de protocolos…
El farmacéutico ha perdido su arte de compositor de un remedio terapéutico personalizado, para pasar a ser un mero expendedor de fármacos precintados… (ya me gustaría ver la cara de la mayoría de médicos, yo estaría incluido, a la hora de tener que confeccionar una receta a la antigua usanza, describiendo los diferentes principios activos en su proporción adecuada para la confección del remedio personal del enfermo de turno; y la cara de los farmacéuticos al recibir en su botica semejante ‘receta’…).
El bioquímico (y no puedo dar ni buena ni mala fe de ello porque no conozco a ninguno personalmente) intuyo que ha perdido su arte de sacar de las diferentes sustancias ‘el oro del plomo’, como hacían los antiguos alquimistas, en relación con su propio proceso de crecimiento espiritual…
¿Cómo salir de ésta?, preguntarás… Mi opción es la simplicidad. Y tal simplicidad, desde mi óptica de médico (sanador, facilitador o como se quiera denominarme) no es restringirme a una parcela corporal en la que puedo ser un gran especialista (eso me suena a los Reinos de Taifas, que ayudaron a desmembrar y debilitar la fuerza de los últimos tiempos de la época árabe en España).
Se pierde la perspectiva del ser humano en su conjunto. Y lo que hace falta ahora, según mi criterio y mi experiencia, es CONECTAR CON, COMPRENDER, AYUDAR a la persona aquejada de una enfermedad. Ser un mediador, un facilitador del reequilibrio de su cuerpo, pero también de su persona, aportándole una serie de puntos de referencia que le sirvan para que él mismo encuentre su camino, acepte y se responsabilice de su propio proceso y, como consecuencia de todo ello, se sane.
Para esa misión no podemos entrar en el meollo de una ATP-asa, de un leucotrieno…, porque fijándonos en ese árbol perdemos la perspectiva del bosque. Es ese bosque el que nos da la visión de lo que está pasando en la vida de esa persona, de cómo están sus árboles, sus troncos, sus ramas, sus hojas, su circulación de savia…
Yo sólo puedo aportar lo que yo vivo y percibo en las personas con las que comparto mi perspectiva. El entresijo de hormonas, neurotransmisores, enzimas, linfocitos, células tisulares varias, ‘feed-backs’…, todo ello se modifica según la persona afronte, viva la vida que se le ofrece enfrente de su nariz.
Puedo ser ampliamente criticado por el paradigma científico imperante…, y así lo asumo; pero mi deber como médico es divulgar que la Medicina no se tiene que contentar con seguir el camino delirantemente técnico en el que está transitando en la actualidad, con los visos mercantilistas y de lucha de poder en los que cae, sino acercarse a la realidad del Ser de cada una de las personas que consultan por la presencia del mayor dolor que se puede sufrir: la compañía del miedo, el acecho de la muerte.
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Salud para ti y los tuyos.