Los sindicatos empiezan a hacerse notar (ya están en marcha las convocatorias de protesta en las calles de las principales ciudades del Estado), actitud que reconduce su caminar a la senda más beligerante de proteger a los más afectados por la actual crisis: l@s trabajadores-as. Hasta ahora parecía que, con los parabienes que regalaban al gobierno, habían perdido su norte…

El tema, que a lo mejor se sale un poco de la línea propia de este blog, es que debemos contemplar el cuadro general de la actual situación de crisis, con un paro “in crescendo”, y con una receta política para sacarnos del abismo socio-económico en el que se encuentra nuestro país que consiste en aumentar el consumo…

Señor@s del Gobierno, ¿a qué oculto interés están sirviendo? ¿No es suficientemente claro que ha sido precisamente el excesivo consumo, el derroche de bienes, una de las causas fundamentales de la situación crítica en la que vive el mundo? (y me refiero al “primer mundo”, dado que el tercer o cuarto mundo ya les costaba sobrevivir a esta dictadura de mercado en la que el ser humano del primer mundo ha metido a todo el planeta).

No es de extrañar la actual generación de un movimiento social que se basa en el “Decrecimiento” (si a alguien le interesa, simplemente colocad la palabra en cualquier buscador de internet y saldrán páginas relacionadas con esta temática de “nuevo” formato). Es necesario dejar de crecer económicamente, pasarnos a la simplificación de medios, a la sencillez en la manera de vivir…

Y pareja a la receta ya mencionada para salir de la crisis (aumentar el consumo y, por ende, la producción para volver a un ritmo frenético de derroche, favoreciendo la esquilmación de nuestro planeta…), se nos propone desde las instancias gubernamentales, apoyadas por la Patronal y los rectores de los organismos económicos internacionales, que la población retrase su edad de jubilación dos años, hasta llegar a los 67.

¿Esta es la medida salvadora para fomentar el empleo de la gente joven que intenta infructuosamente acceder al mercado laboral? Mi sentido común (no soy economista) me dice que cuanto más se retrase la edad de jubilación, menos puestos habrá para ser ocupados por gente joven.

Y ahora vamos, por un momento, a ponernos en el pellejo de un individuo que vive esclavizado por su trabajo, en condiciones deplorables, con gran esfuerzo físico, para hacer frente a la supervivencia de su familia… ¿Qué puede suponer a una persona en esta situación la ejecución de una medida como la expuesta anteriormente? Angustia, desesperación…

Otra cosa sería si se le pudiera dar la posibilidad de alargar algo su etapa laboral, de manera voluntaria, a una persona que está viviendo felizmente su trabajo, con unas consecuencias directas de aprovechamiento social de su buen hacer (algunos Catedráticos en Universidades, otras gentes de saber experimentado)… Sería, incluso, un disparate prescindir de su sabiduría. Recuerdo que, en una etapa política anterior (no llego a ubicarla cronológicamente), se puso en marcha una medida justamente en el sentido contrario, con lo que la Nación prescindió de gente mayor que ocupaba puestos muy específicos (enseñanza sobre todo). Una auténtica barbaridad…

Y puestos a hablar de temas sociales (el paro), acabo de recibir un mensaje de mi amigo Carlos, con el típico reenvío de una carta de una persona harta de la situación. Aun a riesgo de alargar la entrada, voy a transcribirla tal cual la he recibido.