Síndrome de Hiperactividad y Déficit de Atención
Mi querido Carlos ha colgado en su blog (http://conalternativa.blogspot.com/) un vídeo muy descriptivo e ilustrativo sobre el fenómeno del síndrome del niño hiperactivo, que se puede unir al llamado síndrome del déficit de atención y cosas similares…
El vídeo ya lo había visto y lo tenía guardado para realizar una entrada específica sobre el tema, por lo que, en este momento, tras agracedecer a Carlos su iniciativa, voy a colgar dicho vídeo con una introducción sobre el tema.
No estoy totalmente de acuerdo con la opinión del psiquiatra protagonista, el Dr. Szasz, en cuanto a qué llamamos enfermedad (para mí no hay distingos entre las diversas afectaciones de los diferentes planos de la persona: mental, emocional, energético, físico…). Para mí, cualquier disarmonía en cualquiera de los ámbitos descritos, puede ser llamado, en el más amplio sentido de la palabra, enfermedad.
Sí estoy de acuerdo en que la corrección de comportamientos (tomados como enfermedad o no) no debe ser reducida al ámbito de la química. Evidentemente, todo lo que afecta al ser humano pasa por movimientos o modificaciones, alterados o no, entre neurotransmisores, hormonas, sustancias químicas…, segregadas por las diferentes glándulas corporales…
Si el médico pretende reorganizar químicamente la función de un organismo, no tiene la posibilidad de dirigir todas y cada una de las interacciones que es capaz de realizar una sustancia química en el cuerpo en una unidad de tiempo concreta… Esta cuestión suelo describirla coloquialmente diciendo que los fármacos son ‘tontos’; o sea, que van a intentar ocupar todos y cada uno de los receptores químicos que ‘casen’ perfectamente con el principio activo, independientemente de si son adecuados o no a la finalidad que se quiere conseguir, mientras dure el principio activo una concentración mínima de efectividad en sangre.
Este suceso no ocurre con las sustancias químicas generadas y sacadas al torrente sanguíneo o a los espacios intersticiales por la inteligencia inconsciente del ser humano. Nuestros propios ‘fármacos’ están diseñados para actuar en zonas específicas, limitadas, en momentos concretos y restringidos, sin producir otro tipo de interacciones ni efectos secundarios indeseables añadidos.
Evidentemente, la Neuropsiquiatría ha descrito, y no soy yo quien lo niegue, la función de las vías de la Dopamina como funciones alteradas en los cuadros del Síndrome de Hiperactividad y Déficit de Atención, provocando conductas rupturistas con el orden establecido, con los cánones que la sociedad ha estructurado como ‘normales’.
Podemos contemplar cómo, de unos cuantos años a esta parte, nuestros hijos, desde una edad temprana, desarrollan actitudes claramente beligerantes con lo que la sociedad ha estructurado como ‘políticamente correcto’, y se lanzan muy fácilmente hacia una vida más abierta, ‘desordenada’, sin atender las normas, los momentos, los lugares ‘oportunos’…
El Gran Hermano ha decidido, y convencido de ello al ‘humanito’ común y corriente, de que se trata de una alteración psíquica, por lo que ha utilizado al sistema médico para intentar medicalizar el tema, sumergiendo a estos niños en una dinámica en la que se ven anulados como personas, limitados en sus capacidades, aunque haya casos concretos (y conozco más de uno) que el uso de la medicación haya sido tabla de salvación de una situación insostenible… (intento no ser dogmático).
¿Por qué no ir modificando nuestro sistema organizativo (escolar, familiar, social) para que puedan estos críos desarrollar todo su potencial?¿Por qué encorsetarles en una aulas rígidas?¿Por qué no darles oportunidad de quemar todo ese fuego interior en unas condiciones adecuadas, sin que deban sentirse enfermos o puntos negros de la sociedad?
Y sin más preámbulos, ahí tenéis el vídeo mencionado.
Salud para ti y los tuyos.