Un Triste Aniversario

Fui uno de esos tardanos a la hora de enterarme de aquel suceso fatal. No recuerdo dónde estaba (me imagino que trabajando en la consulta) pero creo que «me di cuenta de lo que había pasado» al mediodía, cuando llegué a casa.

¿Y por qué esas comillas en la frase anterior? Porque entonces me llegó lo que era evidente en las cámaras de televisión y los contenidos de opinión que se escuchaban por doquier en relación a este dramático suceso: Un atentado criminal y sanguinario en el corazón de América cometido por unos bárbaros con otro color de piel, otra cultura y otra religión.
Pero, más tarde, me llegaron otras voces con otros contenidos bien diferentes a los que me había ya cansado de oír en los diferentes medios de comunicación en boca de políticos y analistas. Y me empecé a plantear si lo que de verdad ocurrió era tal y como lo habían dicho en un principio… o le daba crédito a la suma de interrogantes que otras personas (y no precisamente marginales con déficits intelectuales) lanzaban a la tesis oficial.
Cada vez estoy más convencido del papel intoxicador de los medios de comunicación, de que están al servicio del poder en toda su dimensión y en todo tipo de situaciones. Oímos repetidamente lo que quieren que oigamos repetidamente. No sé si era Gandhi, Einstein o algún otro de estos sabios personajes quien decía algo así como que una mentira repetida innumerables veces se convierte con facilidad en verdad para la masa aborregada (y con esto no quiero insultar a nadie, es una manera coloquial de hablar).
Cuando inicié este blog, a finales del año 2008, una de las metas que me marqué fue ayudar a informar a la población sobre temas o informaciones, a mi modo de ver, interesantes. Y ahí sigo estando. Puse, y sigue siendo válido, un enlace a un documental sobre este luctuoso hecho en el que se muestran los interrogantes (al menos algunos de ellos) que se daban de bruces frente a la teoría oficial del atentado islamista.
Anteayer por la noche, vi junto a mi pareja una película interesante (por su temática): «El mensajero del miedo» (2004). Era la versión más moderna, porque hay otra más antigua (1962), con el mismo título y en blanco y negro, que todavía no hemos visto. Lo primero que me repatea es el porqué de los cambios del título a la hora de traducirlos al castellano, pues el original es «The Manchurian Candidate», título que hace referencia al nombre de una empresa (me imagino que ficticia) que genera un candidato en las elecciones presidenciales norteamericanas. ¿Un cambio interesado?
Bueno pues, aunque pueda ser tomado como un tema de ciencia ficción, muestra (y se sabe que la realidad supera siempre a la ficción) la implantación de chips en humanos, en militares concretamente, como manera de influir directamente sobre las personas, y de lo que se cuece en las altas instancias de la política, donde todo vale con tal de conseguir unos propósitos. Como era un tema que sintoniza muy cercanamente al tema de hoy, pues me ha parecido interesante plasmarlo en esta entrada.
Y hace poco, el amigo Manolo (gracias) me envió un enlace a una serie de informaciones publicadas en el diario El Mundo, uno de los grandes diarios de tirada nacional en España, en las que, entre otras informaciones y artículos, hacía referencia a la existencia de una tesis diferente a la oficial y catalogada como La Conspiración. Es interesante que vayan saliendo poco a poco a la luz pública también estas otras maneras de ver la realidad.
¿Sabremos alguna vez qué es lo que ocurrió de verdad? Lo que es innegable que sirvió para urdir la estrategia política y militar de EE.UU frente a Irak y su petróleo… Se soliviantó a la opinión pública norteamericana y no fue difícil que apoyara la vía de respuesta militar…
¿Sabremos alguna vez qué es lo que ocurrió de verdad?

Salud para ti y los tuyos.

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