Sangre, Sudor y Lágrimas en el Desierto
Hay confusión en la información… ¿Cómo no va a haberla? Cuando no interesa que el mundo conozca lo que ocurre en un lugar, es fácil colocar un (es-)tupido velo: no se deja llegar a ningún reportero, pues cuentan lo que quieren (la verdad es que muchas veces sí, je-je) y «tergiversan los hechos», mostrando el lado antipático del gobierno de turno…
Tras entrar las fuerzas marroquíes y desalojar, desmantelar el campamento de protesta que se montó en las afueras de la capital saharaui, con unas 20.000 almas. Primero fue sitiado, estrangulado en su aprovisionamiento (ya no tenían agua disponible) y con la prohibición de quemar sus basuras fuera del campamento; luego vino la auténtica barbarie, de la que el gobierno marroquí no quiere que el mundo se entere.
¿Cuántos muertos ha habido? El portavoz marroquí hace balance de 10 policías y un civil saharaui de nacionalidad española. Mientras tanto, según medios de comunicación, el Frente Polisario cuenta once saharauis muertos, 723 heridos y 159 personas desaparecidas. La Oficina del Ministerio de Territorios Ocupados de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) cifró hoy en más de 4.500 los heridos y más de 2.000 los detenidos tras el desmantelamiento de ese campamento en El Aaiún, ciudad que, dijeron, se mantiene «en estado de sitio».
Y, curiosamente, a la vez, los representantes del pueblo saharaui y del Reino de Marruecos se reunían en Nueva York en unas conversaciones para encauzar la situación de la región y sus habitantes. Las conversaciones terminaron con una nueva fecha para reunirse…, el mes próximo.
¿Y España y la comunidad mundial qué dicen al respecto? Y señalo a mi país porque fue el que dejó la cancha libre a Marruecos en la «espantá» de 1975, con Franco en las últimas o ya recién fallecido (no me acuerdo bien), ante una farsa montada por el gobierno alauita en forma de «Marcha Verde», cuando miles de marroquíes entraron en forma pacífica (¿solos o con séquito militar?) en territorio saharaui.
Seguramente, más de una vena y bastante bilis se colapsaron en los cuerpos de los militares españoles (por supuesto en los de carrera, no en los soldaditos de a pie) que, en aquellos años, cumplían servicio en esas tierras desérticas, y tamaña sensación de impotencia ante la debilidad mostrada por el gobierno español de la época.
Lo curioso del caso es que esa «bajada de pantalones» española no ha sido resuelta por ninguno de los gobiernos democráticos que siguieron a la dictadura: todo buenas palabras, con alguna mueca de disgusto…, pero todo por una buena vecindad con Marruecos y sus licencias de pesca… Y para muestra, un botón: la visita de Felipe Gonzáez en Noviembre de 1976, todavía el político envuelto en pana de la primera época, haciendo gala de su ideología para apoyar el proceso de autodeterminación del pueblo saharaui.
¿Todo vale? ¿Nada basta? ¿Es más importante conseguir esa buena vecindad con Marruecos que la injusticia manifiesta y mantenida hacia el pueblo saharaui?
Me ha llegado una presentación en ‘.pps’ sobre el tema y, por su interés descriptivo, la voy a colgar a continuación.
Salud para ti y los tuyos.