Música, Maestro…

Pues parece que el Universo me encauza hacia otro tipo de vías, que no ésta (el seguimiento y actualización puntual del blog que estás leyendo)… El caso es que llevo más o menos dos meses en los que mi ritmo de actividad está siendo mayor que el habitual, he tenido que priorizar, cuando no la fuerza mayor de la técnica o la informática me ha vedado este camino bloguero.

El tema ha partido de la necesidad (voluntaria y gustosa, eso sí) de dedicar varios días por semana al aprendizaje de la parte coral de la Sinfonía número 8 de Gustav Mahler, la Sinfonía de «los mil». Para este evento me integré en el Orfeón Pamplonés, encargado del coro 1 (pues la obra requiere dos masas corales y un coro de niños, aparte de una orquesta sinfónica amplia y 8 cantantes solistas…). El coro 2 estaba a cargo del coro Amici Musicae, del Auditorio de Zaragoza, y el coro de niños estaba compartido por las escolanías de los dos coros que interpretamos la obra.

En vísperas de los conciertos (en los auditorios de Pamplona y Zaragoza) estuve recogido en cama con un proceso gripal o pseudogripal (imposible de detectar la diferencia desde el punto de vista clínico, ni me importa), y me levanté de la cama para no perderme el primer concierto, en Pamplona, con el laureado director ruso Valéry Gergiev, al frente de su orquesta, la Orq. del Teatro Mariinsky, de San Petersburgo. Ya al concierto de Zaragoza no me atreví a acudir dado que necesitaba recomponerme bien para afrontar una charla al día siguiente y un curso de dos días en mi consultorio durante el fin de semana posterior…


¿Qué decir de mi experiencia del concierto de la 8ª Sinfonía de Mahler? Bastante tensión. ¿Motivos? El primer contacto de los coros con el gran maestro Gergiev fue el mismo día del concierto, en un ensayo general poco más de dos horas antes del estreno. De víspera envió a un director ayudante para darnos unas indicaciones…

¿Cuál fue la actitud del Maestro durante el ensayo general? No dirigió su mirada al gigantesco coro en ningún momento, se dedicó a entretejer la obra desde su orquesta, y menear sus manos al modo andaluz, con unos movimientos de muñeca que pueden ser curiosos si de ello no dependiera que una masa coral de casi trescientas personas efectúe unas entradas seguras y firmes en momentos clave de la obra…

Durante el concierto, tuvo el detalle de mirarnos algo, no demasiado, pero la falta de indicaciones expresas fue la tónica. Parecía que tuviéramos que ser autómatas en nuestra participación en la obra, totalmente en sinergia con sus deseos no expresados…

Todavía no tengo fotos de calidad del concierto de Pamplona, por lo que muestro una, recogida de un vídeo de Canal 6 Navarra, en la que me señalo con un circulito (holaaaaaaaaaa).


El comentario que yo hacía a mis compañeros cantantes y a los oyentes con los que luego pude conversar, era que prefería un director menos encumbrado para ser dirigido con mano firme pero cercana, y montar un conciertazo impresionante, como la ocasión requería…

Tras el concierto de Zaragoza (al que decidí no asistir, por prudencia, dado mi estado de salud), recibí un correo del Director del Orfeón Pamplonés comentándome que todo había sido diferente, con más dedicación del Maestro al coro, obteniendo un resultado impresionante en calidad artística. Según parece, su viaje a Pamplona, con retrasos, problemas varios incluidos…, no fueron la mejor base para que diera todo lo que esta figura de la batuta es capaz de dar.

Salud para ti y los tuyos.

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