Misión cumplida

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Hace unos días que, junto a Juanfra, hice la entrega de una carta al Colegio de Médicos de Castellón con un informe adjunto en el que se cuestionaba directamente, con múltiples citas bibliográficas, la política de inocular a la gente menuda con estos engendros de ARNm frente a covid-19.

Como ya es habitual en este blog, y como deferencia a las personas que prefieren escuchar a leer, voy a colgar a continuación el vídeo del texto.

Aunque parezca mentira, todavía tenemos que estar mostrando a personas que debieran conocer igual que nosotros la realidad que se esconde tras los inyectables covid-19 dirigidos a la gente joven (y más dramáticamente a los niños más pequeños).

Dos colegas (Juanjo y Miguel) de los que no se han podido callar ante este despropósito sanitario que nos está tocando vivir, cada uno por su cuenta, redactaron en su día unos informes como peritos judiciales destinados a apoyar la defensa de personas denunciadas por no querer inocular a niños con esas sustancias génicas experimentales. Generalmente, se trataba de ex-parejas que acusaban a la otra parte de no querer inocular a los hijos pequeños.

Se planteó en Médicos por la Verdad editar un informe que recogiera la información de los dos que ya existían, y así salió este nuevo informe que se está entregando en las sedes de los Colegios de Médicos de las provincias donde hay colegas dentro del movimiento.

La finalidad es que los Colegios de Médicos se posicionen de una vez y que tengan la gallardía de sacar su cabeza a la palestra, cabezas hasta ahora enterradas cual avestruces, y aconsejen la parada de esta campaña de inoculaciones masivas, sobre todo en la población joven.

¿Cuál es el fundamento en el que nos basamos? Pues, ni más ni menos que, tras estas campañas desmesuradas, son mayores los riesgos que los beneficios. Y no sólo lo mantenemos cuatro médicos de poca monta. Cada vez hay más voces que se alzan mostrando esta realidad.

El pasado día 5 de diciembre se publicó un estudio en el Journal of Medical Ethics, del BMJ, revisado por pares, en el que se lanza la siguiente información:

«Cualquier beneficio potencial del refuerzo COVID-19 no supera los daños para los jóvenes de 18 a 29 años».

Para la realización de este estudio, los autores usaron los propios datos de Pfizer, Moderna y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) e hicieron también un análisis ético de las consecuencias estimadas de esta campaña masiva.

Como conclusión, estimaron que durante un período de seis meses,

• Entre 31.207 y 42.836 adultos jóvenes de 18 a 29 años que no habían contraído la COVID-19 anteriormente tendrían que recibir una tercera vacuna de ARNm, un refuerzo, para evitar una sola hospitalización.
• Se producirían al menos 18’5 eventos adversos graves entre el grupo reforzado durante ese tiempo, incluidos 1’5-4’6 casos de miopericarditis en los varones, que generalmente requieren hospitalización.

O sea, que en la población joven norteamericana habría 593’5 eventos adversos graves por 32 hospitalizaciones prevenidas. Y por cada hospitalización evitada habría entre 1.430 y 4.626 casos de eventos adversos lo suficientemente graves como para impedir que las personas realicen sus actividades diarias regulares.

¿Alguien entiende esto? ¿Algún sanitario en su sano juicio puede apoyar esta barbaridad?

El Dr. Paul Offit, miembro de la junta asesora de vacunas de la Administración de Drogas y Alimentos de los EE.UU. (FDA), escribió en el New England Journal of Medicine que pidió a los CDC que realizaran un análisis de riesgo-beneficio de las inoculaciones para los jóvenes. Pero los CDC aún no han llevado a cabo tal estudio.

¿Realmente les interesa a esta gente la salud del pueblo norteamericano y, por extensión, la salud de la humanidad?

Los autores del estudio afirman que los mandatos no se basan en una evaluación de riesgo-beneficio actualizada y estratificada por edad y que los daños esperados superan los beneficios para la salud pública «dada la efectividad modesta y transitoria de las vacunas».

Además,

«… los mandatos generales para los jóvenes ignoran datos clave, implican daños sociales más amplios y/o abusos de poder y posiblemente socavan en lugar de contribuir a la confianza social y la solidaridad»

No podemos olvidar que en EEUU, una nación que se considera el paradigma de la libertad (según dicen ellos mismos), todavía están en vigor los mandatos para la inoculación covid-19 en Universidades y colegios, aunque son ya muchos los recursos interpuestos ante tal tropelía.

Pues eso: misión cumplida. Y ahora toca ver cómo reaccionan los Colegios de Médicos del suelo patrio.

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Salud para ti y los tuyos.