Reencuentros

Ayer tarde-noche estuve en la ciudad de Zaragoza, en casa de un antiguo compañero de Facultad, con motivo de su 50 cumpleaños. Mi asistencia al evento fue una sorpresa entretejida por su mujer, a sus espaldas. Así como yo, aparecieron otros tres amigos de la época de estudiante.

El reencuentro, tras unos cuantos años sin vernos, fue muy cordial y entrañable. Es una buena persona, de alma noble, originario de la montaña de Navarra (Valle del Baztán). Dos de los amigos acudieron con sus parejas y algún chiquillo. El ambiente fue muy agradable en el jardín de su casa, en una noche fresquita, con cierzo, y con unos cuantos petardos y fuegos de artificio de corto alcance (en la familia de su mujer hay orígenes valencianos).Tras la despedida de gran parte de los invitados a la fiesta (familiares, otros amigos actuales…), nos quedamos en ‘petit comité’, ‘charra que te charra’, una decena de personas, entre las que estábamos varios médicos y tres farmacéuticos. Y, cómo no, la conversación giró sobre una serie de temas que tenían como telón de fondo el funcionamiento de la Sanidad en nuestras tierras respectivas.

Mis amigos guipuzcoanos (un Cirujano Maxilofacial y una Psiquiatra) iban describiendo casos concretos de su entorno inmediato que hacían ver los fallos garrafales en cuanto a asistencia, organización y protocolización del Sistema Sanitario actual (sobre todo se referían a Osakidetza, el Servicio Vasco de Salud). Se veía claramente, por un lado, la necesidad de modificar los criterios economicistas que frenan el nivel de asistencia; y, por otro, la urgente necesidad de educar en la salud, de promover el sentido común en la vivencia de la enfermedad, en el uso consciente y responsable de los medios técnicos y humanos de los que, en estos momentos, se dispone. Esto, para ser justos, era evidente en todos los territorios…

El homenajeado, actualmente Médico ‘de a pié’ en un Centro de Salud zaragozano (aunque ha estado varios años en la gestión de recursos), comentó que cada unidad que se implementa en el sistema sanitario, sea del tipo que sea, de la dimensión que sea…, al cabo de unos meses se satura como el resto de lo ya funcionante. El sistema se lo traga todo…

Salió a colación la necesidad de que el usuario contribuya económicamente, aunque sea solamente de manera testimonial, para evitar el despilfarro en los gastos de farmacia y en la utilización de los recursos técnicos y humanos (urgencias…). Tal como va el ritmo de gasto, el sistema a largo plazo es insostenible.

Como tampoco podía faltar, salió la dichosa Gripe ‘A’. Una pregunta inocente (¿cómo esperas que venga este invierno?, ¿calentito?) fue el detonante para un ratito de conversación animada, cada uno aportando su modo de ver la cosa…

En fin, que para cuando nos dimos cuenta, las agujas del reloj se acercaban a las 3h30’…, así que nos despedimos con apretones, abrazos, besos… «A ver si nos vemos…», y tal y tal… Una corta visita a Zaragoza que me ha dejado un buen sabor de boca.


Salud para ti y los tuyos.

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