En esta ocasión, aprovecho este espacio para dar mi apoyo a la Dra. Nadiya Popel, un ejemplo de dignidad, ética y fuerza a la que, ya desde hace un tiempo, le está tocando luchar contra las múltiples caras de la administración por su manera integral de ver a la persona que pide su ayuda.

A continuación, mi escrito de apoyo a esta profesional.

Como ya es habitual en este blog, y como deferencia a las personas que prefieren escuchar a leer, voy a colgar a continuación el vídeo del texto.

Mi nombre es Silvano Baztán Guindo, doctor en Medicina por la Universidad de Navarra y con más de 40 años de ejercicio profesional a mis espaldas.

No conozco personalmente a la doctora Nadiya Popel pero, dado que ha estado en la primera plana de los medios de comunicación en diversas ocasiones debido a su actitud inequívocamente ética de atención integral a sus pacientes en toda la singladura postvacunal de la pandemia covid, me siento en la necesidad, sin duda alguna, de mostrar mi apoyo a su labor.

He seguido la evolución de este caso y de la presión a la que ha estado sometida en todo momento, desde el propio hospital donde trabaja hasta la Consejería de Sanidad del Gobierno Balear, llegando el caso de que el organismo correspondiente de la administración balear prohibió a las farmacias de la Comunidad Autónoma dispensar las recetas acuñadas por esta profesional. Algo inaudito e ilegal.

Ahora es la AEMPS, la agencia española del medicamento, la que se ha metido en este juego de presionar a la dra. Popel. En esta ocasión, parece ser, por los productos que utiliza en su trabajo atendiendo a personas que le piden ayuda y que no la han recibido desde el servicio público de salud.

He visto un vídeo que la propia doctora ha editado explicando lo sucedido y, aunque nunca se puede emitir un juicio sin escuchar a las dos partes, me parece que no son maneras de actuar, tal y como ella describe la actitud, las formas, con las que esos inspectores procedieron con ella.

No tengo información suficiente sobre si la doctora Nadiya Popel ha sido negligente o no a la hora de seguir todas las reglas, pasos burocráticos que la normativa exige para la práctica de la medicina. Pero si así lo fuera, ¿qué es lo importante?: ¿solucionar una práctica incorrecta o someter a juicio sumarísimo, uno más, a una profesional que sólo intenta ayudar desde sus más firmes convicciones a quienes le piden ayuda?

Desde aquí expreso mi total apoyo a la doctora Nadiya Popel y mi más ferviente deseo de que pueda seguir realizando su trabajo, impagable con dinero, en las mejores condiciones posibles, sin la presión multifocal a la que está siendo sometida.

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Salud para ti y los tuyos.