No importan las muertes

(¿Dispones de 4 minutos para leer este texto?)

Como ya es habitual en este blog, y como deferencia a las personas que prefieren escuchar a leer, voy a colgar a continuación el vídeo del texto.

Parece un título provocador… y realmente lo es.

Este fin de semana pasado he tenido el honor de asistir a un coloquio organizado por la plataforma Bizitza en el salón de actos de los Salesianos de Deusto, Bilbao.

La finalidad era mostrar a las personas interesadas en escuchar, y al mundo en general, nuestra visión de lo sucedido en estos últimos cinco años de fraude sanitario, así como nuestro análisis de lo ocurrido en la Comisión de Salud del Parlamento Vasco el pasado día 5 de mayo, y la visión hacia delante.

Todo fue grabado y se podrá ver en diferido.

Lo que más me afectó fueron los testimonios de dos mujeres que se atrevieron a subir al escenario para contar sus experiencias. La primera, quedó literalmente paralizada y «más allá que acá» tras su tercera dosis de aquel engendro. La segunda mujer, una mujer joven, terminó de conmocionarnos y emocionarnos.

Nada más y nada menos que, de buenas a primeras, se quedó sin su hijo de 14 años tras la segunda dosis. Una dosis mortal de un lote ya conocido posteriormente por su mayor letalidad.

Lo más impactante para mí es la reacción posterior de los servicios de atención. Frases como la del forense que le tocó en suerte: «pasa mucho». Y la del psiquiatra que le atendía: «te lo estás inventando y te voy a subir la medicación para que no pienses».

¡¡Qué poca empatía!! Qué poco parece importarles el dolor generado gratuitamente en un niño sano y deportista con toda su vida por delante y en su entorno.

Esta mujer valiente se pregunta en voz alta: «¿qué tiene que pasar para que la población reaccione?». Finalizó su intervención exhortando a los médicos que pudiera haber entre el público a que «pierdan la fe en lo que les han enseñado para que no tengan que perderla como ella, cuando perdió a su hijo».

¡¡Brutal!!

Dejo aquí el vídeo de su corta intervención (2 minutos y medio).

Y como no creo en las casualidades, voy a comentar un artículo que he leído en estos días del comentarista médico y «youtuber» Dr. John Campbell.

El título reza así: «¿Por qué no hablamos sobre el exceso de muertes en los países con altas tasas de vacunas de ARNm?».

Este profesional ya jubilado hace un repaso de varios estudios en los que se está comprobando la correlación entre tasas de inoculación y tasas de mortalidad por todas las causas. Y en el mismo artículo se defiende de las críticas recibidas por osar relacionar estas dos cuestiones.

Dice, con toda razón, que no se puede adjudicar un proceso de causalidad a una simple correlación… Pero cuando se ven este tipo de correlaciones tan marcadas y expresadas en diversos países durante el mismo periodo temporal…, ¿no da que pensar en una causa que ha afectado a todo el mundo a la vez?

¿A qué nos empujaría esta situación si hubiera la mínima racionalidad y decencia en la ciencia actual (ciencia con minúscula hasta que no demuestre otra actitud)? Pues a que los gobiernos y las instituciones de salud pública se dedicaran a estudiar más profundamente esas señales tan claras entre la mortalidad y laS tasas de inoculación covid.

¡¡Y no se está haciendo!! Entonces, ¿cómo se va a poder demostrar fehacientemente ese proceso causal? ¿Hasta cuándo vamos a estar así? ¿Hasta cuándo van a seguir recomendándose institucionalmente las inoculaciones?

El artículo, repito, tras mostrar diversos estudios realizados sobre el exceso de mortalidad en las poblaciones de distintos países acaba con unas frases muy duras respecto a la humanidad de esta gente:

«Tal vez las vidas no son importantes. Tal vez tenemos cosas más importantes que hacer».

«Hubiera pensado que la vida humana es bastante importante, pero bueno, tal vez estaba equivocado».

Siento acabar así… pero esto es lo que hay, tristemente. Si no quieres formar parte de esa población silenciada o silenciosa, alza tu voz para que esta tragedia no se vuelva a repetir.

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Salud para ti y los tuyos.