Nuestro Astro Rey

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Desde hace un tiempo, de cuando en cuando, me viene alguna información sobre nuestro Sistema Solar y nuestro Astro Rey, nuestro Sol.

Cuando anduve buscando información sobre el “Cambio Climático”, ya escuché (y me pareció algo coherente y creíble) el razonamiento de que la Tierra estaba siendo afectada no sólo por las barbaridades que el ser humano provoca en su afán desarrollista, sino por un fenómeno cíclico natural relacionado con nuestra posición relativa del Sistema Solar en la Galaxia en la que estamos situados, la Vía Láctea.

Se sabe que durante estos últimos años nos estamos acercando al Plano Galáctico, al plano central de la Galaxia (siendo como es nuestra Galaxia una especie de espiral “plana”). En esta situación, nuestro Sistema Solar está sufriendo la interacción de gran cantidad de radiación cósmica proveniente de la misma Galaxia.

En la revista “Athanor”, en su número 80 (Marzo-Abril 2010), James A. Marusek, un físico, ingeniero, estudioso del tema y con un amplio historial laboral en el Departamento de Marina de los EE.UU., explica que acaba de iniciarse el Ciclo Solar número 24 (contado por los astrónomos desde comenzaron a registrarlos allá por el año 1755).

Los ciclos solares suelen durar unos 11 años, y antes del inicio de este ciclo 24, ha habido una situación inhabitual de calma solar, sin ninguna mancha en 774 días seguidos, con lo que se prevé un ciclo solar con una dinámica de manchas solares semejantes a las que se veían antiguamente, pudiéndose acompañar de tormentas solares de intensidad.

El autor del artículo explica que, actualmente, estamos en una encrucijada con dos posibles caminos hacia adelante, sin poder definir con exactitud el camino que finalmente transitaremos. Las dos posibles vías son las siguientes:

  • Una gran actividad solar con grandes tormentas magnéticas, con eyecciones de masa coronal solar y las consiguientes repercusiones sobre el campo magnético de la Tierra (tormentas geomagnéticas).

Ya tenemos antecedentes de algo así producido no hace muchos años (1989) en el territorio de Quebec, cuando se quedó fuera de servicio la planta hidroeléctrica, dejando sin fluido eléctrico a 6 millones de personas durante 9 horas.

Para observar una actividad solar más intensa, podemos leer sobre el “Efecto Carrington”, tras la gran tormenta solar del 1 y 2 de Septiembre de 1859. En esta ocasión, dado que la civilización occidental todavía no había desarrollado las posibilidades de la electricidad (hacía sólo 15 años de la aplicación del telégrafo) no hubo una gran repercusión social. Se vieron auroras boreales hasta en España (he encontrado una reseña del periódico de la época “Clamor Popular”).

¿Os imagináis las consecuencias de un hecho semejante hoy en día? ¿Un apagón generalizado por todo el mundo, sobre todo en el caso de que la polaridad de la tormenta geomagnética fuera Sur? ¿Nos acordamos de lo dramático de la situación vivida en Girona en las últimas nevadas de este año cuando una zona se quedó sin suministro eléctrico durante una semana?

A diferencia de esta reciente situación, un apagón total impediría el bombeo del agua de conducción, se agotarían las reservas de combustible, desaparecerían los almentos en las tiendas, los medicamentos en las farmacias, los hospitales dejarían de funcionar, la industria se vendría abajo… La población se lanzaría a la calle y saldría de las ciudades en busca de… algo. Un apagón de este tipo podría durar muchos meses.

  • Hay algunos científicos que creen que el Sol va a continuar, durante este Ciclo 24, en caída libre en su actividad, pudiendo entrar en un periodo similar al “Mínimo de Dalton, Maunder o Spörer”. Otros lo aventuran hacia el Ciclo 25 (dentro de una década).


La Vía Láctea, nuestra Galaxia, está llena de radiación cósmica, de partículas de alta velocidad (protones, iones) originado todo ello por la explosión de las estrellas (las supernovas). Como este tipo de partículas posee una carga eléctrica, en su recorrido espacial interactúan con los campos electromagnéticos que se encuentran, entre ellos la Heliosfera, el área de influencia de nuestro Sol.


El campo magnético de nuestro Sol desvía mucha radiación cósmica, alejándola de la Tierra (y del resto de planetas del Sistema); pero, cuando el Sol disminuye su actividad, este campo se reduce en extensión y la radiación cósmica es capaz de penetrar en nuestra atmósfera, ionizando pequeñas partículas de humedad, formando gotas de gran eficacia a la hora de captar aerosoles, con lo que se forman nubes bajas de gran espesor y muy efectivas en reflejar los rayos del Sol. La conclusión es la bajada global de la temperatura en el planeta.


Si tenéis curiosidad por calibrar lo que eso supondría de cara al planeta y a sus habitantes, podéis mirar en la red textos referentes a los Grandes Mínimos que se han producido en la Tierra no hace muchos siglos. Es conocida la hambruna, la escasez, las pandemias que se produjeron en esas épocas…

Lo desagradable e inquietante de este tipo de situaciones es que no son tan efímeras como nos gustaría. Observando los Grandes Mínimos de los últimos 12.000 años, el 70% duraron más de 50 años, llegando a 150 años en el caso del Mínimo de Spörer…


¿Hacia dónde nos lleva este asunto? Pues a ser conscientes de la debilidad del sistema social que nos hemos montado (mejor dicho, que nos han montado y estamos manteniendo) y a comenzar a “prepararnos” sin angustias, sin temor, con decisiones que aporten alternativas válidas en cuanto a modelo de vida, intentando no depender tanto de las fuentes de suministro de energía.

Intentar organizarnos entre nosotros, intercambiando habilidades, fomentando las huertas, viviendo cada vez más centrados y en contacto con la Naturaleza, respetándola tanto a ella como al ser humano que tenemos a nuestro alrededor… Cuando venga (si es que viene) alguna situación de este tipo, es necesario que no cunda el pánico, que haya personas que estén centradas, y que sirvan de referencia a la hora de afrontar el proceso de adaptación que necesitemos para sobrevivir y crecer como especie.

Salud para ti y los tuyos.


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4 comentarios en “Nuestro Astro Rey

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