(imagen tomada de aquí)
Cuando la palabra “cáncer” aparece en nuestra mente, es fácil notar un cierto escalofrío, una cierta angustia vital porque, quien más quien menos, hemos visto o sentido en nuestras carnes las consecuencias de los dramáticos zarpazos que esa manera de enfermar ha causado en alguien cercano o querido.