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Hace unos días, una persona de Madrid con la que tengo un vinculo profesional envió al teléfono de la consulta un mensaje de WhatsApp que me pareció muy interesante.
De vez en cuando me toca leer artículos (me llegan o los leo en varios blogs que picoteo con cierta frecuencia) que se refieren a la estructura y la función del ADN, nuestra caja negra o, mejor dicho, nuestro plano arquitectónico funcional que interactúa constantemente recibiendo señales y volviéndolas a emitir para “ordenar” todo este puzzle complejo que somos cada uno de los seres humanos.