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Hace alguna semana, una persona que atiendo en consulta eligió utilizar su tiempo de consulta para obtener información sobre sus mapas natales.
Como ya es habitual en este blog, y como deferencia a las personas que prefieren escuchar a leer, voy a colgar a continuación el vídeo del texto.
Siempre que veo a una persona en consulta, suelo tener presentes sus mapas constitucionales: su Carta Astral, su mapa personal de Diseño Humano y su estructura numerológica.
Habitualmente, suelo hacer énfasis sobre el hecho de que nunca hago un diagnóstico a partir de esos mapas, pero sí me sirven para conocer la estructura básica y las predisposiciones de esa persona.
Estas características personales, que no elegimos tener, me ayudan a comprender lo que le está pasando, cómo lo vive y, por último, me da pistas sobre dónde buscar, hacia dónde explorar en su inconsciente con la finalidad de ayudarle a la persona a identificar y desmontar sus núcleos de tensión.
Pero en este texto de hoy me voy a referir exclusivamente a Diseño Humano.
Esta persona a la que me refiero, tras escuchar lo que le dije sobre sus mecánicas más apropiadas y las de su hijo, con el que estaba viviendo un contratiempo de cierta intensidad, me preguntó sobre si había escrito algo, a modo introductorio, sobre esta herramienta. Y le dije que no.
En su día, hace unos cuantos años de eso, cuando miré en internet, me di cuenta de que apenas había información básica sobre Diseño Humano disponible de forma gratuita. Y edité una serie de minivídeos, accesibles desde este mismo blog.
En estos vídeos describí varias de las características de un mapa personal de Diseño Humano, pero no es eso a lo que se refería la persona de la que he hablado al principio.
¿Qué puedo decir sobre Diseño Humano que ayude a entender la importancia de esta herramienta y el interés de conocerla en primera persona?
Lo primero, ya lo he dejado caer: es una herramienta; o, mejor dicho, una especie de “manual de instrucciones” en el que nos muestra las herramientas que disponemos en este plano vital, en esta vida, para sacar máximo provecho de ella.
Es algo no elegible. Venimos así, tal cual, como un electrodoméstico con sus diferentes piezas y mandos. La gran diferencia con un electrodoméstico es que poseemos una capacidad de interaccionar con el entorno donde vivimos desde el inicio de nuestros días.
El mapa personal de Diseño Humano nos muestra en primer lugar qué herramientas poseemos estructuralmente, y su mejor forma de hacerlas funcionar. Ésta es la parte no elegible, que nos viene “de serie”.
Pero, por otro lado, poseemos también una serie de contenidos, relacionados con determinadas áreas temáticas en especial, que son pasto del condicionamiento ambiental. Quiero decir que hay una serie de características humanas con las que fácilmente nos identificamos… pero que no son estructuralmente nuestras sino que las hemos tomado prestadas (espontánea e involuntariamente) de nuestros padres, el sistema educativo, la sociedad…
Estas características no son inapropiadas, en absoluto, pero no debemos identificarnos con ellas, no debemos hacerlas nuestras de forma permanente, como señas de nuestra propia identidad, puesto que en diversas circunstancias nos llevarían a vivir momentos de alta tensión o caer en las trampas del condicionamiento.
Diseño Humano nos ayuda a clarificar en qué mecánicas basarnos en nuestras vidas y qué otras son y deben ser modificables en cualquier momento, incluso prescindibles, pudiendo a continuación sentirnos absolutamente libres a la hora de vivirlas.
Una de las dificultades que se presentan cuando alguien empieza a leer sobre este tema del Diseño humano es que el propio lenguaje utilizado, en muchas ocasiones, es ya costoso de entender. Es una de las cosas que suelo tener en cuenta a la hora de dar información.
En mi mapa de Diseño Humano, se ve claramente que mi papel en esta vida pasa por divulgar información a los cuatro vientos y ser un poco heterodoxo, algo herético. Cuando esto lo vi plasmado en un mapa natal que teóricamente me hablaba, sin conocerme, de las características que había traído a vivir… me quedé “ojoplático”.
En diversas ocasiones, he recibido críticas provenientes desde individuos alojados en el “establishment”. Les fastidia un montón que una persona formada en Ciencia (estoy doctorado en Medicina) hable y les dé crédito a estas “paparruchas”. Lo mismo que cuando me salgo del carril inmovilista de la ciencia (con minúscula), por ejemplo, en el “tema plandémico”, y esté abierto a observar y estudiar objetivamente qué está ocurriendo en realidad en el mundo con este tema.
El mapa individual de Diseño Humano nos aporta también información sobre la estrategia de nuestra vida, cómo operar con nuestra energía y, otra cosa fundamental: a qué parte de nosotros hacerle caso a la hora de tomar nuestras decisiones. Estaréis de acuerdo conmigo en que nos pasamos la vida decidiendo cosas continuamente…
Este ámbito de las decisiones es muy importante a tener en cuenta para colocarnos en nuestro sitio, el que nos es más apropiado constitucionalmente, y así obtener lo mejor de la vida. Y lo que se puede ver en la generalidad de las personas es que consultan con su mente, la utilizan sin parar para algo para lo que no sirve. Diseño Humano recalca continuamente que la mente no sirve para tomar decisiones.
En resumen: formamos parte de un programa general (el Universo, el Sistema Solar, el planeta Tierra, la Humanidad) y lo hacemos únicamente desde la forma de una única piececita. Una pieza dentro de un puzle enorme.
La cuestión es saber cómo jugar bien a este juego exploratorio, experiencial. Colocarnos en nuestro sitio y saber cómo navegar en el mar de condicionamientos continuos a los que estemos sometidos (y todos lo estamos en todo momento).
Termino con un ejemplo para intentar ser lo más comprensible posible.
Imaginemos que nos apuntamos a un torneo de mus, ese juego de cartas originario, según parece, del País Vasco. Bueno, pues si no tenemos ni puñetera idea sobre las reglas básicas del juego, de cómo jugar… mal vamos a ir. Nos echarán de la competición sin dudarlo, con la siguiente frustración, enfado, disminución de la autoestima… y lo que se quiera añadir.
La cuestión consiste en enfocar hacia nuestro propio conocimiento estructural; o sea, conocer las bases de nuestra participación en el juego… y experimentar con ello; o sea, jugar lo más conscientemente posible, en una especie de entrenamiento que va a durar alrededor de un ciclo uraniano (algo más de ochenta años de vida).
Si quieres conocer sobre las bases estructurales de tu propia pieza del puzle, si quieres aprender a identificar lo que realmente has venido a ser y distinguirlo claramente de los contenidos con los que has sido condicionado (y te crees que eso eres tú), te puedes acercar a Diseño humano.
No es un sistema de creencias (no tienes que creer en nada), no es una secta (no tienes que adorar a nadie), no es nada que tenga que ahuyentar a las personas abiertas. Es solamente un sistema de información. Tómalo asépticamente y experimenta con ello.
En mi práctica de trabajo, suelo realizar, previa petición, descripciones de esos mapas natales individuales. También hago descripciones de lo que se llaman “compuestos” (lo que ocurre cuando convivo o estoy con otra persona, que tiene su propio mapa natal). Y, de vez en cuando, organizo cursos básicos, muy fáciles de seguir y que parten de un nivel de conocimientos cero, sobre las características generales de esta herramienta tan interesante. Estos cursos los suelo anunciar previamente en el blog.
Y si ya es de alto interés para todo el mundo, ¿qué no lo será para una criatura, nuestros hijos o nietos, que están empezando a vivir la singladura de su vida? Pero esto ya lo dejaré para otra ocasión.
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