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Mientras la población está enfocando la atención hacia los preparativos de sus primeras vacaciones con cierta normalidad. Mientras nos van llegando informaciones de la viruela del mono. Mientras nos están hablando de la compra de más vacunas y de más antivirales… la agenda globalista avanza sin demora.

Como ya es habitual en este blog, y como deferencia a las personas que prefieren escuchar a leer, voy a colgar a continuación el vídeo del texto.

Entre el 22 y el 28 de mayo (ahora mismo), se está celebrando en el Palacio de las Naciones, en Ginebra (Suiza), la 75 asamblea general de la Asamblea Mundial de la Salud, el órgano que toma las decisiones de la OMS. Esta vez con el tema de «Salud para la paz, paz para la salud».

Esta asamblea ha tenido un precedente: las reuniones de su Consejo Ejecutivo que se llevaron a cabo del 24 al 29 de enero de 2022. Este Consejo Ejecutivo está compuesto por treinta y cuatro personas, teóricamente expertas en el ámbito de la salud, generalmente relacionados con ministerios de salud de diversos países de todos los continentes.

Me he tomado la molestia de mirar en la página web de la OMS y, para decir la verdad, me he perdido entre tanto documento preparativo, informes, proyectos y decisiones. Todo son buenos deseos en forma de bonitas palabras y en un lenguaje impregnado de burocracia.

Pero hay uno, del 25 de enero  de 2022, sencillito, de una sola página, en el que designa al actual director general de la OMS como único candidato para otro periodo de cinco años más en lo más alto de la cúspide de la salud mundial. Resulta que ha sido el único candidato, promovido por 29 países, entre ellos España. ¿Que haya un único candidato es normal en un conglomerado de 194 países representados?

A esta 75 Asamblea Mundial de la Salud que se está celebrando hoy mismo se le asignó decidir sobre varias cuestiones:

• La renovación del cargo de director general.
• Apoyar a los países para que realicen un cambio de paradigma urgente hacia la promoción de la salud y el bienestar y la prevención de enfermedades.
• La necesaria reorientación de los sistemas de salud hacia la atención primaria de salud, como base de la cobertura universal de salud.
• Preparar urgentemente los sistemas y herramientas para la preparación y respuesta ante epidemias y pandemias en todos los niveles.
• Aprovechar el poder de la ciencia, la innovación en la investigación, los datos y las tecnologías digitales.
• Fortalecer urgentemente a la OMS como autoridad líder y directiva en materia de salud mundial, en el centro de la arquitectura mundial de la salud.
• Proponer el aumento de las contribuciones con las que se puedan cubrir el 50% del presupuesto base para 2030.
• Otros puntos de la agenda incluyen las vías necesarias para la erradicación de la poliomielitis, la prevención de la obesidad y el uso nocivo del alcohol, la creación de una potente atención médica, la promoción de la salud mental y… el progreso hacia la Agenda de Inmunización 2030.

Antes de nada. ¿Quién ha elegido a estas personas para que puedan tomar decisiones respecto a todas estas cuestiones de la salud mundial? ¿Sabéis si en algún país el gobierno de turno ha, tan siquiera, comentado lo que van a decir/hacer en este tipo de reuniones?

Los responsables políticos de habernos encerrado, de haber permitido la masacre de nuestros mayores en los asilos, de habernos estrujado con medidas que han restringido nuestras libertades individuales una por una… Esta gente es la que ha confeccionado el mandato para representarnos y votar en esta Asamblea Mundial de la Salud.

Pues nada, sin saber con qué autoridad, o bajo el apoyo de qué soberanía popular, el señor Tedros Adhanom Ghebreyesus ha sido reelegido director general de la OMS el día 24 con una amplia mayoría de los 194 estados miembros (155 votos a favor y cinco en contra). Será que en el escenario pandémico lo habrá hecho genial, ¿no? Digo yo.

No sólo esta Asamblea Mundial de la Salud se ha encargado de nombrar a la cabeza visible del ministerio de salud globalista, sino que va a seguir con las propuestas ya descritas anteriormente de cara a organizar una estructura sanitaria mundial a la que toda la humanidad tendrá que obedecer sin discusión.

Paralelamente, en cada nación, y en Europa y en España ya están en la faena, se están preparando una serie de normas legales alisando el camino para que la OMS tome el control definitivo, la soberanía respecto a la salud de cada estado. Ya ni las naciones soberanas podrán tomar sus propias decisiones cuando se trate de temas de salud.

Y mucho menos, la población individualmente, incluidos los profesionales de la salud. Teóricamente, habrá una indicación diagnóstica y de tratamiento establecida por la OMS por lo que la libertad del médico también estará cercenada. Lo ocurrido en este proceso Covid ha sido un ensayo-muestra de lo que puede suceder a nivel global en futuras situaciones.

En este “maremagnum”, en diferentes lugares del mundo, se están levantando voces de protesta frente a estas propuestas globalistas. En España, por ejemplo, Domo Acción Galicia (DAG), con el apoyo de las Asociaciones Dulce Revolución y Liberum han propuesto un documento para firmar y enviar.

Es fácil de hacer, no exige desarrollar un trabajo forzado ni patear una peregrinación inacabable. Sólo hacen falta unos pocos clics y enviarlo a la fuente de donde ha partido la iniciativa. No tenemos excusa para no hacer algo desde nuestros hogares que nos ayude a rebelarnos ante la desidia esclavizante de quienes nos gobiernan.

A partir de ahí, y como la agenda continúe su ritmo de apisonadora de derechos, nos tocará construir la resistencia más a nivel individual y local. Ya no vale esconder la cabeza bajo tierra como los avestruces.

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Salud para ti y los tuyos