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Gripalización es un nuevo término acuñado recientemente para definir una nueva tendencia a la hora de manejar el proceso Covid-19.

Como es habitual, a continuación voy a colgar el vídeo correspondiente a este artículo, dedicado a las personas que prefieren escuchar a leer.

Y esta nueva forma de reaccionar ante el fenómeno Covid se asemejaría a como si estuviéramos ante unos casos de gripe o cualquier otro proceso vírico respiratorio. Ahora me podría entretener en hablar sobre si Covid-19 es una típica infección respiratoria vírica o no lo es (que no lo es) pero el tema da para otro artículo. 

La gripalización es algo de lo que se viene hablando y escribiendo desde hace ya algunas semanas… y tiene su lógica. Ya he escrito desde el año 2020 que la verdadera pandemia finalizó en mayo de 2020. Así de claro y rotundo lo digo.

Lo que ha ocurrido después, esas nuevas olas que han golpeado a la sociedad ensimismada por los medios de comunicación y sus expertos de cabecera, se podía haber evitado con suma facilidad.

Todo este fenómeno se hubiera vivido de una forma muy diferente si se hubieran decidido los telediarios y los programas de tertulias a enfocar su atención obsesiva en otros temas: índices económicos, meteorología, diseñadores de ropa, dimes y diretes de no-se-qué- personajillo-de-la-farándula, otras noticias del capítulo de “sucesos”… etc., etc.

Si eso hubiera sido así, habríamos asistido a unas pocas ondas secundarias (como en cualquier epidemia), cada vez de menor intensidad y gravedad, y la cosa habría quedado ahí. Un suceso que habría conmocionado durante unos meses a las sociedades y que habría mostrado los errores en la gestión de los responsables de turno.

Pues no fue así. La obsesión dirigida por los medios, con sus expertos de cabecera, hizo que el ciudadano medio, consumidor de televisión, se hipnotizara con unos mensajes dictados al unísono de lo que correspondía decir y saber. Y lo peor de todo es que estos ciudadanos no se enteraran (muchos ni ahora se dan cuenta) de que estaban siendo engañados y manipulados.

Coincidiendo con el segundo aniversario de la pandemia, como digo, se viene hablando de intentar normalizar la situación. Y ese normalizar la situación no tiene nada que ver con eso que llamaron la “nueva normalidad”, otro intento de esclavización de la población, tras eliminar una serie de libertades individuales.

Tras la reaparición en el escenario de la gripe estacional, aunque está ocurriendo según los sistemas de vigilancia unas semanas más tarde que en otros años, parece que ya toca colocar a este coronavirus (aunque sea un virus sintético, que lo es) en su sitio de virus endémico estacional.

Desde la Consellería de Salut Catalana nos ayudan a clarificar cómo será: 

• Los contagiados asintomáticos (todavía siguen con la farsa del “enfermo asintomático” por una prueba PCR positiva) o con síntomas leves no tendrán que hacer cuarentena.
• Si tienes Covid-19 tienes que comportarte igual que con otros virus: no ir  a ver a personas vulnerables… y cuidarte.

Afirman que, así como con la gripe, no se van a contar los casos Covid-19 caso por caso. Y que si nos fijamos en los datos oficiales de la Generalitat, notaremos que van a bajar los casos. ¿Por qué? Aclaran que va a ser porque se contarán menos casos.

¿Qué quiere decir esto? Pues para mí está muy claro. Cuando se ha seguido la política obsesiva de contar caso a caso, cada hospitalización, cada entrada en UCI y cada muerte y ponerlo en primera plana de las televisiones, las tablas de datos han producido la continuación artificial de esa pandemia que ya acabó realmente en mayo de 2020.

Ahora que se van a dejar de contar los casos uno a uno, y las cifras van a ir bajando… ¿qué va a suceder? Pues que la pandemia se va a ir desmontando. Pero ya nos han avisado de que la invasión de nuevas variantes o la aparición de otros fantasmas en forma de nuevos gérmenes hacen que necesitemos estar atentos con el sistema de alerta encendido y a punto de volvernos a guarecer en nuestras casas. Vamos, que la población tendrá que seguir con el “culo prieto”.

¿Y por qué ahora la Consellería de Salut catalana apuesta por esta gripalización? Se basa en los siguientes hechos:

• La elevada cobertura vacunal. Pero, ¿no se ha comprobado que estas vacunas ni previenen del propio contagio ni evitan el contagio al prójimo? ¿No se sabe que los vacunados también son ingresados en los hospitales, UCIs y también fallecen?
• La inmunidad natural de las personas que ya se han infectado por la variante Ómicron. ¿Y los que han pasado las otras variantes, no valen para generar inmunidad natural? ¿Recuerdan que la inmunidad natural es más potente y duradera que la producida por estas inoculaciones?
• La menor gravedad de esta variante Ómicron.
• La escasa ocupación hospitalaria.

Evidentemente que, estando ya a finales de marzo, con la visita de la gripe, tener una ocupación hospitalaria de 9’48 por 100.000 habitantes, con sólo un 3’62% de las camas ocupadas por tema Covid es insignificante para que nadie afirme que estamos en una situación de “emergencia pandémica”.

Hay que recordar que mantenernos en emergencia pandémica es necesario para seguir con las campañas de vacunación, utilización de PCRs y demás, que se están utilizando actualmente con una mera autorización por emergencia sanitaria. Si la emergencia se desmontara, todo el edificio se vendría abajo. ¿Conclusión? Pues que, por ahora, no van a desmontarla. Así de claro.

Y en cuanto a camas ocupadas en UCI, la tasa de ocupación de UCIs es de 1’07 por 100.000 habitantes, con un 5’59% de temas relacionados con Covid. Es de risa (dicho con todos mis respetos a las personas que están ocupando dichos espacios por la gravedad de sus síntomas. Claro está).

Los representantes de la Consellería de Salut dicen que ahora la atención se va a centrar en la población vulnerable… o sea, en los geriátricos. ¿Ahora se dan cuenta de dónde ha estado siempre el mayor problema de salud pública? ¿Ahora se dan cuenta de que la media de edad de las muertes por Covid no está ni en la infancia ni en la juventud ni en la madurez de la vida?

¿Han oído hablar de la Declaración Great Barrington, a cuyos mentores se les puso “a caldo” por decir eso mismo desde un principio? Pues, ni más ni menos, tuvieron la osadía de pedir que el foco de atención se centrara en las personas vulnerables y no en la población en general, mayoritariamente sana, en lugar de cerrar las sociedades y sentenciar a muerte sus economías.

Ni puñetero caso. Las agendas mandaron y se construyó un clima de miedo a la enfermedad y a la muerte por todo el mundo, cuando ya vemos que la letalidad, en cifras generales, es similar a una gripe fuerte.

Ahora me pregunto: ¿Qué ha quedado como aprendizaje en la población y en los servicios médicos de base? No extiendo la pregunta a los responsables directos del desbarajuste, tanto políticos como autoridades sanitarias porque ya sé que repetirían exactamente el mismo desastre.

¡¡Ciudadanos de a pie!!… ¿hay alguien por ahí leyendo o escuchando esto? ¿Vamos a consentir otra tropelía de igual calibre si volviera a aparecer el fantasma pandémico?

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Salud para ti y los tuyos