Sensibilidad Química Múltiple
Por mi participación en el grupo de trabajo «Salud Verde», perteneciente a la Coordinadora Verde, un encomiable intento (en el marco estatal) de aunar la máxima cantidad de movimientos, iniciativas, partidos de espíritu verde, me llegan mensajes, temas, noticias sobre distintos ámbitos de la Salud…, o de la enfermedad.
Y uno de estos temas que, por otro lado, pasa desapercibido para el común de los habitantes de este país, es el de la Sensibilidad Química Múltiple. Más de un@ os preguntaréis qué es eso o a qué hace referencia. Pues con ver el significado de las tres palabras, ya lo tenemos descrito con facilidad: hacen referencia a las personas, cada vez más numerosas, que son exquisitamente sensibles en sus organismos a la presencia de sustancias químicas en su más variada composición.
Son personas que se deben defender del medio entorno químico a través de mascarillas que les impidan tomar contacto en sus mucosas con las sustancias volátiles que inundan los lugares en los que se rocían a la hora de hacer limpiezas de locales, tratamientos de jardines, etc. Y no es que les moleste el aroma de una colonia… No, es que les puede sobrevenir de inmediato un ataque de asma o algún otro trastorno, en una grandísima variedad de cortejos sintomáticos.
¿Y qué ocurre con estas personas (que, tristemente, no son ni dos, ni tres ni cuatro)? Pues que en este santo país, no se les considera que estén afectos de esta enfermedad…, por una razón muy simple: tal cuadro no está contemplado en la lista de etiquetas que la autoridad sanitaria toma como patologías diferenciadas.
Consecuencia directa: cada una de estas personas debe buscarse la vida, trampear con los sitios, prescindir de trabajos en los que no se les considera como personas sensibles a determinadas situaciones de contacto con útiles de limpieza, etc.
Uno de los casos actuales que está en el candelero, y del que me están llegando noticias por varios lados (gracias, Ignacio) es el de una trabajadora del Hospital del Mar de Barcelona, Pilar Remiro, afectada de esta «nueva enfermedad» que, para su supervivencia, debe colocarse una mascarilla al ir a su trabajo por la especial densidad de sustancias químicas (desinfectantes, en general productos de limpieza) que permanecen en suspensión en el aire que debe respirar.
Para más «inri», la dirección del hospital le obliga a permanecer en su puesto de trabajo «sin» mascarilla. Seguramente pensarán que da una muy mala imagen que una persona esté en su hospital con mascarilla… ¿No recordáis cuando se comenzaron a usar o recomendar mascarillas en el, para ellos, brote pandémico de gripe A? No era para «proteger» al colectivo sanitario de una contagio? ¿Por qué ahora esta persona no puede protegerse (sin comillas) de una serie de sustancias químicas que le matan lentamente en su puestode trabajo?
El periodista independiente Miguel Jara ha dedicado recientemente una entrada de su blog a mostrar este caso flagrante que os acabo de presentar.
Un compañero de fatigas en el grupo de trabajo «Salud Verde», Carlos de Prada, administrador y eje del Fondo para la Defensa de la Salud Ambiental, también se ha decantado por mostrar este tipo de realidades y ha dirigido su buen hacer y su energía para defender (y defendernos) de los peligros del uso desmedido de los productos derivados de la Industria Química. En su página web podréis profundizar en la información respecto al SQM.
Ayer, la Coordinadora Verde, en relación con este tema, emitió una nota de prensa que podéis leer en el blog de Salud Verde. Vamos a intentar ser tod@s más conscientes a la hora de emplear productos que, por su contenido en Cloro (como las lejías, DDT y otros derivados), Flúor, Bromo… o sus derivados, acarrean que cada vez más personas sufran el deterioro de su salud.
Salud para ti y los tuyos.