Mi Monstruo y Yo
Acabo de ver la película "un monstruo viene a verme", del director J.A. Bayona. Ya había oído hablar sobre este trabajo cinematográfico (como siempre, con opiniones de todos los gustos) y me he decidido a verla en casa. El proceso de identificación que he tenido con ese preadolescente ha sido enorme, y mis emociones han circulado sin freno en la medida en que se acercaba el desenlace…
Mi propia historia se desarrolló a una mayor corta edad a la del protagonista del film, meses antes de cumplir los ocho años; y, aunque en mi vida adulta he realizado muchos trabajos de índole personal para sacar mi dolor, poderlo encauzar, y así utilizar mi energía para construir una persona adulta en el mayor equilibrio posible, siempre hay algo que queda en la recámara y vuelve a salir a la consciencia en cada momento en que delante de mí surge el tema de un niño en trance de separarse de su madre… La diferencia es que no me trastoca de mi posición como adulto y no veo que me influya a la hora de tomar decisiones en la vida.
En los procesos terapéuticos, en ocasiones, sobre todo cuando los temas están más o menos reconocidos, es interesante "provocar" este tipo de situaciones para que el consciente de la persona se haga con el control de la situación y vaya limpiando el dolor soterrado, inescrutable, del inconsciente…
En otras ocasiones, pasar por este tipo de trances, para personas inquietas, despiertas, que se cuestionan sus vivencias, puede servir para identificar temas que estén en las profundidades de sí mismos…, y poder acceder a ese proceso de limpieza en el inconsciente infantil.
A partir del ser conscientes de nuestras historias, puede ser interesante el contar con personas que ayuden a "normalizar" los cimientos de la personalidad, para conseguir tomar las riendas de la vida adulta sin mayores contratiempos.
Salud para ti y los tuyos.