(Imagen tomada de aquí)
Cada vez es más evidente (al menos, yo lo veo así) la necesidad de “educar” a nuestros hijos… de otra manera muy distinta a la que nos han educado a nosotros. Y en la base real de esta idea está la necesidad de desaprender lo que nos han imbuido en nuestras mentes sobre lo que es correcto y lo que no es correcto.
Hace unos días, en la sobremesa de una cena al aire libre con unos vecinos (ventajas de vivir en un pueblico) se constató cómo dos de los hijos presentes, ambos de tipo Manifestador (según la terminología de Diseño Humano), no paraban de hablar entre sí en voz alta.
Ayer fue un día largo. Largo, caluroso y lleno de vida. Ayer se celebró en la escuela libre “Tximeleta” el décimo aniversario de esta aventura pedagógica autogestionada.
