Una Propuesta
Otro día más, otra semana más, otro mes más…, y la vida continúa, con los aderezos clásicos, independientemente de la época que nos toque vivir. Estos componentes que nos afectan a los seres humanos cotidianamente, aquí y en Pernambuco, componen la base de la vida y se trata simplemente de colocarnos frente a la satisfacción de nuestras necesidades básicas.
Como casi siempre me ocurre, cuando estaba redactando el final de esta entrada, he visto que se ha alargado un poco (je-je). Ante la posibilidad de que haya personas que no terminéis su lectura, os aviso de que cara al final hago una propuesta concreta que puede interesaros…
No voy ahora a repetir los entresijos de la pirámide de Maslow pero, aquí, en el «primer mundo» donde vivimos, ocurre algo que está torpedeando la vida por debajo de su línea de flotación, como si de un barco se tratara frente a la agresión de una nave submarina. El tema de la subsistencia.
No hay que olvidar que venimos de la sociedad de la opulencia, en la que todo ha valido para poseer y consumir: desde la especulación más descarada al derroche más insolidario. Y, en éstas, como si fuera por arte de magia (¿seguís creyendo que fue así?), comienza a escasear la fuente de nuestras posibilidades de consumir: el dinero.
Nos hemos metido en unas dinámicas en las que es imposible mantenernos cuando el dinero escasea. ¿Quién está libre de abonar mensualmente al banco correspondiente la cuota de la hipoteca de turno con sus intereses incluidos? ¿Cuánto dinero hay disponible para que fluya en una economía lubricada? Missing! Por arte de ¿magia? sólo queda dinero (y no suficiente) para pagar deudas y no para satisfacer nuestras necesidades básicas ni disfrutar de la vida, y aquí el ejemplo vale tanto para una economía familiar como para cualquier economía de cualquier nivel social (ayuntamientos, autonomías, estados, megaestados…).
Pero, ¿qué podemos hacer los ciudadanos de a pie ante esta coyuntura, cuando las previsiones económicas para España nos están diciendo que se prevé llegar a cinco millones setecientos mil parados (lo escribo en letra para que se lea bien clarito), y casi (o ya sin casi) existen millón y medio de familias en las que ninguno de sus componentes aporta ingresos, y el cuarenta y cinco por ciento de nuestros jóvenes está con las manos en los bolsillos en lugar de mantenerlas ocupadas en algo interesante?
Mi inestimable fuente de enlaces e informaciones varias Manolo (muchas gracias por compartir) me envió un artículo de blog en el que había un enlace a un vídeo que merece la pena visionar. Os invito a verlo aunque su duración (hora y 19′) pueda ahuyentar a muchas personas. El entretenimiento de ver una película, un partido de cualquier deporte, o un espacio de variedades, concursos, etc, en la televisión puede ser sustituido sin problemas por una inversión de ese tiempo en algo como esto, y que, en contraposición, puede generar conciencia y abrir horizontes de esperanza a las personas.
Una de las personas que habla en este vídeo es Bernard Lietaer (en este enlace de la Wikipedia en inglés podéis leer más extensamente sobre el personaje), un estudioso de los sistemas monetarios que estuvo en el Banco Central de Bélgica y colaboró en los antecedentes de la creación del «euro» como moneda de la Comunidad Europea. Su mensaje es claro, diáfano, sin lugar a dudas: el dinero, como bien escaso (y los bancos trabajan para hacer de él un bien escaso a través de los préstamos, de la generación de deuda), lanza a la población a la competición entre las personas para conseguir ese bien preciado y escaso. Podéis leer una interesante entrevista a este economista si seguís este enlace.
La creación de monedas locales se coloca como una de las mejores soluciones al descalabro de las relaciones económicas del ser humano de esta parte del mundo. No se trata de hacer desaparecer las actuales monedas nacionales (el «euro» en mi caso) sino de implementar otro tipo de intermediación, la moneda local, que va a posiblitar que no tenga razón de ser su acumulación y que sirva, para potenciar la lubricación de las relaciones vecinales, locales; en resumen, estimule el mercado de lo local.
Las experiencias que ha habido (y que siguen activas) en muchos lugares de diversos continentes, nos enseñan que este tipo de organización de la economía familiar ha generado una mayor frecuencia de relaciones interpersonales dentro del mismo hábitat (pueblo, barrio, valle…) y un aumento en la circulación de bienes y servicios, sin necesidad de la utilización de la moneda local.
En contraposición a los desmanes producidos por la gran banca y sus empleados más «listos», quiero promover este otro sistema económico, mucho más humano, limpio, sin falseamientos, sin contagios de fiebres avariciosas, y que sea algo que, en primer lugar, nos «suene» como algo existente en el mundo actual, y que, en segundo lugar, haya personas que apuesten por construir este tipo de experiencias.
Desde aquí os planteo hacer factible esta posibilidad. Tanto mi pareja como yo, desde hace algún tiempo, estamos experimentando la práctica del trueque en nuestras actividades. Es una práctica bien acogida por las personas pero se encuentra generalmente con una dificultad: la de hacer efectivo el intercambio al estar sólo dos personas, cara a cara, intentando ver qué servicio de la otra persona me puede interesar.
Lo primero que se necesita, pues, es un mayor numero de personas que se integren en esta manera de relacionarnos. Y lo segundo, que haya una especie de directorio, base de datos, en la que figuremos cada uno de nosotros, nuestra localización (dirección postal, correo electrónico y/o teléfono de contacto), y los bienes, servicio o servicios que podemos ofertar a los demás.
Es evidente que una propuesta de este tipo debe partir como una experiencia local, por lo tanto, como yo me muevo en Navarra, y más concretamente entre Pamplona y Etxarri de Etxauri, la red que quiero desarrollar se circunscribirá a esta zona del globo terráqueo. Aprovecho esta entrada para haceros un llamamiento a que deis un paso adelante, para que entre todos contribuyamos a que este mundo funcione de otra manera. Todo va a depender de cada uno de nosotros.
Sé que un gran componente de mis lectores vive en otras zonas de España y, sobre todo, al otro lado del charco (América)… Os tengo presentes y os animo a formar parte de las distintas redes que funcionan en distintos países; y a que, si no encontráis nada así en veustra zona, contactéis con personas que piensen de la misma manera (no es difícil) y os mováis para levantar otra experiencia paralela.
Soy consciente de las posibilidades que tiene la red (Internet) para despertar conciencias y unir personas. Así que tengo pensado reforzar, en un futuro cercano, las posiblidades de llevar a cabo relaciones comerciales «on-line». No se me ocurre cómo pudiera utilizarse Internet para otros tipos de intercambios «en especie» (pero todo puede suceder…).
Las personas que estéis interesadas en formar parte de esta ilusionante aventura y queráis figurar en el directorio de «asociados», por favor, os podéis poner en contacto conmigo a través del correo electrónico o del teléfono (mis datos están en «mi perfil»).
Durante este fin de semana voy a enviar también esta propuesta a mi lista de contactos por correo electrónico. Dependiendo de las respuestas obtenidas, comenzaremos (continuaremos) entre todos a darle a las neuronas sobre cómo concretar el procedimiento…
Lo más importante de todo, decir que todo está por hacer. Lo grande de este tipo de experiencias es que, además de propiciar «tejido social» en la zona donde se desarrolla, en cada caso se rigen por los acuerdos que cada comunidad estipule como adecuados a su propia realidad.
Salud para ti y los tuyos.