Entrevista sobre Vacunas
La semana pasada, contesté a una serie de preguntas que me envió una periodista del diario “Gara”, de cara a confeccionar un artículo en el que íbamos a participar dos personas: una apoyando y otra siendo crítica con el sistema actual de vacunas.
Os voy a dejar un poco más abajo la totalidad del cuestionario (en lo que corresponde a mi participación, claro) puesto que, en el suplemento semanal del diario (“Gaur8”) y en la versión digital, está íntegramente en euskera; bello idioma pero que, para mí, constituye un muro que no puedo atravesar.
Ahí va:
Cada vez es más habitual no poner vacunas. ¿Son muchos los niños que no las reciben? ¿Qué razones suele haber tras esta decisión?
Carezco de datos para contestar a la primera parte de la pregunta, al desconocer el número y/o porcentaje de niñ@s que no se vacunan en estos momentos. Lo que sí me da la impresión es de que va aumentando el número de parejas que opta por no vacunar a sus hij@s pero, repito, es una impresión subjetiva.
Creo que, en la realidad actual del Estado español, coinciden, en términos generales, dos grupos de casos en la no vacunación: en primer lugar, las parejas que se cuestionan los fundamentos teóricos de la vacunación como salvaguarda de la salud de los individuos, y se fijan más bien en los posibles efectos adversos de las mismas; y, en segundo término, l@s ciudadan@s procedentes de la inmigración y que, supuestamente, en origen, no fueron vacunados sistemáticamente.
- ¿La falta de vacunación ha generado que enfermedades ya desaparecidas vuelvan a aparecer? ¿Cuáles?
Parece ser que es el sarampión la enfermedad que más preocupación está dando a las autoridades sanitarias por el rebrote que se ha producido en los últimos tiempos. La OMS llegó a vaticinar el año pasado 500.000 muertes anuales por sarampión a partir de 2012, sobre todo en países africanos y asiáticos.
Lo que no se dice es que la histórica mortalidad por sarampión que sucedió (junto a la difteria, tos ferina y escarlatina) a principios de siglo XX en el mundo occidental disminuyó un 95% antes de la inclusión de las vacunaciones masivas a mediados de siglo. ¿Qué produjo esta casi total disminución en las tasas de mortalidad? El estado del bienestar (higiene, alimentación y otros cuidados de la población general) alcanzado por las sociedades occidentales tiene mucho que ver en este cambio en la epidemiología de las infecciones.
Más valdría encauzar el dinero que se gasta en vacunas y otros tratamientos médicos en favorecer las condiciones de vida mínimas en la población mundial. Si fuéramos capaces de hacer desaparecer la pobreza en el mundo, y eso es sólo cuestión de voluntad política (ya lo hemos comprobado en las recientes medidas de rescate a las entidades financieras durante esta última crisis mundial), no habría necesidad de mantener este negocio por parte de las empresas farmacéuticas.
Por otro lado, es claro que cuantas más bolsas de personas no vacunadas haya, más personas van a enfermar de esos procesos. Otra cosa es si en las condiciones de salubridad (alimentación, higiene…) actuales, las personas podrán pasar las enfermedades sin peligro de complicaciones graves o de muerte. Ése es el miedo que tiene y que infunda en la población el sistema médico actual.
- ¿Son demasiadas las vacunas de hoy en día? ¿Las vacunas dejan al cuerpo humano desarrollarse de una forma natural?
Para poner un ejemplo, podemos ver que en los EE.UU., en el año 1983, a un niño durante sus 6 primeros años de vida se le inoculaban 10 vacunas; en 2007, la cantidad de vacunas ya eran 36. En España, en 2010, según el calendario vacunal de la Asociación Española de Pediatría, hay 29 vacunas a inocular sistemáticamente a nuestr@s hij@s, 4 recomendables y 2 para grupos de riesgo (además de la vacuna anual de la gripe).
Está claro que a l@s niñ@s actuales se les quiere impedir tomar contacto con los gérmenes presentes en la naturaleza y defenderse de ellos por sus propios medios, para lo que se intenta sensibilizar su sistema inmunológico frente a dichos gérmenes. Para mí es un grave error de base.
- ¿Es necesaria la vacunación de enfermedades que no existen en Euskal Herria? ¿Y es necesario ponerlas en una edad tan temprana? Hay algunas que son transmitidas sólo por medio de las relaciones sexuales
Un procedimiento aceptado para que no haya una enfermedad concreta en la población infantil es la utilización de la vacunación sistemática de dicha población. Nadie puede discutir este efecto de las vacunas como sensibilizadoras del sistema inmunológico frente a las sustancias dirigidas en las campañas de vacunación. Así pues, si se deja de vacunar frente a un germen que interactúa fácilmente con la población, es muy factible que la incidencia de esa enfermedad (sobre todo las clásicas de la infancia) aumente.
A mí, personalmente, me parece muy mal que se vacune a l@s niñ@s recién nacidos, por ejemplo, con cuatro dosis sucesivas de vacuna frente al virus de la Hepatitis B cuando es una patología que sólo la sufre el 0,3% de la población y, generalmente, se contrae a través de contagio parenteral (intercambio de sangre, sexual…) producido por conductas fácilmente evitables desde la educación de la población. Es una aberración el inocular este germen a toda la población.
En general, para defender una postura de no vacunación, l@s padres/madres deben aceptar el hecho y asumir la responsabilidad de que l@s niñ@s no vacunad@s puedan pasar por las enfermedades en cuestión, algo que era normal hace unas décadas.
- ¿Es más económico vacunar a todos los niños que tratar a los que enferman?
No tengo datos sobre las repercusiones económicas de las dos opciones. Sospecho que se consumen muchos recursos en vacunas, sobre todo en lo referente a la vacuna del virus del papiloma humano, que cuesta una cantidad de dinero superior al resto del calendario vacunal en su conjunto. Se trata de un gran pucherazo fomentado por los lobbies farmacéuticos y en el que ha caído el gobierno, frente a la resistencia de gran parte del colectivo médico (tanto pro- como antivacunas).
Si utilizamos en este tema de las vacunas el lenguaje económico, observamos que estamos hablando, sobre todo, de vacunar o no de las enfermedades propias de la infancia, con lo que, en el caso de no vacunación y que l@s niñ@s pasen las enfermedades, el coste por absentismo laboral o falta de productividad (bajas laborales) es mínimo, al ser enfermedades a pasar normalmente durante la infancia. Asimismo, la mayor parte de estas enfermedades no tienen tratamientos curativos específicos, por lo que las medidas terapéuticas a seguir son paliativas y de bajo coste sanitario.
¿Qué efectos puede tener la vacunación?
La vacunación provoca un primer efecto de hipersensibilización del sistema inmune de la persona a las sustancias inoculadas, logrando que, ante un siguiente contacto con el germen en cuestión, el sistema inmune reaccione con una respuesta efectiva, pudiendo solventar la situación de modo asintomático o con un cuadro menos “florido” que lo habitual. También es factible, aunque en baja proporción de casos, que la propia vacuna desencadene el cuadro médico que pretendía evitar.
La inoculación de los componentes de la vacuna, al atravesar las capas protectoras naturales del organismo (piel y mucosas), genera una inclusión directa en el torrente sanguíneo de sustancias que debían haber sido detenidas en primer lugar por esas barreras defensivas que poseemos de forma natural.
Y no sólo se inyectan sustancias propias de gérmenes (los mismos gérmenes muertos o atenuados, partículas constitutivas de su estructura proteica o glicídica, o bien estructuras provenientes de recombinación genética) sino que se añaden otros productos (los adyuvantes) para aumentar el efecto antigénico de la vacuna (como, por ejemplo, el Aluminio, el Escualeno…), sustancias descritas como tóxicas para el ser humano cuando se incorporan al medio interno de esa manera tan directa.
El estado de hipersensibilización provocado por las vacunas es fácil que favorezca el desarrollo de alergias, cuadros que son literalmente generados por una reacción descontrolada y excesiva del sistema inmune hacia sustancias que, en condiciones normales, serían inofensivas para el ser humano.
Por otro lado, teóricamente, habría que seguir vacunando a la población durante la edad adulta, ya que la defensa producida por las vacunas tiene fecha de caducidad. Las mayores complicaciones de un sarampión se dan, sobre todo, cuando la enfermedad se pasa de adulto. La única garantía para no tener que pasar la enfermedad en fase adulta es pasar por ella cuando corresponde, esto es, siendo niñ@s. Eso sí crea una defensa eficaz permanente.
¿Y la no vacunación? ¿Todas las enfermedades tienen cura sin estar vacunado?
Es evidente que, si no se vacuna a una población, como ya he dicho anteriormente, aumentará significativamente la incidencia de las enfermedades en cuestión. Esto es irrefutable. El tema es que yo considero que este tipo de enfermedades de la infancia (por ejemplo, las exantemáticas…) son muy útiles para el desarrollo de l@s niñ@s (en los planos físico, emocional, mental, en su personalidad…), y el ser humano está capacitado para hacerlas frente de manera adecuada si se mantiene en un estado de Salud.
Es preciso desprenderse del miedo a la enfermedad. Eso no quiere decir que deba prohibirse la vacunación, sino que las vacunas sean administradas según el criterio responsable de l@s padres/madres, asesorad@s con la información de los profesionales de la Salud, pues no hay dos casos iguales, y las situaciones de cada persona habría que valorarlas individualmente. Esta manera de actuar que estoy planteando supera la capacidad actual de los servicios de “salud”, dado que están centrados (y saturados), sobre manera, en atender a las enfermedades en lugar de fomentar el estado de Salud de las personas.
¿Por qué se pone la vacuna de la tuberculosis en la CAV y no en Nafarroa?
En este momento, cada Comunidad Autónoma posee un calendario vacunal propio. Desde diferentes foros sanitarios se quiere instaurar un calendario vacunal único para todo el Estado pero todavía el tema no está encauzado, por lo que suceden cosas como las que expone en la propia pregunta. Es un tema puramente administrativo, de competencias, y de voluntad política.
¿Detrás de las vacunas sólo existen intereses de salud?
Si hubiera un gran interés por la Salud, se atenderían en todas las partes del mundo, en primer lugar, las necesidades básicas, primarias de todo ser humano: agua en condiciones, alimentos suficientes y de calidad, un sitio para guarecerse de las inclemencias del tiempo, un clima de afectividad, una educación para la creatividad y la libertad, relaciones humanas abiertas y ricas en contenidos…
Cuando no se cubren este tipo de necesidades básicas, surgen todo tipo de patologías, al vivir las personas desde la escasez, la contaminación, la tensión y el miedo por el mero vivir. Si se quiere fomentar un estado saludable en cualquier población, conseguirlo es muy fácil: reorganizar el sistema social de cara a colocar al ser humano como figura principal del mismo, en lugar de fundamentarlo en otras cosas más secundarias (dinero, poder, posesiones…)
Estoy acostumbrado a enfocar este tipo de temas en modo “macro”, y observo que existe un grupo de seres humanos, sustentadores del poder (gobierne quien gobierne en las diferentes naciones), que están detrás de las grandes corporaciones transnacionales, y que son quienes intentan (y lo consiguen, día a día, siglo a siglo…) preservar un orden, preestablecido por ell@s mism@s, en el que autoperpetuarse.
¿Quién está detrás de la Industria Armamentista y qué objetivos mantiene? ¿Quién está detrás de la Industria Farmacéutica y qué objetivos mantiene? ¿Quién está detrás de la Industria Petroquímica y qué objetivos mantiene? ¿Quién está detrás de la gran Banca y qué objetivos mantiene? ¿Quién diseña el futuro de las sociedades? ¿Quién está detrás del negocio del Narcotráfico, de las Mafias y qué objetivos mantienen? ¿Es creíble que el objetivo de este modelo de sistema social en el que estamos sea el bienestar y la Salud del ser humano?
- Se dice que las vacunas producen autismo, ¿es cierto?
Hubo un estudio publicado en 1998 en una de las más prestigiosas revistas médicas, “The Lancet”, en el que se relacionaba la vacuna Triple Vírica con el aumento de las tasas de autismo. Este estudio creó bastante desasosiego entrelas familias y bastante pesar en el colectivo médico. El año pasado, el Colegio de Médicos Británico llegó a la conclusión de que el autor había falseado los datos de las historias médicas, y la propia revista “The Lancet” suprimió el citado estudio de su archivo, reconociendo que “nunca debió publicarlo”.
Independientemente de la veracidad de los hechos (el autor sigue afirmando la relación existente entre autismo y la vacuna en cuestión), existen asociaciones de padres/madres de niñ@s autistas que están convencidos (aunque la Ciencia Médica lo cuestione) de la asociación entre vacunas-mercurio-autismo.
Aunque cada vez son menos las vacunas que utilizan mercurio como antiséptico, hasta no hace muchos años, la presencia de Timerosal (mercurio en un 49%) era habitual, y no hay que perder de vista que el cuadro de intoxicación por mercurio (por su neurotoxicidad) es de características clínicas similares a un cuadro autista.
Hay casos en los que el cuadro autista se ha presentado tras la aplicación de un coctail de vacunas con timerosal. Uno de estos casos es el del nieto del congresista norteamericano Dan Burton que, tras inocularle nueve vacunas con timerosal, generó un cuadro autista. En estos momentos, este congresista es un activista en la causa de suprimir el timerosal de las vacunas.
En EE.UU., en 1970, la incidencia de autismo estaba en cifras de 1/10.000 niñ@s; en 2009 la cifra aumentó a 1/150 niñ@s. No tengo cifras más recientes pero el aumento de la incidencia de este cuadro (así como otros catalogados como de “alteración del desarrollo”) es muy preocupante. ¿Por qué en EE.UU. se superan las cifras de incidencia de este tipo de procesos si lo comparamos con lo que ocurre en otros países? ¿Es casual que sea el país con mayor número de vacunas y con la mayor presencia de mercurio en las mismas?
Se dice también que los niños que no se vacunan están seguros porque la mayoría sí lo hace, ¿es cierto?
La inmunidad grupal explica el hecho de que cuando la gran mayoría de la población está vacunada, ésta actúa como protectora del resto de la comunidad no vacunada, al impedir la transmisión de la enfermedad en cuestión. Es un efecto estudiado en epidemiología y se presenta de forma variable según la infección de la que estemos hablando.
Es uno de los argumentos que se utiliza como arma arrojadiza frente a los colectivos que rechazan vacunar a sus hij@s, al tacharlos de insolidarios con el resto de la población y acusándoles de aprovecharse del efecto protector de l@s vacunad@s sin asumir los riesgos de las vacunas.
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Aprovecho esta entrada para anunciar que el próximo martes, 26 de Julio, a las 18h., voy a dar una charlita sobre el tema “Por qué enfermamos” en la casa de reposo AZKONA ETXEA, en Azkona, un pueblecito del Valle de Ierri, en Tierra Estella, Navarra.
Salud para ti y los tuyos.