Biológicamente, los seres vivos tenemos incorporado un sistema de supervivencia que permite la coexistencia con el resto de vecinos de los hábitats donde vivimos: es el Sistema Inmune.

Desde el comienzo de la era microbiana, cuyo cabeza de lista fue el laureado Pasteur, allá por el siglo XIX, los culpables de todo han sido los bichos. Cualquier germen que se ha ido identificando en los cuerpos de los enfermos, ha sido objeto de un ataque furibundo, sin cuartel, a través del desarrollo de los antibióticos y, preventivamente, con las vacunas.

El uso desmesurado, sin control, de los antibióticos, ha traído consigo la disminución de su eficacia, generalmente por la aparición de resistencias bacterianas. Está claro que dichos gérmenes son también seres vivos que tienen sus propios mecanismos de supervivencia…, y no se van a dejar masacrar.

Realmente, el tema del que quería escribir era un paso de tuerca más en este sinsentido de la lucha en contra del microbio y de la enfermedad, en lugar del estímulo de la salud… Al hablar sobre este tipo de temas, siempre recuerdo la indiscutible realidad de que albergamos en nuestros cuerpos diez veces más de material genético procedente de gérmenes que nuestro propio…

Este dato, por sí mismo, nos puede hacer entender la tremenda importancia que tiene para nuestra supervivencia la presencia de esos seres microscópicos que albergamos como huéspedes. ¿Qué pasaría, entonces, si nos cargáramos a los gérmenes que nos ayudan a vivir?

Continuará…

Salud para ti y los tuyos.