Popurrí

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Para comenzar este “potpourri”, os diré que este fin de semana pasado tuve la satisfacción de participar en una grabación del “Te Deum” del compositor navarro Felipe Gorriti, junto con la Coral de Cámara de Navarra, dirigida por su titular David Guindano, en el coro de la iglesia de los PP Carmelitas Descalzos de Pamplona. Siento el lapsus pero no logro recordar el nombre del magnífico organista que nos acompañó perfectamente en el trabajo. Cuando salga el disco al mercado os lo haré saber…

El fin de semana también me llevó a un Taller de Constelaciones Familiares, facilitado por Genoveva Ros i Bodí, una excelente profesional con una visión intuitiva admirable de las situaciones mostradas, colocando cauces de resolución que, basados en el Amor, rezuman “magia” por los cuatro costados. Como siempre, una experiencia interesante y nutritiva.


Parece ser que el asunto de la epidemia de E. Coli que está afectando a Centro Europa se originó en un producto producido en la misma Alemania (brotes de soja). Se podrá hablar (ya lo están haciendo) largo y tendido sobre si las medidas de control y reacción de la Unión Europea han funcionado bien o no…, pero está claro que a los agricultores españoles se les ha hecho “la cusqui“. Lo que no tiene vuelta de hoja es el fallecimiento de las 37 personas, número que va aumentando poco a poco, aunque los expertos dicen que el proceso va remitiendo en cuanto al número de personas que se va infectando.


Esta cuestión ha servido, entre otras cosas, para ver más palpablemente cómo se produce actualmente ese bien de primera necesidad que es el alimento. Lo que hace unos decenios podía ser una extensión multicolor de distintas piezas de labranza en las que se cultivaba de todo, ahora se ha tornado en grandes extensiones de monocultivos, grandes superficies cubiertas de plásticos, tras las que el ser humano se afana en aumentar (sea como sea) la productividad del terreno, sin pararse ante la posibilidad de que los frutos que dé esta tierra tengan las propiedades biológicas adecuadas.


¿Qué ha pasado cuando los contratos han desaparecido, cuando ha dejado de haber pedidos procedentes del gran mercado? Los gestores del campo han reaccionado de la manera económicamente más rentable: enviar a la gente al paro y dejar de recoger los productos… Todo a la basura. Y ahora a esperar las subvenciones europeas por el “salchucho” tan injusto que han cometido…


Y digo yo…: ¿no sería mejor distribuir esa producción, aunque sea a precios de risa, o gratuitamente (dadas las circunstancias de pérdida inminente del producto), en la población? Puede que sea intentar plasmar en la realidad algo utópico pero, ¿no se podrían haber creado unas redes de distribución local entre la población en general? ¿No creéis que no habría personas dispuestas a acudir a esos campos y distribuir a minoristas? Como veis, sigo con la idea de fomentar esos circuitos, esas redes de distribución de alimentos por doquier.

Esa dependencia cada vez mayor del transporte a grandes distancias (a veces, miles de kilómetros) para poder obtener un producto de primera necesidad, no tiene ningún sentido si no es el mantener y estimular el consumo desaforado e inconsciente.

Y volvemos a las hipótesis de trabajo.


Hace un tiempo, el amigo Manolo (gracias de nuevo por tu energía a la hora de compartir la información) me envió un archivo “.pdf” en el que un asistente a unas Jornadas sobre Clima Espacial organizadas por Protección Civil (ver aquí la ficha del Curso) mostraba sus resúmenes del total de conferencias a las que había asistido (aquí los cuelgo).

Mirando por la red he encontrado un resumen de otro asistente. Es un radioaficionado aragonés que, en su blog, ha descrito las conclusiones de las Jornadas. Es evidente que existen manera de pensar, de ver la realidad, que dan lugar a planteamientos y necesidades de actuación muy diferentes… Lo que para un@s es una necesidad perentoria, urgente, para otr@s se torna en una curiosidad y una necesidad de hacer más estudios…, pero sin prisa.

Si queréis, podéis bajaros la información directamente desde Protección Civil en esta dirección. Yo todavía no la he bajado (no quiero retrasar más la edición de esta entrada, pues los días-semanas vuelan, dejando el blog un poco desangelado).


¿Cuándo en este santo país (España) se tomarán en serio los asuntos serios, con el tiempo suficiente como para saberlos encauzar adecuadamente? Ya el hecho de que la propia NASA esté publicando pequeños listados y editando algún vídeo (ver aquí) para orientar a las familias de sus empleados sobre métodos de supervivencia ante una catástrofe, me está indicando que la cosa debe tomarse en serio.


¿Qué pasaría si ocurriera uno de estos hechos, una posible tormenta solar de gran magnitud que pueda dar al traste con la estructura energética en la que basamos la vida en esta sociedad “avanzada”, o sea, la electricidad? ¿Qué ocurriría en las centrales nucleares si fallara la red eléctrica, impidiendo la refrigeración de sus reactores y no se hubieran protegido en jaulas de Faraday los transformadores necesarios para mantener su temperatura estable? Sin agua en los grifos, sin alimentos en las tiendas, sin combustible en las gasolineras, sin fármacos en los hospitales ni en los almacenes de distribución, sin transporte de ningún tipo, sin…

No quiero ser catastrofista (no creo serlo), pero es una hipótesis de trabajo que nuestros gobernantes deben sopesar ante un posible (aunque no llegue a probable) riesgo para la población. Y aquí no estamos planteando los propios riesgos que podría conllevar un nivel elevado de radiaciones en diversas franjas de frecuencias (por las emisiones solares que podrían llegar a la Tierra en unos pocos minutos.


Se dice que la Ionosfera, en condiciones normales, nos protege de dichas emisiones cósmicas (entre ellas las solares); pero, en una de esas situaciones excepcionales que suceden cada decenas, centenas o millares de años, ¿quién sabe?, ¿quién puede asegurar lo que podría ocurrir? No estoy alentando temer una hecatombe, un caos total a nivel planetario, pero ¿por qué no podemos prepararnos ante esa posibilidad?


Quería también comentaros que, actualmente, está habiendo un rebrote de casos de sarampión que está poniendo nervioso@ a más de un@ con el tema de que hay una bolsa, todavía minoritaria, de familias que no desean vacunar a sus criaturas. Imaginaos que llueven todo tipo de epítetos dirigidos a l@s padres/madres de esas familias.

En la prensa salen frecuentemente artículos de esta guisa, criticando, cuando no llamando mentirosos a los profesionales que desaconsejan vacunar masivamente a la población. Yo sé que hay muchísimos profesionales (la mayoría) que actúan honestamente en su práctica pro-vacunación, defendiendo con convicción lo que les han enseñado…, y no los culpo de su actitud. Pero sería bueno que también se respetara el derecho a opinar diferente y a tomar decisiones, asumiendo con responsabilidad las consecuencias de las mismas, aunque fueran dirigidas hacia otro tipo de prácticas o desde otras maneras de ver la vida y la enfermedad.


Yo sé que si no vacuno a mis hij@s, en algún momento, pueden pasar por cualquier enfermedad; pero, en lugar de temer que enfermen, voy a educarles estimulando su confianza en la vida, en las buenas costumbres (higiene, hábitos saludables…), en el disfrute, en la alegría,…, en el amor. Y si ocurre cualquiera de estas enfermedades (y ya nos tocó pasar por una tos ferina de órdago) afrontaremos el proceso de aceptación y la mejor resolución posible, sabiendo que el propio proceso va a generar la mejor inmunización frente al germen que sea.


Uno de los blogs que suelo seguir (y no con la frecuencia que me gustaría) es el del periodista Miguel Jara. Está dedicado a fisgar, a investigar las argucias escondidas en la práctica de la Industria Farmacéutica. En estos momentos, está presentando su último libro, titulado “Laboratorio de Médicos”, con el subtítulo de “viaje al interior de la Medicina y la Industria Farmacéutica”.

En una de las últimas entradas de su blog, cuelga una entrevista que le hicieron en televisión y que, por su claridad, me permito reproducir en esta entrada como epílogo.

Salud para ti y los tuyos.


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