¿Pobre de Mí?

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En Pamplona, mi ciudad natal y donde he vivido una gran parte de mi vida, ocurre algo hacia la mitad del año que hace temblar las entrañas de sus habitantes.

Es habitual escuchar a los profesionales de diferentes gremios que notan (o notaban, antes de la crisis) un vendabal de demandas de trabajo contraponiéndolas a una fecha tope: los sanfermines (comienzan el 6 de Julio). todo había que hacerlo para antes de San Fermín.

Sangre, sudor y lágrimas, horas extras, trabajo nocturno… Todo era válido para no defraudar a los clientes que exigían el resultado para antes de esa fecha. En Pamplona es como que el mundo se acaba al llegar el día 6 de Julio.

Y esta población, ampliamente reconocida por su raigambre de represión en los diversos ámbitos humanos, se transforma como si de una oruga se tratara en su metamorfosis hacia mariposa… Todo el personal transita por las calles con vestimentas uniformadas de blanco y rojo; una marea humana que circula programada para saltar, brincar, hablar a gritos, reír, comer, beber, orinar en la vía pública (si se da el caso).

Desde mi punto de observación en Etxarri, este año ha sido prodigioso: me he podido escaquear y sólo he visitado la ciudad en tres ocasiones: dos comidas familiares muy agradables, “en petit comité”, y unos fuegos artificiales.

El título de esta entrada hace referencia a la celebración del último día de las fiestas (14 de Julio), en el que el personal, con el cansancio agotador de nueve días de farra y los bolsillos vacíos, canta a las doce de la noche el “Pobre de mí”. Pero atención…, no os entristezcáis, que ya falta menos para el glorioso San Fermín 2013. Y así hay personas, cuadrillas, que van celebrando la escalera de San Fermín a lo largo de la primera mitad del año (1 de Enero, 2 de Febrero…).

Quienes me seguís en el blog, ya sabéis que no vibro con esta fiesta (por eso la interrogación en el título de la entrada), que no me parece correcto vivir recogidos durante todo un año para explotar sin control en nueve días, en un ambiente en el que todo vale, en el que todo (casi todo) es permitido. Y sí, me toca lidiar con comentarios sobre que visto como los “guiris”, lo soso que soy…

Estos días los he dedicado a darle la vuelta a mi ordenador (cambio de sistema operativo, con el formateo consiguiente, e instalación de los programas que uso) y a ver algunos vídeos interesantes.

El amigo Manolo (gracias) me ha acercado de nuevo a un personaje, el físico Jean Pierre Garnier, que ya conocía a través de una entrevista en La Vanguardia que colgué en esta entrada en la que escribí sobre nuestra responsabilidad al crear el futuro. Os voy a dejar aquí un enlace a un archivo sonoro de una charla con una traducción intercalada al castellano; y, más abajo, un vídeo en que explica, en términos generales, su teoría y cómo puede (debe, según él) ser aplicada para que el futuro sea como nos gustaría que fuera.

Si vivimos estas cuestiones como modo de vida, ¿cómo es posible hacer en nuestras vidas cotidianas un paréntesis como son los sanfermines (como cualquier otra fiesta en cualquier otro lugar), tan sumamente fuera de lugar para un observador consciente…? Reconozco que soy radical en mis convicciones y que puedo molestar con mis formas a personas que no resuenan con estas historias, pero…, es que soy así.

Salud para ti y los tuyos.


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