(Imagen tomada de aquí)

Ayer, mientras volvía de la consulta a casa, me enteré del fallecimiento de dos personajes que han sido motivo de dimes y diretes del españolito de a pie durante muchos años: Sarita Montiel y José Luis Sampedro.

No es mi idea realizar una comparación entre las vidas, los méritos, de ambos personajes. Creo que cada cual hace de su vida lo que está en su mano y buenamente elige. Acertar o fallar es relativo, pues todo está bien, todo es correcto en el orden espiritual. Por lo menos, así lo veo yo.

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Es evidente que Sara fue la estrella que despuntó en la España de pandereta del tiempo de nuestros padres (ése fue mi caso) y abuelos (para la gente más menuda). En su tiempo tuvo su resplandor, su pico de gloria, pero a mí me llegó ya su declive escénico, su intentar mantener esa juventud que ya había desaparecido, a base de cirugía y poses trasnochadas…

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José Luis Sampedro, en cambio (bueno, como veis, ya estoy comparando…), fue a más en su vejez. En lugar de aferrarse a viejos moldes estéticos, se avino en aliarse con la juventud inconformista, con los movimientos sociales en pro de la justicia y de la libertad. Su discurso fue radical pero temperado, no se calló ante lo que era evidente a sus ojos: la capacidad aniquiladora del capitalismo puro y duro frente a las posibilidades de igualdad de un reparto equitativo de bienes y oportunidades…

Desde aquí mi pequeño homenaje a esos dos seres humanos que cumplieron con su cometido: uno en el mundo de la farsa de los medios, y el otro en el mundo de las conciencias.

Salud para ti y los tuyos.