Éste es un tema, el de los Chemtrails, que requiere, para su mejor comprensión, de una mínima introducción aclaratoria sobre la propia terminología empleada.

“Chemtrail” es una palabra que se comenzó a utilizar para nombrar los rastros, las estelas que dejaban los aviones y que se quedaban fijos en el cielo, a diferencia de los vapores de condensación normales que antiguamente salían de los motores de los aviones y que, al ser en su  mayor parte vapor de agua (junto a algún otro residuo de la combustión del reactor), desaparecían tras unos segundos después de emitirse. Éstos son los denominados “contrails”.

El tema de los chemtrails se ha convertido en uno de los tópicos de la mal denominada “Teoría de la Conspiración”. Se dice que comenzaron a mediados de los años 90 (del siglo pasado) y, desde entonces, hace que cada vez seamos más personas las que miremos de vez en cuando (cuando no diariamente) el aspecto de nuestro cielo.

Existen muchas hipótesis sobre el porqué y el para qué de los chemtrails. En esta entrada no tengo intención de entrar a describir en profundidad este tema (en el que hay vertientes de Salud pública, Política internacional, Poder,…) sino, exclusivamente, mostraros la realidad de una mañana cualquiera al salir al balcón de mi casa.

Si quieres leer algo más sobre el tema, aquí te dejo un enlace a un pequeño dossier (45 páginas).

Salud para ti y los tuyos.